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Fue un cuello de botella el que se produjo entonces en el paso del hall principal del Centro de Extensión de la Universidad Católica, en Santiago, y el amplio espacio del Salón Fresno, donde tendría lugar el concierto. Para pasar de un lado a otro había que atravesar por una pequeña puerta de vidrio, y estrujarse con un montón de otros angustiados auditores que no querían quedar fuera del gran acontecimiento del underground en 1997.
Fue la primera vez que guitarrista e improvisador inglés Fred Frith tocó en Chile, un músico clave en la consolidación del movimiento musical y político conocido en Europa como “Rock in Opposition”, y también un protagonista de suscesivas experiencias para la música avant-garde moderna tanto en Inglaterra como en Estados Unidos. Esa tarde se presentó con su compañero del grupo Henry Cow, el baterista Chris Cutler, y juntos dieron una cátedra de música improvisada, que derivaría en inspiriación para muchos nuevos músicos chilenos, hoy activos en este campo.
“Fue un shock absoluto porque esperábamos unas 200 personas. Eso hubiera sido económicamente un éxito. Pero al final llegaron 1.200 personas. Sinceramente, nadie lo esperaba”, recordaba Frith durante su último viaje a Valdivia, donde se encuentra hoy nuevamente para trabajar con un equipo encabezado por el Decano de la Facultad de Arquitectura y Artes de la Universidad Austral de Chile, Roberto Martínez, en el diseño de la carrera de Música, que tiene planes de abrir sus puertas en 2017.
“La universidad tiene un conservatorio, pero su problema es que los muchachos que salen del colegio y quieren estudiar música se tienen que ir de Valdivia. Vamos bien encaminados, pues ya terminamos el diseño de la carrera, que se llamará Artes Musicales y Sonoras, el equivalente a la voz anglo soundarts”, dice el Decano.
Es el cuarto viaje de Frith para efectos de elaboración de una malla curricular, definición de espacios físicos requeridos y, sobre todo, contacto con los valdivianos. Realizará talleres de música improvisada y un concierto este jueves 24 de marzo, junto al artista visual estadounidense Bob Ostertag en Espacio en Construcción.
-¿Qué concierto va a ofrecer esta vez? ¿Será un diálogo con Ostertag como el que realizó el años pasado con Heike Liss?
-Llevo 35 años trabajando con Bob Ostertag, así que no sólo será un diálogo, también involucra factores como la memoria. Es más bien un juego y será difícil decir qué va a pasar. Con Heike muchas veces no estoy en armonía con lo que está haciendo ella, porque confío en ella y no quiero que la música sea solamente reactiva. Por eso las dos interpretaciones son difíciles de comparar.
–Después de un año trabajando con la Universidad Austral de Chile, ¿qué avances ve en el proyecto?
-Yo diría que estamos en buen camino. Al inicio mi parte del trabajo era principalmente escuchar y conocer a los diferentes constituyentes, y ver qué tipo de tema estábamos trabajando. Por ejemplo, con muchas variaciones de preguntas obvias como ¿quién es usted y qué está haciendo acá?. Pero la universidad está tratando de crear un nuevo tipo de escuela de música. Entonces he estado conversando con todos los que tienen que ver en ese proceso de manera muy productiva y útil, creando una visión de cómo podemos colectivamente manejar las cosas y transformar esa visión a un modelo de trabajo real. Personalmente lo que está saliendo me encanta. Me emociona y estoy aprendiendo un montón de mis colegas chilenos. Ya estoy conversando posibles cambios con mis colegas profesores en Mills College. Un plan de estudios de música del siglo XXI obviamente se ve muy diferente a un plan netamente tradicional. Está la necesidad de abordar el arte sonoro, lo música electrónica, computacional y de red, la improvisación y otras variantes. Eso no significa eliminar las maneras comprobadas de aprender a tocar un instrumento, la notación tradicional y la historia de la música. Lo que estamos haciendo es ampliar nuestros horizontes colectivos y atrevernos a soñar.
-¿Cómo ve el contexto de la ciudad Valdivia para este proyecto?
-¿Y por qué no Valdivia? El principal festival de música contemporánea y uno de los departamentos de universidad de música más vanguardistas del Reino Unido está en Huddersfield en Yorkshire, no lejos de donde me crié. La escuela de música más inventiva y con más proyección en Francia es la de Villeurbane, lejos de París. En Estados Unidos algunas universidades con la mejor reputación de una visión más contemporánea y abierta son las de Mills en Oakland, CalArts en Valencia, California, Wesleyan en Middletown, Connecticut, y la Universidad de Virginia en Charlottesville. Lo que puede ofrecer una ciudad pequeña es enfoque y concentración, más tiempo para contemplación y consideración, menos presión de alcanzar algo. Eso no es nada en contra de Santiago, París, Londres o Nueva York. Simplemente es así.
-¿Qué tipo de talleres va a realizar en Valdivia?
-Por su propia naturaleza los talleres dependen de sus participantes, todo empieza allí. Nosotros tenemos algunas ideas, pero esas ideas fácilmente se pueden modificar a través del proceso de ir viendo qué pasa. En la improvisación las ideas más obvias también aplican para vivir la vida. Me gusta la manera que el Dalai Lama habla de las reglas para la vida, que en todos los casos son directamente aplicables a la música! Por ejemplo:
“Toma en cuenta que amor y grandes logros involucran grandes riesgos”, “Sigue las tres R: respeto a ti mismo, respeto a los demás, responsabilidad de tus acciones”, “Acuérdate de que no conseguir lo que quieres puede ser un maravilloso golpe de suerte”, “El silencio a veces es la mejor respuesta”.
-¿Cómo ve el estado actual de la música improvisada en el mundo. Es Chile un territorio favorable?
Lo que pasa es que la improvisación es lo que ocurre cuando uno se acerca a la mesa sin miedo de expectativas. No es un género de música donde aplican reglas cuantificables. Entonces Chile no es diferente del resto del mundo. Siempre me ha gustado tocar música improvisada acá porque el entusiasmo y la franqueza del público son palpables; acá la gente escucha tu corazón, no solamente tu instrumento. ¡Es una sensación extraordinaria!
Fuente: Iñigo Díaz. Periodista y coeditor de MusicaPopular.cl