Las características especiales de la queñoa (Polylepis tarapacana) y la poca información existente sobre los mecanismos que le permiten hacer frente a las condiciones extremas en las que habita, fueron las razones por las que el biólogo marino Roke Rojas decidió investigar sobre este tema, aportando así a la comprensión de su adaptación fisiológica. La tesis “Unravelling the physiological adaptation of Polylepis tarapacana, the highest elevation tree in the world” fue el trabajo que desarrolló en el marco del programa de Doctorado en Ecosistemas Forestales y Recursos Naturales de la Universidad Austral de Chile, del cual se graduó recientemente.
“Esta especie es bastante particular ya que habita en un lugar muy extremo en términos climáticos en donde en general la vegetación es de baja altura para protegerse de condiciones estresantes, como el viento, bajas temperaturas y radiación solar intensa. Sin embargo, la queñoa es una especie siempre verde y es capaz de alcanzar un considerable tamaño de entre uno a siete metros, y además de esto alcanza habita en la alta montaña, hasta 5000 de elevación. Por lo que tiene el título del árbol que crece a mayor elevación en el planeta”, explicó Roke Rojas, quien describe a la especie como “muy interesante en términos fisiológicos”.
Su objetivo principal, por lo tanto, fue expandir su conocimiento fisiológico y entender los mecanismos que le permiten habitar en estas condiciones.
La queñoa y el cambio climático
Esta especie siempre verde, que habita entre los 4000 a 5000 metros de elevación en el altiplano, puede llegar a vivir más de 500 años y su crecimiento está condicionado a las condiciones climáticas, lo que queda registrado en sus anillos de crecimiento. Estas características la convierten en un excelente sensor ambiental, razón por la cual su estudio ha permitido entender los cambios climáticos de los últimos años. El profesional explicó que “debido al incremento de las temperaturas, las condiciones ambientales en las que habita cambiarán por lo que estudiar en términos fisiológicos la respuesta a estos cambios nos ayudará a entender cómo afectará a esta especie en el futuro próximo y los posibles cambios de distribución que esto conlleve”.
Luego de su investigación, Roke Rojas llegó a interesantes conclusiones. Entre ellas mencionó que la especie tiene una alta tasa de fotosíntesis, “incluso en invierno cuando las temperaturas son muy bajas en la noche, llegando a bajas a -15°C». Y destacó que «otras especies de alta montaña suprimen su fotosíntesis durante esta estación, pero la queñoa, si bien es cierto disminuye con respecto al verano, igualmente tiene tasas de fotosíntesis positivas”.
Otro aspecto interesante para el profesional es que “en condiciones experimentales, no hemos comprobado que tiene la capacidad de absorber agua a través de sus hojas, lo que le permitiría mitigar en cierta medida la baja disponibilidad hídrica del altiplano. Si bien estos resultados son de laboratorio, es un primer inicio para profundizar en este aspecto”.
Un tercer elemento que se considera valiosa información producto de este estudio es que se detectó que la queñoa posee la rubisco, una enzima que fija el carbono en las plantas y que tiene una velocidad de carboxilación alta. “Profundizar el estudio de este aspecto podría ayudar a mejorar la eficiencia en la carboxilación y uso de agua de los cultivos agrícolas y forestales”, indicó.
Para Roke Rojas, quien trabaja en el Laboratorio de Ecofisiología para la Conservación de Bosques (LECOB) de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la UACh, la obtención de su grado de doctor fue un proceso en el cual aprendió mucho. “Siento que he descargado una gran mochila. He aprendido una gran cantidad de cosas valiosas y he conocido gente de muchos lados que me ha ayudado a crecer como persona y a valorar los buenos momentos y aprender de los reveses. En el corto mediano plazo, quisiera concretar algunas publicaciones científicas que deriven de mi trabajo de tesis, junto con otras colaboraciones. En el mediano plazo, continuar desarrollándome como investigador y docente. Durante el desarrollo de la investigación, adquirí conocimientos de microcontroladores y plataformas iot, por lo que quisiera seguir incursionando en este tema de tal manera de utilizar estas herramientas en el estudio de la fisiología de plantas, y transmitir este conocimiento a la comunidad en general”.