Fue en el año 2016 que se encendió la alarma respecto de la situación que afectaba el estado sanitario de la araucaria o pehuén (Araucaria araucana) en Chile, dando cuenta del proceso de secamiento de hojas y ramas, debilitamiento, e incluso muerte de individuos de esta especie. Desde entonces se ha difundido diversa información y opiniones al respecto, lo que motivó a las Escuelas de pregrado de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la UACh a generar un espacio para discusión sobre el estado de conservación de esta emblemática especie.
El seminario “Bases ecológicas de Araucaria araucana: Un aporte al entendimiento del estado de conservación de sus bosques en el sur de Chile” llevado a cabo en la sala Paraninfo, UACh, logró establecer un diálogo entre distintos actores involucrados en el tema: académicos, profesionales de CONAF, del SAG y estudiantes, que se basó en la ecología y dinámica de los bosques de araucaria con especial énfasis en su condición actual.
Adaptación de los bosques
La distribución de araucaria en Chile se encuentra en las regiones del Biobío, La Araucanía y Los Ríos. Se desarrolla en clima mediterráneo de veranos frescos, pero también en climas más extremos: de hielo por efecto de la altitud y estepa fría, en Argentina.
El profesor del Instituto de Bosques y Sociedad de la UACh, Dr. Víctor Gerding, uno de los expositores del seminario, se refirió a la megasequía de los últimos ocho años, explicando que si bien no es la más severa, sí es la más extensa. También afirmó que los bosques, en general, adaptan su crecimiento a una nueva oferta de recursos. “Un caso extremo de esta adaptación es en la Cordillera de Nahuelbuta, donde existe una zona con bosquetes de araucarias enanas, de unos seis a ocho metros de altura con aspecto de árboles viejos, pero que crecen como un bonsái, por tener pocos recursos disponibles”, explicó. El suelo -continuó- posee limitaciones importantes, en este caso más que el clima, pero la combinación del clima con el suelo produce el resultado final, no cada uno por sí solo.
“Las araucarias son capaces de crecer en condiciones deplorables desde el punto de vista de la fertilidad del suelo”, afirmó el académico. Un ejemplo de ello son los suelos entisoles, característicos de la zona andina, donde a pesar de su baja calidad la especie crece sin problemas. Para explicar qué podría estar sucediendo con las araucarias, el profesor Gerding analiza el déficit hídrico debido a las bajas precipitaciones y alza de temperaturas, sin embargo -señala- que esto ya ha ocurrido muchas veces. “Este déficit va a ser importante en la medida que genera menor abastecimiento de agua para el bosque, si el déficit hídrico merma el agua aprovechable entonces tendremos una disminución de la vitalidad del bosque, porque el régimen de agua del suelo en función del clima puede estar fallando. Pero eso no ocurre en todas partes, solo en sitios críticos”, indicó.
Desde el punto de vista de la conservación de la araucaria, el investigador Marco Cortés expuso la importancia de conservar y restaurar su población en Villa Las Araucarias, en el sur de la Cordillera de Nahuelbuta. En este sitio, -afirmó- su condición es precaria, siendo amenazada por el ganado, la cosecha de madera, incendios intencionales, extracción inadecuada de sus semillas y el cambio climático, entre otros factores. “Es urgente un proceso de restauración ecológica y un cambio del marco legal del decreto que declara a la especie como monumento natural y un programa de educación para la población”, señaló el investigador, destacando la importancia de incluir a la comunidad en estos procesos.
Campañas de prospección fitosanitaria UACh
Quien ha liderado las campañas para investigar la situación de las araucarias en la UACh es el investigador Dr. Rodrigo Morales, quien explicó que entre febrero y marzo de 2017, esta casa de estudios financió tres campañas de terreno para detallar el diagnóstico de la situación de araucaria y realizar análisis de laboratorio que contribuyeran a responder una solicitud realizada por la Cámara del Senado de la República al equipo de la UACh.
Morales es enfático en señalar que no hay que emitir juicios apresurados y alarmistas, ya que llevan a una confusión respecto a la real situación de estos bosques. “Es sabido, que se ha señalado que araucaria presenta su vitalidad afectada, pero se ha hablado de más del 90 % en su distribución natural, lo que no es efectivo. Es por ello que queremos mostrar nuestra visión del tema”, afirmó.
En los trabajos de campos, el equipo recorrió los sectores afectados de acuerdo a los reportes realizados por CONAF: la Reserva Nacional Ralco, Parque Nacional Conguillío, el Parque Nacional Nahuelbuta y Reserva Nacional Malalcahuello. En estos sitios se evaluó síntomas y signos, se hizo colecta de muestras y análisis de laboratorio. El Dr. Morales señaló que en el caso de la Reserva Nacional Ralco, por ejemplo, sí existe un problema, pero es remitido a ciertos sectores específicos cercanos al volcán Callaqui. “Distinto es a la salida y afueras de la Reserva, se ven araucarias verdes y sin mayores problemas”, afirmó.
Sí se observa muerte de araucarias, “pero son algunos individuos en sectores particulares”, indicó. Hay zonas – destacó – donde las araucarias están en buenas condiciones de salud como en Icalma, Reigolil, Nahuelbuta (Piedra del Águila), Lonquimay, Malalcahuello, Reserva Nacional Villarrica, excepto sectores específicos donde se ven afectadas, presentando sequedad foliar en sus ramas descritas en nuestros análisis y coincidentes con observaciones con otras instituciones.
Las conclusiones del profesor Morales concuerdan con las del SAG, quienes afirman que no se ha detectado plagas cuarentenarias exóticas asociadas al pehuén. Además ellos han descrito más de 80 organismos asociados a araucaria (hongos, insectos, ácaros), es decir, que conviven equilibradamente con esta especie arbórea. Para el investigador es necesario estudiar más la respuesta fisiológica de araucaria frente al estrés hídrico y si es que sus efectos son reversibles.