En relación a las publicaciones realizadas en la prensa en los últimos días, sobre el Informe País, específicamente en su capítulo bosques, me permito realizar algunas precisiones a los conceptos y a las cifras publicadas.
La cartográfica digital original, generada por el proyecto Catastro del Bosque Nativo Chileno fue elaborada para una base promedio temporal al año 1997, fecha de término de dicho proyecto. La información se obtuvo principalmente de imágenes fotográficas a escalas 1:20.000 a 1:70.000, georeferenciadas con equipo simples disponibles para la época. Esta metodología permitió establecer cifras de superficies del bosque desde una cartografía a escala 1: 50.000, con una resolución de polígonos de 6.25 ha en las principales zonas de Chile continental.
En las zonas insulares del sur de Chile, la cartografía fue generada a escala 1:250.000 con resolución de 125 ha. Se menciona esto porque fue uno de los grandes desafíos que debió enfrentar la CONAF, y también la UACh, para homogeneizar la cartografía inicial en términos de 4 hectáreas de resolución, además corregir la localización de polígonos de uso del suelo, vincular bases de datos, producto de mejoras tecnológicas y de imágenes satelitales. Las imágenes y la tecnología de la época al año 1997 no permitían un trabajo superior en calidad cartográfica que al realizado en esa fecha. Desde luego, es susceptible a errores por los factores indicados anteriormente.
Sobre esta base generada por el mapeo original del país, CONAF en conjunto con la UACh, inició el año 1998 la puesta en marcha de un Sistema de Monitoreo del uso del suelo con énfasis en la vegetación menor, bosque natural y plantaciones. A este nuevo proyecto se sumó la colaboración del Instituto Forestal de Finlandia y de la Universidad de Concepción.
Esta labor de monitoreo de los bosques realizada en los últimos 20 años, ha permitido al país dimensionar y analizar los cambios ocurridos en el uso del suelo y en los bosques chilenos, con márgenes de error aceptables, comprobadas en campo, para levantamientos regionales, además revisada por funcionarios locales de CONAF.
Una de las principales características de este proceso fue mantener el sistema de clasificación original de los usos de la tierra (COT) del Catastro, con el objeto de permitir comparaciones temporales válidas. En consecuencia no existe cambio de definición como se indica en las publicaciones realizadas. Me refiero a la zona de Maule a Magallanes, en donde la UACh ha colaborado con la CONAF.
Importante es colocar en perspectiva que se ha mejorado la cartografía a una resolución en la clasificación del uso del suelo de un nivel de 0.5 a 4 ha, en las regiones de mayor dinamismo en el uso del suelo como son Maule, Bío Bío, Araucanía, Los Ríos, Los Lagos y Aysén. En esta última región se levantó una cartografía detallada a 4 ha en la zona insular (que en el castro original era de 125 ha), con lo cual se han transferido a otros usos áreas de bosques que fueron erróneamente clasificados en catastro, o el proceso inverso, mapeo de bosques no considerados en el Catastro que siempre existieron como tal. Recordar que el bosque nativo de esa época por edad ya existía a la fecha de elaboración de cartografía base.
Otro aspecto importante fue vincular la trayectoria histórica de la superficie de bosques y otros usos, es decir cómo se modifica o transita el uso del suelo, desde su estado inicial a otros usos, en un período específico de tiempo. Estas bases de datos relacionales ya se encuentran disponibles en algunas principales regiones del país por la CONAF. Por lo anterior, indicar que el Catastro y el Monitoreo es deficiente, es desconocer técnicamente lo que significa matrices de trayectoria apoyadas en bases de datos gráficas relacionales. Aceptable técnica y científicamente sería decir que la cartografía tiene un error porcentual específico, al igual que la base inicial del catastro, la cual también tiene errores. Como se indica anteriormente, éstos son aceptables para levantamientos regionales.