El proyecto FONDECYT que generó esta investigación, se titula “Flaxseed:Chilean and foreigner varieties, its bioactive properties characterization and uses in food development”. En la iniciativa participan los académicos Fernando Figuerola de la UACh y Ana María Estévez de la U. de Chile, y como colaboradores han participado los academicos Fernando Asenjo, Sade Selaide y Haroldo Magariños.
El objetivo principal de este estudio fue la caracterización de las propiedades de las semillas de linaza, en variedades chilenas y compararlas con extranjeras. Así también compararlas en sus contenidos de compuestos bioactivos y como potencial ingrediente para preparar alimentos funcionales.
“En Chile es una investigación pionera desde el punto de vista, de cómo la hemos enfocado, determinar cuáles son las variedades chilenas, y compararlas con otras variedades comerciales que se encuentran a disposición a nivel mundial y ver si las características que tienen son similares a la chilenas y si esas diferencias si es que las hay son genéticas o son debido a manejos agronómicos”, explicó el académico de la Facultad de Ciencias Agrarias.
La linaza (Linum usitatissimum L.) es uno de los compuestos que se sabe que tiene propiedades beneficiosas para la salud, por el gran contenido fibra (prebiótico), ácido linolénico (omega 3) y un grupo de compuestos polifenólicos denominados “lignanos”. Estos compuestos al ser ingeridos son metabolizados por la flora bacteriana que se encuentra en el colon (intestino grueso) generando los llamado “lignanos mamíferos” (Enterodiol –ED– y Enterolactona –EL–) que presentan similitud estructural con la hormona 17 β estradiol, debido a esto la comunidad científica le atribuye a estas molécula la propiedad de prevenir o disminuir la posibilidad de padecer algunos tipos de cáncer como el de mamas, próstata y colón”, señaló el Dr. Muñoz.
En Chile linaza es un cultivo poco desarrollado, la mayoría de la linaza que se encuentra en los supermercados es importada. En este sentido uno de los aportes de este estudio es la “investigación de productos naturales con potenciales beneficios para la salud, con los resultados pretendemos incentivar el consumo de estos alimentos”, indicó el Dr. Muñoz.
“Se trata de obtener la mayor información sobre la composición química de la linaza y determinar los beneficios que aportarían los compuestos bioactivos que se encuentra en esta semillas. Estudiaremos cuál es la mejor forma de consumir la linaza (semilla entera o como algún tipo de harina) es decir, de que forma el organismo puede absorbe de manera más eficiente los principios activos de este alimento, para así poder utilizar sus propiedades benéficas para la salud”, explicó el científico.
Logros del proyecto
Una de la ideas fuerza que guía este proyecto es el hecho de que en la literatura científica es un consenso que el consumir linaza disminuye los riesgos de algunos tipo de cáncer.
Para determinar de qué forma estos alimentos actúan de manera más eficiente en el organismo, las semillas han sido caracterizadas químicamente. Para ello se les sometió a análisis proximal, es decir, se evaluó el porcentaje de proteínas, grasas, carbohidratos. Así como también, determinación de perfiles de ácidos grasos, perfiles de aminoácidos, capacidad antioxidante, polifenoles, determinación de Lignanos vegetales como el secoisolariciresinol diglucosido (SDG), el cual es el principal precursor de los lignanos con actividad biológica.
Para efectuar estas observaciones se desarrollaron metodologías de cromatografía Líquida y cromatografía de Gases que permitieran realizar estos análisis, y que algunas de ellas eran inexistentes hasta ese momento.
El consumo diario recomendado de linaza es de 15 a 20 gramos (de 2 a 3 cucharaditas).
Para alcanzar los objetivos de este proyecto se estudiaron dos variedades de linaza chilenas: Celestina y Carmine y se compararon con las variedades Sorrel y Bethune de Canadá, que es el principal productor de este alimento en el Mundo.
También se estudiaron cómo las diferencias agronómicas del cultivo de linaza afectan a las propiedades de la misma, para ellos se plantaron las cuatro variedades linaza estudiadas en predios de una empresa privada en las localidades de Gorbea y Cajon en la IX región.
Con todos los análisis realizados, comparando niveles de estas moléculas (lignanos), tanto en las variedades chilenas como en las extranjeras “hemos encontrado diferencias en cuanto a a los compuestos precursores de los bioactivos como ED y EL y en los niveles de los ácidos grasos como el ácido linolénico (omega 3)”, explicó el investigador.
Además se han caracterizados las propiedades tecnológicas de las harinas de linaza con la finalidad de desarrollar producto,
“Estamos finalizado la etapa de caracterización y comparación de la variedades de linaza nacional y extrajeras y no sólo la cotejamos con la semilla sino que estamos investigando como es mejor consumirla “como semilla intacta”, como harina, o como harina desgrasada, etc”, puntualizó el Dr. Muñoz.