Con la finalidad de conocer de generar nexos entre los y las futuros (as) ingenieros (as) en alimentos y empresas del área agroalimentaria, estudiantes de tercer y cuarto año de esta carrera de la Universidad Austral de Chile realizaron una visita académica a las empresas Cervecera Bundor y Levaduras Collico.
La actividad se desarrolló en el marco de la asignatura de Biotecnología Aplicada a los Alimentos (ITCL 210) y Biorreactores y procesos de separación (ITCL 229), que imparte la Dra. María Cristina Ravanal, académica del Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos (ICYTAL).
Carlos Corvalán y Silvana Ritter, ingenieros (as) en alimentos titulados de nuestra casa de estudios, supervisaron la visita de los alumnos en la empresa Bundor y Collico respectivamente, donde pudieron conocer en terreno el rol del ingeniero en alimentos en la industria.
En ese contexto, la Dra. Ravanal señaló que es importante mostrar a través de visitas guiadas a los alumnos los alcances de la biotecnología y biorreactores en el área agroalimentaria: “Los y las estudiantes se mostraron muy interesados en todo lo que conocieron. Además, es relevante valorar y agradecer la buena disposición de las empresas que año a año nos reciben para efectuar esta actividad formativa”.
Opinión de estudiantes
Para Tomás Saldivia Delgado, alumno de cuarto año de Ingeniería en Alimentos, esta visita tiene un impacto positivo respecto a su formación y aprendizaje como futuro profesional en el área de alimentos, debido a que permite visualizar el proceso y las etapas de un producto.
“En el caso de la visita a la empresa de levaduras Collico permitió visibilizar los conocimientos entregados en la asignatura de ‘Biorreactores y procesos de separación’ mediante el uso de aplicaciones biotecnológicas, ampliando el conocimiento en diferentes áreas en las que puede ejercer un profesional de esta área”, recalcó el estudiante.
En tanto, Antonia Moreno Querelle, estudiante de tercer año de Ingeniería en Alimentos, expresó que la visita a la empresa Bundor “fue una experiencia enriquecedora en todos los sentidos, ya que pudimos conocer las instalaciones, al personal, las materias primas y los procesos de primera mano. Es muy distinto y bonito poder conocer lo que se ve en la sala de clases, pero en el mundo real”.
“Los chicos fueron súper amables y tuvieron siempre la mejor disposición. Nos explicaron dónde ocurrían los procesos, para qué servían las máquinas, las cosas donde hay que ‘poner ojo’, incluso nos dieron a probar y oler los distintos tipos de malta y lúpulos con los que trabajan, lo que nos permitió conocer mejor el rol que cumple cada uno de los ingredientes en la elaboración de la cerveza”, recalcó Antonia.