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El 31 de mayo de 1968, con el entonces Rector Félix Martínez Bonati, el Presidente Eduardo Frei Montalva visitaba la Institución para firmar el decreto que a comienzos de junio del mismo año declaraba autónoma a la Universidad Austral de Chile para establecer, con total independencia, sus planes y programas de estudio, así como la potestad de otorgar títulos académicos y profesionales.
Organizado por la Facultad de Filosofía y Humanidades, esta celebración se realizó para rememorar el segundo hito más relevante en la vida de la UACh, tras su fundación.
En palabras del Rector, Dr. Óscar Galindo Villarroel, el cincuentenario de la promulgación de la ley que le dio la autonomía a la Universidad es trascendental para su historia pues le significó la adquisición de un nuevo rol en el escenario de la Educación Superior antes de la reforma de 1981.
“La UACh nació inicialmente asociada a la Universidad de Chile, por ello todos nuestros egresados de las promociones anteriores a junio de 1968 tienen títulos profesionales de dicha casa de estudios. De hecho, cada vez que lo solicitan a dichos estudiantes se les entrega el título de nuestra Universidad”, enfatizó la autoridad.
En el discurso proclamado en mayo de 1968, el Rector Félix Martínez Bonati destacaba que la historia y el carácter de esta Universidad la singularizan entre sus congéneres chilenas, pues ha sido sustentada, en su quehacer cotidiano y en su proyección institucional, tan solo por sus propios profesores, su personal y sus estudiantes, y por una egregia minoría de ciudadanos fundadores, a quienes ha concitado únicamente el afecto y la voluntad de esta empresa cultural.
El Decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Dr. Mauricio Mancilla Muñoz, reconoció que este evento surge del ímpetu y de la inagotable memoria del profesor del Instituto de Historia y Ciencias Sociales, Ricardo Molina Verdejo. Para la ocasión, se preparó un facsímil con el discurso pronunciado por el Rector Martínez Bonati, documento que se repartió entre los asistentes a la ceremonia.
El Dr. Mancilla señaló que “esta fecha se trata de un hito que devela la consolidación de la Universidad, una suerte de certificado de mayoría de edad, que releja el acelerado y mancomunado trabajo efectuado por esta comunidad universitaria en sus primeros años de creación. Pero también, la conmemoración de esta fecha nos impone un ethos al cual no debemos renunciar en pos de defender y asegurar la autonomía de la Universidad. Junto a la irrenunciable libertad para sus académicos y estudiantes en una época cargada de demandas por igualdad, tiempos que se repiten hoy y que nos invitan a prestar atención en las nuevas generaciones”.
El profesor Ricardo Molina Verdejo prologó y comentó el texto preparado por el Dr. Fabián Almonacid, quien no pudo estar presente en la ocasión, ofreciendo un contexto histórico del año 1968 en Chile y el mundo, escenario particular y especial para las reformas que se sucedieron.
El trabajo del Dr. Almonacid centró su atención en los detalles del proceso y de la discusión parlamentaria en torno al tema de la autonomía de la UACh, destacando el rol de los diputados demócrata cristianos Eduardo Koenig, Alberto Daiber y Narciso Irureta, quienes el 7 de septiembre de 1966 presentaron una moción en la Cámara de Diputados. Sin embargo, la autonomía, que debía ser aprobada por ley, no se obtuvo en ese período y terminaron enrareciéndose las relaciones al interior de la comunidad, entre quienes creían, como el Rector Martínez Bonati, que era imperiosa tenerla, y los consideraban en cierto modo favorable contar con el respaldo y la tutela de la Chile.
El Dr. Almonacid destacó entonces que finalmente el 31 de mayo, en este mismo Teatro Universitario, el Presidente de la república, Eduardo Frei, y el Ministro de Educación, Máximo Pacheco, firmaron el decreto de promulgación de la ley de autonomía, ante otros ministros, parlamentarios y autoridades. Instancia en la que Martínez Bonati aprovechó para señalarle al gobierno el centralismo del Estados y escaso apoyo a las Universidades de regiones. Finaliza sus palabras enfatizando que extrañamente, después de cincuenta años casi no han cambiado mucho los términos de cualquier discusión universitaria relevante. Las grandes preguntas surgidas durante la reforma universitaria han permanecido vigentes aunque congeladas en el tiempo, esperando ser reasumidas como uno de los grandes desafíos de la comunidad universitaria.