La acuicultura es para Chile una actividad económica importante. Sus productos se destinan principalmente a la exportación, ocupando el segundo lugar después del cobre, ubicando al país como segundo productor mundial de salmón luego de Noruega y el segundo productor de mejillón después de China, y el octavo país acuicultor a nivel mundial.
La extensa costa de nuestro país, y las condiciones geográficas, oceanográficas y climáticas propician el éxito de la acuicultura. Pero, ésta se basa en el conocimiento científico de las especies sometidas a cultivo, por lo que la formación de profesionales en esta disciplina es cada vez más relevante para proveer a la industria de especialistas que puedan enfrentar los desafíos actuales y futuros centrados en la sustentabilidad ambiental.
Lamentablemente, el interés por estudiar acuicultura en Chile comenzó a decrecer seriamente a partir del 2007, el último ingreso de estudiantes a la carrera de Ingeniería en Acuicultura de la Universidad Austral de Chile fue en 2011. Esto trajo como consecuencia una baja oferta de profesionales del rubro, que está resintiendo a la industria del salmón, principal actor de la acuicultura nacional.
Si bien, la salmonicultura es exitosa en términos de generación de empleo, tonelaje producido, e ingreso de divisas (sobre el 90% de los ingresos de esta industria a nivel nacional), enfrenta una serie de desafíos relacionados con la sustentabilidad ambiental, que se ha hecho más evidente en los últimos años.
Los salmones por ser anádromos, pasan su primera etapa de vida en pisciculturas en agua dulce, en sistemas cerrados, donde todos los parámetros son controlados, pero en la etapa de engorda en el mar, los salmones se cultivan en sistemas abiertos, donde lo único que separa a los peces del ambiente es una red-jaula, por lo que están expuestos a una serie de situaciones adversas imposibles de controlar, como condiciones ambientales subóptimas, predadores, florecimiento de microalgas, depleciones de oxígeno y patógenos que deprimen su sistema inmunológico, haciéndolos susceptibles de cursar enfermedades. Así, la industria se ha visto enfrentada a una serie de situaciones negativas para su imagen, destacándose el alto uso de antibióticos para el control de una de las enfermedades que más afecta a los salmones en la etapa de engorda en mar (SRS); el escape de peces producto de fuertes temporales; y en este último tiempo a mortalidades generadas por florecimientos de algas nocivas para los peces, lo que ha sido atribuido a la alta producción, que en el 2020 alcanzó 1.043.000 toneladas cosechadas. Sin embargo, las principales causas de los florecimientos de microalgas son situaciones oceanográficas naturales, generadas cuando las condiciones ambientales y oceanográficas se hacen propicias para su proliferación. Este 2021 ha sido particularmente favorable para el florecimiento de microalgas nocivas, lo que se explica por el largo y seco verano registrado en el sur de Chile.
Conscientes de que es imposible manejar los fenómenos ambientales en los centros de engorda en el mar, y que los brotes de enfermedades son el principal problema que enfrenta la industria del salmón, en los últimos años se ha puesto la atención en el bienestar de los peces, que al igual que los animales superiores, son seres sintientes que tienen memoria y recuerdan buenos y malos momentos. De esta forma, satisfaciendo sus necesidades y requerimientos fisiológicos, se ha logrado disminuir las mortalidades generadas en el mar, reducir la cantidad de antibióticos y mejorar los indicadores productivos, pero sin duda quedan muchos desafíos aún por resolver.
Por ser la acuicultura una actividad económica relevante para Chile, la investigación juega un rol importante para asegurar su sustentabilidad en el tiempo. El Instituto de Acuicultura, ubicado en Puerto Montt, aporta desde su creación en 1998, a la formación de capital humano avanzado de pre y postgrado, participando activamente en proyectos enfocados en la diversificación, sostenibilidad y fortalecimiento de la industria acuicultora en general.
Evidencia versión Impresa Especial Acuicultura El Mercurio
Página El Mercurio 19/05/2021