¿Cuánto valen los ecosistemas? ¿Cuánto capital natural hay contenido en las áreas protegidas? ¿cuánto pierde el país si son destruidas o degradadas? Un reciente estudio del Programa Austral Patagonia de la Universidad Austral de Chile contribuye a dar respuestas a esas preguntas, al estimar el aporte económico mínimo de los servicios ambientales que proveen los ecosistemas de la Región Aysén, con foco en siete parques nacionales. Los resultados indican que el valor mínimo estimado para esos parques en conjunto es de US$ 4.498.361 anuales, siendo los boques nativos, los glaciares y campos de hielo, los ecosistemas que tienen la mayor incidencia en dicha valoración.
“Hoy es clave darle una valoración económica al servicio ecosistémico de provisión de agua o de regulación climática que brinda el bosque nativo adulto, por ejemplo, y para contribuir a ello hemos realizado un estudio que nos permite estimar, de forma muy moderada, cuánto valen funciones como esas. Cuantificar el valor de la purificación de agua por parte de los humedales, o el servicio de regulación hídrica de los glaciares, por nombrar algunas, resulta sumamente importante al momento de tomar decisiones que pudiesen afectar su integridad”, señaló el Prof. Juan Carlos Miranda, economista, estadístico y académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Austral de Chile, quien lidera esta línea de investigación dentro del Programa Austral Patagonia.
Esta iniciativa, señala Miranda, se alinea con la creación del Comité de Capital Natural -en enero de este año- presidido por un representante del Ministerio del Medio Ambiente, del Ministerio de Hacienda y del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo y El Banco Central, quienes tienen como misión generar información y conocimiento ambiental en clave económica para la toma de decisiones financieras de presupuesto público y productivas en el país, porque “A pesar de su inmensa contribución, los ecosistemas suelen ser subvalorados: se consideran “bienes públicos» o “recursos de uso común», lo que los excluye del análisis económico tradicional y de muchas decisiones políticas”, indica el informe, agregando que esa omisión puede llevar a «fallos del mercado» y a la degradación de estos ecosistemas.
Focalizado en los parques nacionales Queulat, Cerro Castillo, Laguna San Rafael, Patagonia, Isla Guamblin, Isla Magdalena y Melimoyu, todos en la Región de Aysén, las y los investigadores aplicaron el diseño de una herramienta empírica que calcula el valor económico del flujo anual de servicios ecosistémicos proporcionados por los ecosistemas presentes en los parques nacionales,
logrando determinar -por ejemplo- que los servicios de provisión de alimentos y fibras otorgados por los bosques son los que tienen mayor valoración económica. Le siguen los servicios de regulación hídrica provistos por glaciares, otros servicios provistos por bosques (regulación atmosférica y de nutrientes, entre otros), y el servicio de regulación climática otorgado por los matorrales. “No ha de ser sorpresa que los servicios de provisión dominen en términos de valor, ya que, en muchos casos, existen mercados establecidos que facilitan su valoración. En contraste, los servicios de regulación climática o hídrica, y los servicios ecosistémicos culturales suelen quedar más invisibilizados, no por ser menos importantes, sino más bien como consecuencia de la falta de datos y de mercados establecidos que permitan definir su valoración”, precisa el estudio.
“Es inevitable que algunos servicios ecosistémicos queden sin valorar debido a la falta de datos suficientes que permitan establecer una cifra mínima en ese sentido. Por lo tanto, es esencial reconocer que la disponibilidad de información es crucial para una hacer una valoración económica precisa de los servicios ecosistémicos” agregó Miranda. En ese sentido, el estudio subraya también que todos los valores contenidos en él son pisos mínimos de valor, y representan el monto económico que, al menos, aportan los ecosistemas y los parques nacionales a las personas, y cuyo el daño o desaparición de estos ecosistemas significaría un alto costo para Chile y sus habitantes.
De hecho, se plantea que, si se eliminaran las nieves y glaciares del Parque Nacional Laguna San Rafael, existiría una pérdida de al menos $US980 millones de dólares por los servicios que estos ecosistemas proveen. O bien, si desaparecieran los bosques del Parque Nacional Isla Magdalena se perderían al menos $US591.749 millones de dólares. En conjunto, la pérdida o deterioro de los parques nacionales estudiados en la Región de Aysén, podría costar a Chile $US4.500 millones de dólares como mínimo, todo lo anterior en términos anuales. “Este ejercicio realizado en tan solo siete parques nacionales, utilizando datos conservadores, determina que el valor de los servicios ecosistémicos es equivalente al 1,5% del PIB nacional del año 2022. Si analizáramos el valor a todos los parques nacionales del país, la cifra no dejaría indiferente a nadie”, indica por su parte el economista Dr. Roberto Pasten.
“Es esencial que los tomadores de decisiones comprendan el valor económico de estos ecosistemas, para que el presupuesto asignado a su conservación sea suficiente para garantizar su protección y conservación. En estudios anteriores hemos determinado que la brecha financiara para ello es enorme, y conocer -en términos económicos- el capital natural que podría estar en juego, debería movilizar y orientar a las autoridades del Estado, concluyó por su parte el Dr. César Guala Catalán, director del Programa Austral Patagonia de la Universidad Austral de Chile. Al respecto, cabe mencionar que el proyecto de Ley de Presupuesto 2024 aumenta los recursos económicos destinados a las Áreas Silvestres Protegidas del Estado en un 0,9% en relación al presente año. La brecha calculada indica que el aumento debiera ser cercano al 100% para una gestión adecuada de estas áreas.
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