La colisión de una bandurria, ave del sur Chile, contra el tendido eléctrico, generando un corte en un sector de Valdivia, fue el incidente que llevó a un grupo de investigadores a cuestionarse en mayor profundidad la relación entre la expansión urbana y la transformación de la naturaleza.
En un trabajo publicado en la revista Investigaciones Geográficas, los académicos Dr. Rodrigo Hidalgo (Pontificia Universidad Católica de Chile), Dra. Laura Rodríguez (Universidad Austral de Chile, UACh), Dr. Alex Paulsen-Espinoza y Dr. Voltaire Alvarado (de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano) indagan acerca de la tensión existente entre el crecimiento de la ciudad y áreas de valor ecológico. Para ilustrar esta tensión se indaga en la reciente e intensa expansión urbana en el sur oriente de la ciudad, dominado por los humedales.
Desde una mirada geográfica y en el diálogo con la ecología política, los autores buscan explicar como la naturaleza se va transformando con la acumulación del capital. La posibilidad de rentar a partir de la transformación de la naturaleza a través de proyectos habitacionales y viales, los cursos de agua se convierten en un negocio inmobiliario. La irrupción de la belleza escénica, una segunda naturaleza, como un valor agregado hace que la imagen del humedal se vuelva parte del atractivo de una oferta residencial.
“La naturaleza va variando su rol dentro de la acumulación del capital. En la actualidad, el río se transforma en un negocio inmobiliario. Este nicho de mercado se convierte en un sector más del extractivismo al usar el suelo para construir y hacerlo rentable, sin importar las consecuencias, echando mano a la producción de una segunda naturaleza, para darle más valor a los suelos”, afirma la Dra. Laura Rodríguez, académica del Magíster en Diseño de Entornos Sostenibles de la Universidad Austral de Chile (UACh).
Para analizar la tensión entre el avance urbano y la naturaleza en Valdivia, los investigadores evaluaron el desarrollo habitacional, específicamente de viviendas sociales y viviendas subsidiarias edificadas en la zona, y la consecuente infraestructura vial construida sobre el humedal del sector Guacamayo entre los años 2000 y 2017. La información fue recogida de los proyectos de inversión y analizada mediante la georreferenciación, es decir, la asignación de coordenadas geográficas a puntos en un mapa, lo que permitió identificar lugres donde la presión inmobiliaria estaba generando nuevos nichos de renta.
Los resultados demuestran una visible expansión urbana sobre el humedal de Guacamayo, generando este espacio natural de conservación en importantes nichos de renta inmobiliaria, lo que queda en evidencia por la creciente densificación y fragmentación social de un sector a partir de 2000, época en que los estudios realizados por consultoras privadas, que estimularon y facilitaron la inversión.
“Construir encima de humedales es riesgoso”, concluye la Dra. Rodríguez. La bandurria es una señal de advertencia frente a iniciativas que solo tienen un fin económico, y “a pesar de que tratemos de llevar nuestros procesos de urbanización por sobre estos espacios naturales, estos espacios van a seguir de alguna manera teniendo unas leyes propias que son la mayoría de ellas desconocidas para nosotros”.