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Mauricio Paredes nació en Santiago y cuando niño le gustaba jugar, leer, reírse, dibujar, escribir, conversar, cantar y comer chocolate, casi como todos. Cuando grande estudió en la Pontificia Universidad Católica de Chile Ingeniería Civil Eléctrica, pero después “se le pelaron los alambres e hizo cortocircuito”. Entonces decidió ser escritor.
Es la descripción que aparece en su página web (http://www.mauricioparedes.com) y que resume parte de la biografía de este autor de literatura infantil que ha publicado obras como La cama mágica de Bartolo, ¡Ay, cuánto me quiero!, Verónica la niña biónica, Los sueños mágicos de Bartolo, Cómo domesticar a tus papás, La familia Guácatela, entre otros títulos conocidos por escolares, profesores, padres y apoderados.
Gracias a la UACh y a Librería Qué Leo Valdivia realizó sendas lecturas de cuentos el pasado viernes 05 de agosto en el Cine Club de la Universidad Austral de Chile (en Valdivia), a las 09:30 y 11:00 horas. Allí también presentó su último libro “Matilde, la niña invisible”, publicado por editorial Planeta.
Su nueva publicación cuenta la historia de una niña que está furiosa, no quiere helado, ni torta, ¡ni siquiera un poni blanco! Pero ¿qué tal si bebe la fórmula secreta de su papá para hacerse invisible? Así podrá hacer todas las travesuras que quiera y nadie la descubrirá (ver booktrailer https://www.youtube.com/watch?v=Jm-uo2jd2tg).
El primer grupo que ingresó al Cine Club UACh estuvo integrado por 119 estudiantes del Colegio San Luis de Alba (25), Colegio Aliwen (24), Instituto Alemán (20) y Nuestra Sra. Del Carmen (50). En el segundo participaron 169 escolares del Colegio San Nicolás (40), Hampton College (12) y Windsor School (57).
“Siempre me gustó mucho leer”
El autor –quien el año 2007 fue seleccionado como uno de los 100 líderes jóvenes de Chile por el diario El Mercurio de Santiago- manifestó su alegría y agradeció a la Universidad Austral de Chile por esta actividad y a la Librería Qué Leo por la invitación. Recordó que la primera vez que estuvo en Valdivia hace muchos años atrás “me tocó recorrer muchísimo el Jardín Botánico –de la UACh-, donde estuve una tarde completa. Uno como chileno, si tiene la oportunidad, no solamente debería hacer una visita rápida si no que darse el tiempo de impregnarse de lo que es la maravilla de nuestra vegetación, de sentirla como propia, además en un lugar que es un entorno de conocimiento y de aprendizaje”.
A juicio del autor –quien además fue designado el año 2012 como persona pública distinguida por su contribución a la literatura-, “la academia es algo fundamental en el desarrollo cognitivo, social y afectivo. Por eso me parece valiosísimo que la Universidad haga esta actividad con niños pequeños, que ellos vean que este lugar donde estudian los grandes, donde se genera el gran conocimiento, donde dicen ‘me da susto, que hay pura gente muy inteligente’, es algo cercano también, que ellos pueden incorporarse a la comunidad de la Universidad”.
Respecto a su tránsito desde la ingeniería a la literatura, comentó que esto “viene de los intereses múltiples que yo tenía en una época en que todavía no se hablaba de las inteligencias múltiples de Gardner. Yo dibujaba, aprendí a tocar música, tuve clases de piano desde muy chico, entonces toco música, canto en un grupo, me gusta mucho el deporte. Para los profesores era, por un lado, una bendición pero también un desafío porque decían ‘chuta, al niñito Paredes le gusta todo’. Decían que era multifacético y en particular me gustaba mucho la lectura. Siempre me gustó mucho leer; leía libros que se suponía no eran para mi edad porque eran más largos, de temas más complejos, pero los tenían mis papás”.
En ese sentido valoró la existencia de libros en su casa y la preocupación que en ello ponían sus padres. “Nací el año ‘72 y me tocó una época en la historia de Chile donde no había un acceso tan grande y ellos siempre se preocuparon de traer libros de Argentina o de cualquier viaje. Teníamos muchos libros los tres hermanos, pero también estaba el lado científico”.
“Tengo una visión del artista tal vez más renacentista”
Como en un flashback, trajo a su memoria la ocasión en la que conoció los computadores y quedó fascinado con el lenguaje de programación. De ahí pasó al lenguaje castellano “porque el libro, especialmente la narrativa, tienen mucho de funcionamiento, tiene que cuadrar, no se puede caer el programa, esto no puede tener una línea con una falla y después que uno diga ‘¿pero cómo si estaba muerto y revivió?’. Por lo tanto, es importante que haya coherencia interna y concordancia”.
Contrariamente a lo que se piensa, el escritor planteó que “sí hay un vínculo entre el ingenio de la ingeniería y la creación artística. Por supuesto que son planos distintos pero complementarios; no creo que un ingeniero tenga que ser un tipo cuadrado, que no tiene idea, que nunca más leyó literatura. Pero tampoco creo que una persona que está en el mundo de las humanidades tenga que olvidarse del razonamiento lógico deductivo y del pensamiento científico-matemático. Tengo una visión del artista tal vez más renacentista, de un ser integral, de persona más completa”.
Para conocer más en profundidad su trayectoria, puede revisar su biografía en http://www.mauricioparedes.com/biografia.html