Tras asumir la dirección del Magíster en Comunicación de la UACh, la docente no sólo presenta las directrices de su gestión, sino que reafirma la importancia del contacto directo con los alumnos y el fortalecimiento de tópicos como identidad y localidad. Asimismo, rescata el ambiente natural y cultural ofrecido por la Universidad Austral de Chile, y propone la utilización de las redes sociales como herramientas, pero sin dejar de lado el encuentro entre los seres humanos.
Para comenzar, ¿cuáles son los lineamientos de su nueva gestión?
Por un lado, para mí lo más importante es la relación con los estudiantes. Con ellos se ejerce la práctica universitaria de la reflexión profunda respecto a determinados temas de las humanidades y que competen al desarrollo social entendido como algo nuestro. Efectivamente, hay que mirar otras experiencias tanto de Estados Unidos como de Europa. Sin embargo debemos estar conscientes de nuestra especificidad. De acuerdo a eso, el encuentro con jóvenes que provienen de distintos lugares del país, y en seguida el aporte de los alumnos extranjeros que toman nuestros posgrados enriquecen los puntos de vista desde los cuales podemos ver este desarrollo y mirar hacia adelante considerando nuestras prioridades. En ese sentido, el enriquecimiento es recíproco.
Por otro lado, una política personal consiste en potenciar la educación continua. Nosotros contamos con una Escuela de Periodismo, un Magíster en Comunicación y un proyecto en convenio con la UFRO para el doctorado y otro que está funcionando con la Universidad Autónoma de Barcelona. Cada año postulan al programa estudiantes nuestros de periodismo que se titularon, salieron a trabajar y vuelven a profundizar ahora en el magíster, con la intención de continuar al doctorado, lo que es tremendamente importante. El programa además tiene un plan vinculante con la carrera de Periodismo. Entonces el estudiante que llega a quinto año con un buen desempeño académico puede tomar las primeras asignaturas del magíster, salir con su título profesional, y continuar en el magíster.
Desde el punto de vista crítico, ¿cuáles son los tópicos de investigación entre los alumnos del programa?
Es una variedad enorme. Hay mucho sobre análisis crítico del discurso. También hay orientaciones hacia la educación. Yo creo que nos falta profundizar respecto a los estudios de comunicación y género, no sólo orientados hacia el feminismo, porque el concepto de “género” es mucho más amplio. Luego deberíamos ahondar en la manera en que estamos adquiriendo el conocimiento a través de distintas herramientas de comunicación que están muy de moda. Con esto no sólo me refiero a los medios masivos, sino a cómo nos llega la información y todo aquello que nos persuade, principalmente para fomentar el consumismo. Allí se considera la folk comunicación, en la cual usan elementos nuestros para vendernos cosas que no son inherentes a nuestra cultura. Ésa es la manera en que se nos convence: tratando de instaurar un lenguaje común para que realicemos ciertas conductas que no son comunes para nosotros y no nos benefician.
En ese sentido, las redes sociales tienen mucho que ver…
Las redes sociales implican un cambio fundamental. Están siendo una piedra de tope en relación a cómo se conduce la comunicación en cualquier organización pública, privada, de beneficencia, con fines de lucro, etc. Si tú piensas en las organizaciones que prohíben la formación de sindicato, ¿qué sucede? Que los sindicatos se forman vía Facebook. La gente se junta y genera información instantánea. Ahora, hay que establecer una transparencia que no permita que un Twitter se transforme en un rumor. La transparencia implica la horizontalidad de la comunicación. Hay que entender que las redes sociales son una cultura basada en la inmediatez. Con la idea de “está pasando, lo estás viendo” a veces perdemos la noción de historia, los antecedentes, cómo llegamos donde estamos, y cómo seguimos hacia adelante.
Además de fortalecer materias como las descritas, ¿qué otros desafíos le ofrece el magíster?
Por una parte, quiero invitar y motivar a aquellos estudiantes que terminaron el período lectivo y se fueron sin presentar una tesis y sin titularse. Espero que esas personas vuelvan, terminen y se interesen en seguir al doctorado, o generen investigación. Ya estoy en contacto con algunos. Muchos se han ido de Valdivia por razones de trabajo o familiares. Por eso hay que idear un sistema para que vuelvan a contactarse con nosotros. La relación con ellos es muy importante, porque nos sirve para medir la efectividad del programa. Queremos saber las razones para no titularse, y en qué sentido el programa les ha ayudado en su desarrollo personal. Por otra parte, la semana pasada hicimos un pequeño claustro con todos los estudiantes de la promoción actual para conversar sobre la experiencia que han tenido ahora. Se conversó acerca de las asignaturas impartidas el semestre pasado, ya que me parece importantísimo contar con la opinión de los estudiantes respecto a lo que están siendo los cursos hoy en día, qué es lo bueno, qué es lo que se puede mejorar, y -con los ex alumnos-, cómo sintieron que se cumplieron sus expectativas y qué sugerencias nos dan para perfeccionar y enriquecer el programa.
¿Y en relación a las asignaturas?
Mejorar una en particular: Comunicación y Cultura, que tiene un nombre que abarca todo. Ese ramo no puede estar a cargo de un solo docente, pero tampoco podemos hacer un popurrí de contenidos, sino saber cuáles son las expectativas y motivaciones de los alumnos, definir qué tópicos pondremos allí, cual será el hilo conductor y equilibrar los intereses con la calidad que significa un magíster acreditado y reacreditado y con esta amplitud que viene desde el pregrado y hacia el doctorado. Además tenemos una amplia posibilidad de asignaturas que se ofrecen en las distintas áreas, porque esta facultad desarrolla un amplio espectro de saberes: antropología, historia, ciencias sociales, lingüística, literatura, educación, filosofía, comunicación, etc. En suma una amplia oferta para los alumnos de acuerdo a sus intereses.
Desde el punto de vista práctico, ¿en qué aspectos se ha materializado la opinión de los estudiantes?
El juicio que ellos nos dan nos sirve como insumo. Por ejemplo, en un principio no se impartió Metodología de la Investigación. Los estudiantes ahondaron en determinados conocimientos, y cuando llegaron al momento de la tesis no supieron cómo enfrentarlo y se asustaron. Entonces incorporamos la asignatura posteriormente, y eso facilitó la culminación del programa para las siguientes promociones.
A su juicio, ¿qué distingue a este magíster de otros programas similares en otras universidades?
Creo que lo que diferencia a esta universidad es la mirada regional, entendiendo la enorme riqueza de estar en el sur del país con un programa de estudio de postgrado de la mejor calidad y acreditado. Hay mucho que explorar y contribuir al desarrollo social en el área de las humanidades. Desde ese punto de vista, los magíster que se dan en otras instituciones, sobre todo en Santiago, miran mucho más hacia un desarrollo globalizante en el mal sentido de la palabra, porque copian y estudian temáticas que pueden no ser lo más relevante y necesario para el desarrollo de nuestra región, de nuestro país y de lo que queremos mejorar. Lo otro es la universidad como ambiente cultural y todo lo que ofrece. En esta universidad tienes el Cine Club, donde nace el Festival Internacional de Cine de Valdivia, grupos literarios, teatro, museos, música, conservatorio. También hay una riqueza dada por el entorno natural. A eso añade una biblioteca muy surtida y actualizada. En otro aspecto, la adjudicación de proyectos Mecesup, se ha traducido en la incorporación de un grupo de académicos doctorados del más alto nivel, contratados a tiempo completo, lo cual significa que para los estudiantes que el acceso a los profesores es muy expedito. Todo eso configura un mapa de una riqueza que difícilmente la puede ofrecer otra universidad.
En ese sentido, la trayectoria de otros programas de posgrado de la UACh se relaciona mucho con las relaciones humanas y la noción de identidad…
Claro. En todos lados se habla de eso. ¿Pero cuál es nuestra identidad? Nuestra identidad parte por los pueblos originarios, no con la llegada de los españoles. Ellos fueron parte, junto a los alemanes y los franceses en esta área. Pero aquí hay un problema no resuelto. Cuando se formó el Magíster en Comunicación estaban Gladys Cepeda, Iván Carrasco y María Teresa Poblete; pero también estaba María Catrileo, que es una experta en estudios interculturales. Hoy día Rodrigo Moulián incorpora esa área de estudio. También está toda la comunicación de la ciencia y el tema medioambiental, que en Valdivia es muy fuerte. Hay que pensar que desde esta zona se generó la conciencia en cuanto al cuidado del medioambiente en relación al humedal del río Cruces. Si miramos nuestro entorno, nos daremos cuenta de que hay una riqueza extraordinaria; y ahí reside parte de una identidad.
Finalmente, ¿de qué manera enfrenta la crítica acerca de la cantidad de periodistas egresados en relación a las escasas posibilidades laborales de las que hacen gala ciertas encuestas, especialistas y medios de comunicación?
Lamentablemente en Valdivia hemos sufrido de esos prejuicios que plantean desde Santiago. El año pasado el Colegio de Periodistas dijo que no era bueno que entraran más alumnos a la carrera y fue terrible para nosotros, porque nuestra realidad es completamente distinta. La carrera primero se acreditó por 5 años y fuimos durante mucho tiempo una de las dos escuelas en el país acreditadas por ese tiempo. Ahora estamos acreditados por 6 años y eso no es menor. La experiencia nos muestra que el 80% de los estudiantes de la UACH en menos de 6 meses luego de su egreso obtienen empleo en el área de conocimientos. Eso no sucede en ninguna parte de Chile. En esta ciudad hay muchas empresas, instituciones, organizaciones públicas y privadas que requieren un jefe de comunicaciones y tienen mucho trabajo. Ahora, los sueldos no son los mejores; pero en general las personas que llegan a las humanidades, saben que es así. En este país lamentablemente la cultura ha sido siempre el patito feo; pero ése es un problema nacional.
El estudiante que se inserta en el Magíster va a adquirir mayor conocimiento sobre un área específica. Ellos tienen un programa básico, pero de ahí apuntan a ciertos optativos tendientes a desarrollar conocimientos, habilidades o destrezas para desarrollarse en la investigación o en trabajos que requieran de un conocimiento más profundo. También hay que cuestionarse sobre la empleabilidad, pero no tenemos miedo a eso. Lo fundamental es que las personas sigan su vocación porque realmente les gusta y no exclusivamente para ganar dinero. En general, hay que mirar las cosas desde un punto de vista más humano. Adquirir cultura por regocijo personal, pero también para aportar a la sociedad.