Cuando el ingeniero acústico Alfio Yori tuvo que decidir qué carrera estudiar dudó sobre su verdadera vocación. Su marcado interés por los mamíferos marinos se contraponía con sus habilidades para la física y las matemáticas.
Pasados varios años desde esa etapa y, una vez que terminó su Doctorado en Ciencias de la Ingeniería, el académico del Instituto de Acústica de la Facultad de Ciencias de la Ingeniería UACh ha iniciado una nueva línea de investigación única en Chile y que tiene como objetivo central medir el ruido producido por el hombre bajo el agua.
El año 2015 se adjudicó fondos de la Dirección de Investigación y Desarrollo UACh con su proyecto titulado “Evaluación del ruido antropogénico subacuático en el estuario del Río Valdivia” y que buscaba precisamente unir la acústica con la protección de las especies marinas y empezar así a considerar el ruido, pero esta vez bajo el agua.
El trabajo de investigación consistió en evaluar las fuentes antropogénicas de ruido subacuático a través de un método de registro de campo, que consistió en recorrer el río registrando los niveles de ruido presentes. Para ello implementó un sistema de medición que consta de un kayak, hidrófono y micrófono sobre boya transportadora, más un software de análisis de datos.
“El primer objetivo era bastante sencillo porque me estaba introduciendo recién a este tema, como los fondos eran bastante acotados, lo primero era poder implementar un sistema de medición de bajo costo calibrado, que no hubiera duda que los resultados que entrega el sistema son correctos y después implementar una metodología de medición. Ese era el primer paso, simplemente tener un sistema de medición y determinar o validar una metodología correcta de medición bajo el agua. Ahora viene la segunda etapa que es comenzar a aplicar esto, en base a estudios de impacto ambiental”, relata Alfio Yori.
El proyecto se ejecutó desde el año 2015 y finalizó el 2017, periodo en que realizó mediciones a 24 fuentes de ruido distintas, en todo el estuario del Río Valdivia, Río Cau Cau, Río Cruces, Río Calle Calle y Río Valdivia.
¿Cuáles fueron las principales conclusiones del estudio?
La primera conclusión es que sí tenemos fuentes de ruido de consideración bajo el agua. Es muy llamativo porque si tú caminas por el borde del río y pasan las embarcaciones, desde fuera se percibe muy poco ruido, es solo un motor a combustión con un tubo de escape, pero debajo del agua es increíble como aumenta el nivel de ruido, no porque el agua lo amplifique, sino porque el barco es más ruidoso debajo, que sobre el agua. Ahí me pude dar cuenta que el ambiente sonoro que encontramos debajo del agua no tiene ninguna relación con el ambiente sonoro sobre el agua.
El nivel de ruido que hay debajo del agua es totalmente distinto y va a afectar a seres diferentes de los que hay sobre el agua, con diversas sensibilidades al ruido, por lo tanto, la conclusión principal es que nos hemos dado cuenta que las metodologías de las mediciones que hacemos sobre el agua, no son válidas bajo el agua y que debemos investigar más el tema.
Y de las 24 fuentes de ruido, ¿cuáles son las que provocan más ruido subacuático?
Las fuentes de mayor ruido son las embarcaciones y cuanto más grandes son más ruidosas. En realidad mientras mayor es la potencia del motor y, a medida que aumenta la velocidad va aumentando el ruido. Por eso es súper importante que en zonas donde hay especies protegidas como el Santuario de la Naturaleza, se debería regular la velocidad de las naves y así limitar las emisiones de ruido bajo el agua. Por ejemplo, medí la dragadora Ernesto Pinto a velocidades altas y bajas y es muy diferente el nivel de ruido emitido y los componentes de frecuencia, o sea, varía mucho el ruido de una situación a otra para una misma embarcación. En conclusión, las embarcaciones son mucho más ruidosas que las fuentes de ruido que se ubican en la ribera del río fuera del agua.
Hay algo interesante entre las embarcaciones de motor eléctrico y las de combustión que encontramos en nuestros ríos. Las embarcaciones eléctricas son menos ruidosas durante la navegación, no así durante las maniobras de llegada o salida desde atraque en el muelle.
Pero ¿Chile no cuenta con legislación en materia de contaminación acústica subacuática?
Exactamente, y creo que es por una mirada muy antropocéntrica. Existe conciencia en cuanto a cómo el ruido afecta al ser humano. Nosotros en Chile tenemos normativas internacionales, nacionales y hasta ordenanzas municipales, con respecto al ruido aéreo, pero yo me quise hacer la pregunta ¿qué pasa bajo el agua?, ¿qué pasa con los seres vivos que hay bajo el agua? He leído e investigado bastante y en ciertos paises se hacen estudios, pero básicamente quedan dentro del ámbito académico, científico y no se ha generado una normativa internacional respecto de la protección de los seres vivos producto de la contaminación acústica bajo el agua. Lo que hay son algunas recomendaciones, por ejemplo, de la marina irlandesa, pero no llega más allá de eso y en Chile menos, no ha habido ningún trabajo publicado y por eso creo que mi proyecto es el primer trabajo que aborda la contaminación acústica bajo el agua.
¿Qué es lo que espera a la luz de los resultados de su investigación?
Lo que espero es que se difunda este tema y que haya interés de las autoridades. Que se den cuenta de que ya podemos hacernos cargo de la contaminación acústica bajo el agua con fines de conservación y protección. Hasta ahora el contacto que he tenido es una llamada telefónica desde el Ministerio de Medio Ambiente para hacerme algunas preguntas sobre el tema.
«Sus oídos son como los ojos para el ser humano»
Para el académico de Acústica UACh, el tema es preocupante y lo ha llevado a investigar mucho sobre los mamíferos marinos y en especial los cetáceos. Los mamíferos marinos son especialmente sensibles al ruido debido a que poseen un sistema auditivo similar al del ser humano. Pero a diferencia del ser humano, el ruido en los mamíferos marinos puede provocar cambios de comportamiento de diferentes magnitudes y también provocar un enmascaramiento que no les permite la detección de sonidos importantes para ellos, señala.
“Si se piensa que uno de los sentidos más desarrollados y a través del cual se comunican y navegan los mamíferos marinos es el auditivo, quiere decir que para efectos de quienes viven bajo el agua, sus oídos son como los ojos para el ser humano -sostiene el académico-. Si nosotros aceptamos eso, le vamos a dar importancia al tema del ruido como contaminante, porque es como si los dejáramos ciegos bajo el agua. Si bien que no se ha podido demostrar, pero muchos casos de varamiento de estos cetáceos ha coincidido con pruebas entre comillas ruidosas por parte de ciertas marinas, podría ser que estos animales después del impacto sonoro quedan afectados por este gran nivel de ruido y pierdan orientación, e incluso que se les generen burbujas de aire dentro de sus organos lo que provoca finalmente su muerte”.
El proyecto adjudicado por el Dr. Ing. Alfio Yori se encuentra en su etapa de finalización con la publicación de su paper en la revista indexada Acta Acústica de la Asociasion Europea de Acústica. “Ahora -dice Alfio Yori- todo el equipamiento está en la universidad, está el software, está la metodología, es cosa de salir a medir lo que ocurre en otros cuerpos de agua”, sentenció.