No es raro encontrar en las redes sociales comentarios que apuntan a asegurar que el Déficit Atencional está sobrediagnosticado, haciendo referencia a que muchos de esos casos (niños con sus padres) viven con un diagnóstico que no les corresponde. Lamentablemente, como estamos acostumbrados a generalizar, se pretende incluir a todos los niños con Déficit Atencional en el «saco de la mentira», haciendo alusión a que probablemente el diagnóstico no existe como tal.
Me he preguntado si alguna de estas personas ha pensado en aquellos niños que sí presentan este desorden a nivel atencional. ¿Cómo se lo imaginarán? Tal vez como ¿niños flojos?, ¿sin potencial?, ¿con un CI menor? ¿sin amigos? Y ¿por qué me lo cuestiono? Porque existe una realidad que me hace pensar de esta manera.
Tengo un hijo con déficit de atención que es todo lo contrario a mis cuestionamientos: un niño inteligente, al que le gusta leer, con un gran potencial artístico, con un CI sobre lo normal, y con un grupo de grandes amigos… pero, que para el sistema no es suficiente.
En Chile las asignaturas de Educación Básica son transversales para todos, a nadie le interesa si un niño tiene mayor desempeño en áreas artísticas, científicas, humanistas, y tantas otras. Lo único que importa es que se aprenda de memoria los ejercicios de matemáticas con y sin números negativos o que se sepa de memoria la fecha del descubrimiento de América o el año en que nació Arturo Prat. Pero ¿a quién le importa si un niño le apasiona hacer historietas, o si baila maravillosamente, o si le gusta escribir poemas?
¿Por qué los niños que memorizan fechas y números, o los que tienen más habilidades para estar atentos en clases aburridas pueden lograr mejores calificaciones? Es hora de entender que la educación no debe estar asociada a un adulto de pie frente a una pizarra con muchos niños sentados intentando tomar atención. La educación debe traducirse en dirigir el aprendizaje, en detectar las debilidades y potenciar las habilidades. De lo contrario ¿qué pretendemos como país? ¿potenciar sólo a los niños perfectos?
LEER COLUMNA EN EL DIARIO AUSTRAL REGIÓN DE LOS RÍOS