“Ya no hay dudas de que la huella de carbono viene, y con fuerza. Los países más desarrollados, en especial los europeos, están trabajando aceleradamente para exigir que se informe la huella de carbono en las etiquetas de los productos”, señala el Dr. Rodrigo Echeverría de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Austral de Chile, quien dirige una investigación sobre este tema.
El estudio del académico del Instituto de Economía Agraria, se enmarca en el proyecto “The economics of the carbon footprint labeling: implications for Latin American countries”, financiado por la fundación Hewlett, donde además participan una red de investigadores latinoamericanos que incluye a la Dra. Sara Wong de Ecuador y la Dra. Silvia Miranda de Brasil.
Según indica el Prof. Echeverría, uno de los datos que da cuenta de la importancia que el tema de la huella de carbono cobra a nivel mundial, es el hecho que a partir de enero de 2011 Francia espera implementar la ley Grenelle 2, la que exigirá a los productos alimenticios y derivados locales e importados informar sobre los gases de efecto invernadero (GEI) que generó su elaboración y transporte.
Agrega que se espera que los consumidores elijan aquellos productos que sean menos intensivos en la generación de carbono lo que, probablemente, se traducirá en una sustitución entre los productos. “Es decir menor demanda de aquellos productos con altos niveles de huella de carbono, y mayor demanda por aquellos con bajos niveles de la misma”.
“En este contexto, dado que las exportaciones agropecuarias chilenas tienen una participación importante en estos países, se espera que exista un fuerte impacto económico, tanto en los montos como en los volúmenes exportados”, subraya el Dr. Echeverría.
¿Qué es la huella de Carbono?
Una huella de carbono es «la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto» (UK Carbon Trust 2008). El fin último de informar la huella de carbono en las etiquetas de los productos es corregir la externalidad negativa relacionada con la emisión de los GEI involucrada en la producción y comercialización de estos productos.
“Esta falla del mercado lleva a que no se produzca lo socialmente óptimo, que correspondería a una producción que contribuya en menor grado al calentamiento global. El explicitar el valor de la huella de carbono en el producto, permite corregir esta externalidad, a través, de una reducción en el consumo de aquellos productos con huellas de carbono más altas”, indica el Dr. Echeverría.
El sistema de etiquetado de la huella de carbono se ha generado en forma paralela, tanto desde el sector privado como a nivel gubernamental. Es así que dentro de las empresas que han comenzado a exigir este etiquetado están Wal Mart (USA), Tesco (UK) y Casino (Francia), entre otras.
A nivel de países, Japón y Taiwán han anunciado que pronto exigirán el etiquetado de la huella de carbono en varios productos. Otros países ya tienen muy avanzado sus esquemas de medición y etiquetados, aunque aún no definen políticas de exigencias a nivel nacional.
Es interesante destacar que algunos países competidores de los productos chilenos ya tienen programas de nivel nacional para la medición de huella de carbono (ejemplo Sudáfrica). Chile no se ha quedado atrás, y aunque no existe una política nacional al respecto, hay iniciativas destinadas a la medición de la huella de carbono en algunos productos de exportación (proyectos FIA-INIA y FONDEF-Universidad Santo Tomás).