– En la ocasión se consignó la importancia de investigar vegetales nativos, patentarlos y a su vez generar interesantes negocios.
– Igualmente se valoraron servicios ambientales que hasta el momento en Chile no tienen un costo reconocido en términos económicos.
Una mirada diferente a los problemas presentes y futuros de la pequeña y mediana agricultura en Chile ofrecieron dos académicos de la Universidad Austral de Chile durante la nueva jornada del ciclo de foros agrosociales, organizados por los Estudiantes por una Agronomía Sustentable, EAGROS, y apoyados por la Facultad de Ciencias Agrarias UACh.
Durante la actividad, que se llevó a cabo en la Sala Paraninfo UACh el lunes 17 de octubre a las 17:30 horas, el Prof. Andrés Contreras (Instituto de Producción y Sanidad Vegetal) se refirió a "»Los Cultivos Olvidados de Chile"».
En la ocasión, el académico dio a conocer plantas que crecen en los límites geográficos del país y cómo muchos de estos vegetales son totalmente desconocidos por la mayoría de las personas. «Solamente algunos pequeños agricultores los utilizan para su consumo, además de vender una pequeña cantidad. Sin embargo, la mayoría de estas plantas están siendo llevadas a los países desarrollados que son más inteligentes, pues las patentan y crean nuevos productos».
A juicio de Andrés Contreras, ejemplos de este serio problema son la quínoa, amaranto, pacae, guayabo, capulí, frutales, porotos, maíces, papa, frutilla chilena, murta, entre otros. A lo que se suma «una tremenda cantidad de plantas medicinales y flores».
El investigador atribuyó este problema a la falta de conocimiento sobre las propiedades de estos vegetales. «Somos ignorantes porque no hemos hecho un estudio para saber qué cosas buenas o malas tienen estas plantas -sostuvo-. Yo diría que la mayoría tiene un contenido nutritivo mucho más elevado que los actuales cultivos, entre ellos el amaranto y la quínoa».
En su opinión, un cambio de actitud no pasa por una modificación a la legislación vigente, sino que por motivar a los investigadores jóvenes, quienes «deben ver que su mayor proyección y desarrollo como profesional está en los cultivos nativos y no en los cultivos que se introducen». Para fomentar esta nueva visión, planteó la necesidad de que se inyecten recursos suficientes para que estos nuevos científicos pongan en marcha investigaciones y a su vez se asocien con empresas para generar nuevos e interesante productos.
¿Quién Paga por los Servicios Ambientales?
Igualmente durante estos foros agrosociales, la Prof. Laura Nahuelhual (Instituto de Economía Agraria) habló sobre el "»Pago por Servicios Ambientales: Qué, a quién y cuánto…"».
En su charla, la académico se refirió a la implementación de un mecanismo de compensación hacia la conservación que se denomina pago por servicios ambientales.
«Hay propietarios que conservan recursos naturales, ya sean agroecosistemas, bosques y humedales -indicó-. Estos ecosistemas producen servicios ambientales que en este minuto no tienen un valor reconocido monetariamente».
No obstante, y pese a que todos nos beneficiamos de aquellos servicios ambientales, nadie paga por ellos y damos por hecho que continuarán siendo entregados por el resto del tiempo, lo que no necesariamente es así.
Frente a ello, otros países han tomado muy en serio el tema, y de hecho pagan por estos servicios ambientales. «El país que lidera este tema es Costa Rica, el cual tiene esquemas de pago por servicios ambientales muy elaborados que forman parte de la institucionalidad pública del país y que funcionan de manera exitosa, por lo menos para cumplir el objetivo de conservación», aseguró.
Chile aún tiene la oportunidad de aprender de esta notable experiencia. Por lo pronto, el tema ya se está socializando. Sólo queda cambiar de actitud y valorar un servicio que, contrariamente a lo que se piensa, no es gratis.