Hay momentos y personas que estimulan la profundización en áreas poco exploradas. En el caso de Maximilian Wentzel, ingeniero en maderas de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la Universidad Austral (UACh) y doctor en Biología y Tecnología de la Madera de la Universidad Georg-August (Alemania), su acercamiento fue por otro científico: el Dr. Aldo Rolleri, investigador del Laboratorio de Productos Forestales de su alma máter. Y el tema: la modificación térmica del material.
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Fue tal su interés por el tema que su tesis doctoral versó principalmente en las propiedades de una madera modificada; en ese caso, Eucaliptus nitens. Y ya de regreso en Chile, conoció los esfuerzos de otros investigadores de la UACh por valorizar especies nativas, facilitando el acceso a ensayos de plantaciones de raulí. Hoy Wentzel realiza un proyecto de postdoctorado que pretende demostrar la valorización temprana de dicha especie, caracterizada por su alto potencial productivo entre las opciones maderables del país.
Según explica Wentzel, “los prometedores resultados de esta especie en régimen de plantación y silvicultura intensiva, más las investigaciones asociadas en curso, han puesto nuestro foco en ella. Por ende, dentro de una visión de largo plazo de evaluaciones, hoy disponemos de material de entre 15 y 25 años, provenientes de diversos sitios de crecimiento».
“Es una oportunidad que queremos aprovechar para caracterizar esta especie, antes y después de una modificación térmica, esperando que con lo que se obtenga del proyecto se pueda aportar a los esfuerzos que buscan demostrar el potencial de las maderas nativas que crecen bajo el mencionado régimen”, agrega.
¿En qué consiste el proceso y qué beneficios traería para la madera?
Tal como dice el experto, la visión de largo plazo para evaluar guarda relación con las diferentes plantaciones que seleccionaron para el estudio, las cuales se ubican en variados sectores de la Región de Los Ríos. Y con distintos promedios de lluvias anuales, además de tipos de suelo.
Dos son de silvicultura intensiva, plantados en 2001 y 2008, y la restante proviene de un vivero abandonado que data de 1997. Resumiendo, podríamos decir que la dinámica de crecimiento simula las condiciones de un bosque de renoval —término que hace referencia a un bosque joven— y que, además de evaluar las propiedades de esta madera tras la modificación térmica, se quiere llegar a un material nuevo y muy superior a su original madera juvenil.
Respecto a la metodología, se seleccionarán árboles provenientes de estos tres sitios, siendo caracterizados y luego sometidos a alta temperatura, en ausencia de oxígeno, para transformar su estructura química original. Así se obtendrá la madera de raulí modificada y diferenciada para demostrar mejoras en algunas propiedades organolépticas y mecánicas. También en la estabilidad dimensional, la resistencia al ataque de hongos xilófagos y sus capacidades de maquinado.
Se espera que el conocimiento generado permita demostrar el potencial de productos con un alto valor agregado. Y junto con optimizar el tratamiento térmico basado en las características del material, se proyecta una futura generación de productos con la solución; de alto interés del mercado forestal-maderero.
Tras la obtención de estas nuevas propiedades, la idea, según Wentzel, es que el material “pueda ser utilizado para innovar en productos como decking, revestimientos, muebles o paneles, los cuales estarán asociados a un nuevo material que fomenta el uso de la genética propia del país, que aumenta el tiempo de secuestro del carbono y que, al final del ciclo de vida del producto, éstos puedan ser reciclados o reutilizados, estimulando una economía circular”.
Cadena de suministro sustentable
Para la realización de investigaciones de este tipo, es bastante común que la materia prima provenga de fuentes de raleo, como práctica silvicultural en cultivos madereros. Por lo mismo, dice el doctor en Biología y Tecnología de la Madera, lo interesante de aprovechar este material que usualmente se destina a leña, o a desecho, es la oportunidad de revalorizar a medida que la plantación va madurando.
De hecho, una plantación con silvicultura intensiva de esta especie se podría cosechar a los 30 años, por lo que, si se demuestra que se puede utilizar la madera que proviene de la ya mencionada práctica, significaría una opción de mayor ingreso, durante y hasta la cosecha final de la madera.
Además los nuevos usos, basados en los resultados que se consigan, podrían impulsar la madera nativa chilena como un potencial elemento innovador para generar productos, pero siempre, al mismo tiempo, diversificando el paisaje con nuestras propias especies. Porque, tal como dice el Dr. Maximilian Wentzel, la investigación apunta a transformarse en un aporte a otros estudios de cadena de suministro sustentable.