Chile posee más de 60 embalses, 26 de ellos de gran tamaño. Son esenciales por su capacidad para almacenar agua y su uso para riego agrícola es fundamental para garantizar la producción de cultivos, especialmente en áreas donde las lluvias son escasas o irregulares. En el centro norte de nuestro país, las represas desempeñan un papel crucial en la acumulación de agua destinada al consumo humano. Sin embargo, estos grandes embalses también generan cambios: modifican el hábitat como espacio físico y alteran la ecología del sistema fluvial. Aquí nace la necesidad de cuantificar y evaluar sus efectos y en este sentido, la tesis doctoral de María Luisa Villablanca representa un aporte significativo para el país al levantar una base sólida respecto a las alteraciones hidrológicas en distintas escalas temporales.
El trabajo se denomina “Efectos de grandes represas en la dinámica hidromorfológica de ríos en Chile”, tesis dividida en tres capítulos. “En cada uno de ellos abordamos un componente del sistema fluvial. Es decir, en el primer capítulo estudiamos los efectos sobre la hidrología. Se analizaron 8 ríos, desde el Loa hasta el Biobío. En el segundo capítulo, abordamos la alteración morfológica en dos ríos regulados, ubicados en zonas de clima contrastado, es decir, en el río Elqui (de la zona semiárida) y en el río Biobío, como referentes de zona húmeda. Y, por último, en el tercer capítulo evaluamos la distribución temporal del transporte de sedimentos en el río Loa y en el río Biobío, también como ríos de climas contrastados”, explicó la profesional.
Agregó que “hemos visto cómo los ríos del norte son los más afectados por la regulación fluvial, y cómo en sitios más húmedos con presencia de afluentes de régimen permanente se recuperarán las condiciones hidrológicas aguas abajo debido a la entrada de agua y sedimentos. Por lo tanto, como recomendación que surge de este estudio es la preservación de los afluentes no regulados”, opinó.
En este mismo punto, la Dra. Villablanca, recalca que una de las conclusiones más interesantes desde su punto de vista, es que “en el estudio de la alteración morfológica -que también consideró la alteración hidrológica- hemos encontrado que en el río de zona centro sur (Biobío) a pesar de que existe regulación mediante los embalses, una crecida de gran magnitud puede de cierta manera restablecer el sistema, remodelando la distribución de sedimentos, aumentando la dinámica del sistema fluvial. Considerando esto, y que en Chile no se generan crecidas de mantenimiento, es un buen indicador para implantar este tipo de medidas de mitigación de los efectos de la regulación aguas abajo de las presas”.
La importancia de las represas y sus impactos ambientales
Para la investigadora, la información proporcionada por este estudio es de gran relevancia dado que “las represas tienen una historia milenaria en su construcción y en el contexto de Chile, un país con una distribución irregular de precipitaciones, tanto espacial como temporal, su función es vital. Esto se debe en gran medida a que una parte considerable del territorio se dedica a la agricultura. El almacenamiento de agua para uso potable se vuelve esencial en regiones donde la disponibilidad natural de agua es limitada, proporcionando un recurso vital para las comunidades locales y las áreas urbanas. Tengo una opinión respecto a los embalses destinados a la generación de hidroelectricidad y es que se deben buscar nuevas formas de generar electricidad, ya que sí las hay”, afirmó.
Y está en sus impactos donde la investigación puede aportar a la toma de mejores decisiones. “Claramente la construcción de estas grandes obras genera impactos ambientales y sociales. Por ejemplo, la inundación de extensas áreas, incluidos territorios habitados ancestralmente por comunidades indígenas, como lo que sucedió con la construcción del embalse Ralco en el río Biobío durante el año 2004. En términos de impactos ambientales hay bastantes, desde la modificación del transporte de nutrientes hasta la reducción de la biodiversidad. En particular, con esta investigación nosotros encontramos reducciones significativas en el caudal medio anual en tres ríos (Copiapó, Bullileo y Biobío). Además de una reducción significativa en el área del canal activo en el río Elqui, así como la pérdida de unidades morfológicas con sedimentos expuestos, como las barras centrales que condujeron a la simplificación del patrón de canal en los ríos Elqui y Biobío”.