En el sistema actual de planificación urbana en Chile, uno de los aspectos que más se toma en consideración es la aplicación expedita de los principios económicos de libre mercado en las labores de control y planificación urbana. Esto ha llevado a una regulación insuficiente y a una baja aplicación de la normativa, lo que incide negativamente en la conservación de la identidad de las comunidades y de los barrios. Esto, además, porque el barrio como unidad escalar se encuentra ausente en los instrumentos de planificación y regulación vigentes.
Como concepto el barrio es un referente espacial de la comunidad dentro de la ciudad, tiene una identidad propia y otorga a sus habitantes sentido de pertenencia y recursos que fortalecen la calidad de vida. Por este motivo, el barrio se concibe como la unidad sostenible básica de la ciudad. Pero, al observar críticamente los procesos de desarrollo urbano en curso en ciudades del Sur de Chile, podemos ver la insuficiencia regulatoria y normativa, por ejemplo, en el aumento de los niveles de densidad habitacional en áreas residenciales de baja altura, que pueden provocar pérdida del espacio privado, aumento del tráfico local, pérdida de la condición peatonal y el desplazamiento de la población original, entre otros.
Una ciudad sostenible implica, básicamente, que tiene capacidad de perdurar en el tiempo. Para su planificación, es necesario no sólo incorporar la capacidad del entorno natural para perdurar, sino que también la del entorno construido: el lugar, su comunidad y su economía. Esta concentración paralela con el mantenimiento de la naturaleza y la economía al mismo tiempo puede ser una fuente de tensión cuando se trata de interpretar lo que la sostenibilidad significa en la práctica. Sin embargo, la promoción de actividades locales tales como panaderías, pequeños restoranes, comercio local, fruterías, tiendas de abarrotes y áreas verdes en la estructura espacial de un barrio constituyen una forma de capital social, lo que aumenta las oportunidades de interacción entre personas, permite conservar la escala y legibilidad de un barrio, y promueve la diversidad de grupos socioeconómicos en equilibrio.
Entonces, uno de los aspectos relevantes para alcanzar la sostenibilidad en nuestras ciudades, es revalidar en la planificación urbana el concepto de barrio, incorporándolo como una escala fundamental en los instrumentos de regulación y aplicación normativa.
Ver aquí columna de opinión publicada en Diario Austral de Valdivia.