El experimentado guitarrista, compositor e improvisador inglés Fred Frith, quien vino a Valdivia en el marco de actividades relacionadas con la apertura de la carrera de Música de la UACh, y la destacada artista visual alemana Heike Liss, realizaron un workshop de “improvisación, comunicación, decisión, cooperación” para músicos, estudiantes y profesores de esta área.
En él los participantes debieron crear música e improvisar, pero sin instrumentos. “Cuando uno deja de lado los instrumentos elimina la jerarquía mental que típicamente hacemos, ya que cada uno de nosotros es en sí mismo el instrumento. No se puede improvisar sin tener conciencia de uno mismo en relación a otros”, explicó el músico inglés.
Y agregó que uno de los problemas de las escuelas de música es que están en una jerarquía y que a pesar que se ha trabajado en cambiar esto, aun es algo que se percibe profundamente. “Si yo en el workshop los invitara a venir con sus instrumentos todos estarían mentalmente preocupados de ser virtuosos o de qué van hacer los demás. En cambio de esta forma no se sabe quién es quién, no se sabe que tocan, están en la misma posición y para la improvisación no es necesario ser virtuoso. Sólo tienes que saber escuchar virtuosamente”.
Fred y Heike, quienes afirmaron estar muy contentos con el taller contaron, además lo incierto de este tipo de actividades: “Nunca hay un mismo resultado, siempre depende de los que participan y del tiempo del workshop. Uno puede tener una idea básica pero puede salir algo muy distinto. Nunca se sabe qué es lo que va a suceder”, dijo Heike Liss.
Así también Fred contó que comenzó a realizar este tipo de actividades en el año 1985 en Francia. “Nunca había hecho nada parecido y tenía que hacer ópera durante seis meses, con roqueros cesantes que vivían en una población. Durante esos seis meses se les iba a pagar para que hicieran música conmigo (algo así como un trabajo formal de 9 a 17). El desafío era que como ninguno sabía leer música tenía que encontrar una forma de comunicación. Entonces invité a trabajar conmigo a un amigo, que además de ser músico hacía teatro. Él tenía muchas ideas y además me ayudó a adaptar mis ideas para realizar improvisación”.
Impresiones
La pianista y docente del Conservatorio de Música, Eva Muñoz, quien participó del workshop contó que “en realidad este tipo de instancias son muy necesarias para nosotros los intérpretes, que estamos normalmente trabajando con música escrita, con todas las cosas definidas. La experiencia de poder improvisar nos libera, nos permite respirar, no solo físicamente sino también desde el alma y eso sin duda que también nos lleva a una reflexión profunda de cómo nos aproximamos a la música escrita”.
Gabriela Gutiérrez, estudiante de música y compositora, también habló de su experiencia. “Es la primera vez que participo en algo así y fue algo muy enriquecedor, ya que te permite desarrollar ese conocimiento interno del que uno muchas veces no es consciente. Cuando te quitan todos los esquemas y teorías que te han insertado, tienes una libertad que te permite volver a ser niños, seres humanos que se comunican desde el sonido personal. Todo esto ayuda a reflexionar sobre cuál es nuestra labor como músicos”. Añadió que “fue muy bonito. Nadie se conocía, como no habían instrumentos nadie sabía qué tocar, pero entre todos logramos comunicarnos”.
Actividades en la UACh
Por otra parte, Fred Frith se reunió con seis estudiantes del Conservatorio de Música. “Lo que querían eran sugerencias sobre dos piezas que tocaron, así que realicé observaciones técnicas de composición, ya que el compositor del grupo aprendió sólo, nunca tuvo clases de composición”, agregando que “estaban muy motivados por lo que vamos seguir en contacto más adelante”.
Respecto a la carrera de música que la Facultad de Arquitectura y Artes espera impartir el año 2017, Fred Frith contó que “está todo prácticamente listo. Se hicieron algunos cambios y correcciones pero ya se hizo el trabajo grande. La verdad estoy muy contento, es un muy buen equipo y se hizo una gran labor. Ahora hay que ver qué pasa cuando lleguen los estudiantes”.
Sobre el sello de la carrera destacó que “básicamente está la creatividad individual de los estudiantes. Ellos tienen que venir y decir lo que quieren hacer. Nosotros les entregaremos las herramientas para que puedan hacer lo que quieren hacer efectivamente. Entonces, durante la carrera que dura cuatro años, cada semestre ellos podrán realizar un trabajo creativo y ojalá interdisciplinario.
“También van a aprender lo tradicional, anotación, armonía, música electroacústica, cultura, pero también improvisación. Por lo tanto, el resultado va a depender de lo que hagan los estudiantes, si vienen motivados esto va a seguir creciendo. Igual claramente al comienzo va a ser complicado. Les espera mucho trabajo, ya que no es la típica escuela de música y son los estudiantes los que van a tener que aprender como sacarle el máximo provecho”, concluyó Frith.