Como una “actualización” al trabajo hecho por Rodulfo Amando Philippi (1808) hace más de 100 años. Así define Sven Nielsen a los resultados recientemente publicados por la revista científica “Ameghiniana”, investigación que logró identificar y renombrar dos moluscos extintos que habitaron en las costas chilenas hace unos 20 millones de años (aprox.).
Fue hace 169 años que Rodulfo Amando Philippi zarpó desde Hamburgo (Alemania) rumbo a Valparaíso, dejando atrás a su familia, su biblioteca y una colección de conchas fósiles. Este naturalista de principios republicanos aceptó la invitación de viajar a Chile luego de la restauración de las monarquías absolutas en Europa, hecho por el cual se le despojó de sus cargos académicos, limitando su vida de investigador.
Una vez en Chile, adquirió diversas responsabilidades y cargos de docencia. Sumado a ellas realizó varias expediciones importantes a nuestro territorio, recopilando información detallada del patrimonio natural.
Así, este intelectual y explorador publicó en 1887 una obra “Los fósiles terciarios y cuartarios de Chile”, en la cual describió tres especies cenozoicas del género Mitra (Mitridae): Mitra martini, Mitra chiloensis y Mitra distorta.
En tal contexto, “lo que logramos fue, principalmente, redescribir dos especies que Philippi ya describió. Como era la moda en ese tiempo, las descripciones de Philippi son bastante cortas, sumamente breves, de tres líneas y si uno lo lee, aunque están en latín, básicamente incluye lo que hoy consideramos una familia (unidad de clasificación de animales que abarca géneros y especies). Entonces es bien difícil entender la diferencia de ésta con otros animales”, dice Sven Nielsen, investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra y académico en el Magíster en Paleontología UACh.
En lo específico, Nielsen y Francisca A. Ampuero (UdeC) en este trabajo que lleva por título “The Lower Miocene Mitridae (Gastropoda) of Chile”, revisaron las descripciones de dos especies de moluscos del Mioceno, época que se extiende desde hace 25 millones de años hasta 5 millones de años atrás. En tal investigación, encontraron dos caracoles descritos por el naturalista alemán en 1887: Mitra Martini, la cual fue renombrada y reclasificada como Profundimitra lacuiensis y Mitra chiloensis que se asignó al género Austroimbricaria.
“Las dos especies originalmente estaban incluidas en el mismo género, que es Mitra, pero ninguna de las dos especies se quedó en Mitra como lo entendemos hoy en día. De hecho, pertenecen a dos grupos bien distintas dentro de la misma familia”, dice el investigador, quien aclara que el trabajo en sí es identificar aspectos de forma (Morfología) en las conchas fosilizadas, definiendo características que permitan hacer diferencias entre una u otra especie.
Frente a ello, este paleontólogo especialista en moluscos afirmó que uno de estos especímenes fue asignado “a un género que fue definido hace uno o dos años, que es Profundimitra”, al cual pertenecen a un grupo de especies que están limitadas a ambientes profundos. Justamente en ese mismo trabajo, los autores propusieron un género para unas familias de caracoles de la actualidad. «Nosotros nos abrimos a la posibilidad de que se refieren a este mismo grupo de fósiles del género Austroimbricaria, que fue conocido como fósil de Argentina”, en donde otro investigador ya había hecho referencias en el pasado a los moluscos descritos por Philippi en Chile pero sin formalizar su ingreso, dice Nielsen.
Otra modificación que sufrió el trabajo del intelectual alemán, aparte de la aclaración y nueva descripción de Mitra Martini, fue justamente el nombre, que cambió a Profundimitra lacuiensis.
“Tuvimos que cambiar el nombre porque el que tenía ya existía de antes para otra especie y eso, por norma, no se puede mantener. Esta otra especie fue nombrada básicamente en una nota del pie en un trabajo sobre fósiles de Sumatra. No es un error, es simplemente que Philippi no sabía de esto y por casualidad o desafortunadamente usó el mismo nombre. Entonces había que arreglar esto para cumplir las reglas que existen dentro de la nomenclatura de animales”, comenta el investigador.
Un Chile tropical
El trabajo realizado por Sven Nielsen comprende una revisión completa de los moluscos marinos (gastrópodos, bivalvos, entre otros) del Mioceno Inferior, a lo largo de todas las zonas donde afloran justamente rocas con este tipo de fauna fósil.
Una de las más trabajadas, por ejemplo, es la Formación Navidad, descrita originalmente por Charles Darwin y que se extiende entre las regiones de Valparaíso y O`Higgins; más al sur, existen otras afloramientos con fauna similar en Arauco, Valdivia, Chiloé, también el archipiélago Los Chonos y otra formación con fauna parcialmente similar en la península Taitao. Justamente estas últimas han sido menos visitadas porque requieren de otro tipo de preparación para poder trabajar.
“Un día la lancha nos dejó en una de las islas de Los Chonos y al poco rato el tiempo se puso malo y comenzó a llover ¿tú sabes cómo llueve aquí en el sur?, y con mucho viento -dice Nielsen-. Nosotros habíamos dicho que nos fueran a buscar a las siete de la tarde, entonces la lancha se fue a refugiar a una bahía y nosotros con lluvia no podíamos hacer nada. Estábamos mojados hasta los calzoncillos -enfatiza- y en una pausa de lluvia, cortamos unas hojas de nalca y nos armamos una ruca y nos sentamos a esperar que nos fueran a buscar. El trabajo de ese día era como de dos o tres horas, el resto del día fue mejorar la ruca o esconderse bajo las nalcas”, recuerda el investigador.
Junto con la anécdota, el paleontólogo deja entrever una serie de cambios ambientales que ha sufrido el territorio chileno a lo largo de los últimos millones de años.
“Estas especies tienen cerca de 20 millones de años de antigüedad y está bien establecido desde hace más de un siglo que aquí hubo un clima tropical a subtropical. El clima global era bastante cálido”, insiste Nielsen.
A un nivel regional, la presencia de estos organismos, más bien tropicales, hablan de que aparentemente el ecosistema de la corriente de Humboldt no era como hoy.
“Esta corriente o no existía todavía o si existía era bastante más leve o bastante más fuera de la costa”, plantea Nielsen, como parte de las proyecciones de la investigación, justificándose en que la presencia de esta corriente oceánica, originada por el ascenso de aguas profundas y que trae aguas de la Antártica hoy enfría la costa pacífica de Sudamérica, desde la zona central de las costas chilenas hasta el Ecuador, lo que no se relaciona con la presencia de estos organismos, ni otros, como tiburones, estudiados previamente por el autor.