Para los sistemas de producción animal basados en el pastoreo de praderas, el invierno es una época en que existe un bajo crecimiento y disponibilidad de pasto. Sin embargo, el invierno es también una época clave que afecta el crecimiento y desarrollo de las praderas durante la primavera.
En una investigación financiada por Soprole S. A. y en otra, por el Consorcio Lechero, realizadas en la Estación Experimental Santa Rosa de la Universidad Austral de Chile (UACh), se evaluaron los impactos del pastoreo invernal sobre la pradera y el suelo.
Estos estudios fueron ejecutados por el Instituto de Producción Animal de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UACh, en conjunto con el Institute of Natural Resources, Massey University de Nueva Zelandia.
Es importante decir que los niveles de producción de la pradera están determinados en una primera instancia por la composición botánica y la densidad de las especies. La relación entre las diferentes especies de la pradera con el clima, el suelo y el manejo de defoliación, está determinando la producción, calidad nutritiva y persistencia de una pradera.
El motor del crecimiento de una pradera basada en gramíneas son los macollos, unidad productiva y de crecimiento de una planta de gramínea. Los estudios realizados en la UACh mostraron en forma consistente que, si bien, durante el invierno el crecimiento de los macollos es muy bajo, existe una alta estimulación para que un gran número de ellos comience a crecer. Estos macollos son la base de la explosión de crecimiento de la pradera cuando llega la primavera.
Entonces ¿qué puedo hacer para lograr que muchos macollos sean estimulados para crecer? La luz es la encargada de provocar el estimulo para el crecimiento inicial de los macollos. Por lo tanto, en el invierno es importante permitir que la luz llegué a la base de la pradera. Es la época para eliminar el material senescente o maduro que aún queda del verano. Limpiar la pradera, dejando un residuo bajo (1.000 a 1.200 kg MS/ha, equivalente a 4 a 5 cm).
Es así, que la mayor estimulación de macollaje en invierno generará una pradera más densa para la primavera, lo que ayuda a prevenir el ingreso de especies que no se desean en la pradera. Una pradera poco densa facilita el establecimiento y desarrollo de malezas, éstas tienen el espacio, la luz y los nutrientes necesarios para crecer, y esto baja los niveles productivos, calidad y persistencia a la pradera.
De esta forma, el manejo de la pradera en el período invernal es clave para tener una pradera sana, que entregue una alta cantidad y calidad de forraje en primavera y que posea una alta persistencia en el tiempo.