Fue difícil, pero leí completo el libro “Colapso: cuando el clima lo cambia todo”, de Manuel Baquedano (2019). La dificultad no vino de su longitud o complejidad, sino de la contundencia de los datos expuestos sobre lo que el título anuncia. Me abrumó, hasta el punto de mejorar mi aceptación de las personas que se refugian en la evasión o negación del conocimiento incómodo; también me tentó ese refugio mientras leía, casi evité el capítulo “El naufragio del Acuerdo de París”.
La información obtenida se conectó con lecturas anteriores, sensaciones, observaciones de mi entorno cotidiano, con el dudoso simulacro de la COP25 en Chile que le disputará tribuna a las ofertas navideñas de diciembre y con Greta Thunberg interpelando con rabia a los líderes mundiales, rabia que comparto con vergüenza consiente pues sin que sea líder mundial, también estoy del lado interpelado sólo por tener 43 años y una profesión universitaria. De esto resulta un estado difícil de definir, por el cual cada vez me cuesta más responder bien cuando me preguntan ¿cómo estás?.
El libro de Baquedano golpea –yo ya venía golpeado- pero no noquea. Cerca del final, ofrece una idea que me/nos/te puede ayudar a mantener viva la ilusión: esperanza activa (Macy y Johnstone, 2018). Consiste en un proceso de tres pasos, simple de entender aunque no tan simple de realizar cuando se asume que en este caso no bastan procesos individuales: 1° hacerse una idea de la realidad enfrentada (acá el refugio de la evasión no sirve); 2° identificar el sentido que quisiéramos tomaran las cosas y 3° dar pasos en ese sentido.
Ad portas del Día Nacional Sin Auto mañana viernes, esto debiera traducirse primero en hacernos una idea del impacto de automovilistas de uso diario en el Cambio Climático con datos como que en 1896 Arrhenius advirtió que la quema de combustibles fósiles causaría calentamiento global y en 2004 fuentes oficiales informaron que los automóviles son la más importante fuente de CO2, principal Gas Efecto Invernadero; segundo, orientarnos hacia universidades con un uso muchísimo menor del automóvil que el actual –la electromovilidad privada de cuatro ruedas no es parte de la solución- y tercero, implementar acciones que nos lleven a ese propósito junto con rechazar las que nos alejen de él.
Columna de opinión publicada en el Diario Austral de Los Ríos.