En el contexto universitario actual, ¿qué podemos entender realmente por lo público? Y, sobre lo mismo, ¿cómo podemos entender el perfil de una universidad pública?
Según Javier Roiz -galardonado de la cátedra Guillermo Araya (2014), otorgada por la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Austral de Chile- para que se haya consolidado la figura del Estado hubo que contrarrestar la contingencia de la vida pública y, por tanto, perder cierto carácter público en beneficio de un estado/Estado mayor benefactor y protector. Un Estado que se apodera de la noción de lo público y la hace propia por el hecho de llegar, supuestamente, a todos los sectores de su sociedad.
En este sentido, la figura de la universidad pública se asienta bajo la lógica de la definición de Estado occidental, es decir, no todo lo que es del Estado tiene y debe ser público y, desde la perspectiva opuesta, no todo lo público tiene que ser irrestrictamente del Estado. Podemos indicar, por ejemplo, que hay universidades públicas que no pertenecen pero que sí responden a la figura patriarcal del Estado. No siempre el carácter de Estado le da la garantía de lo público a una universidad y, por ende, podemos encontrar universidades que no son directamente del Estado y que sí son públicas.
La Universidad Austral de Chile surge en Valdivia cuando la educación superior del Estado no llegaba hasta esta ciudad, y como respuesta a una necesidad pública de desarrollo de la zona sur. Su historia no ha hecho más que reforzar este carácter público. Se reconoce a la UACh, en sus 60 años de vida, como una universidad pública, con carácter público y con presencia pública en todo el país y, principalmente, en la zona sur.
Así lo delineó claramente el rector Dr. Óscar Galindo, al sostener en el discurso de la solemne ceremonia de aniversario que esta corporación sin fines de lucro tiene una impronta hacia la innovación tecnológica y la formación integral con vocación autónoma y descentralizada: ‘Una universidad para servir a la sociedad y no a sus propios fines’. Palabras que, sin duda alguna, dejan en claro el carácter público y no en esencia estatal de la UACh y de sus más de cuarenta mil egresados que hacen que esta impronta se disemine ‘públicamente’ en algunos rincones del mundo y en todas las regiones del país.
En conclusión, lo público no tiene por qué ser patrimonio del Estado ni de nadie en particular. Lo púbico se va generando conforme vamos modelando nuestras sociedades. La UACh es un ejemplo más de ello.
LEER COLUMNA EN EL DIARIO AUSTRAL REGIÓN DE LOS RÍOS