<p>La teoría mundial del poblamiento americano cambió su curso para siempre después que campesinos de los alrededores de Puerto Montt "hicieran a pala y picota transformaciones en la curvas del arroyo Chinchihuapi para facilitar el tránsito de sus yuntas de bueyes (…)al siguiente invierno la erosión originada por la modificación del estero dejó a la vista enormes huesos que los habitantes locales no supieron reconocer, pero que guardaron con mezcla de curiosidad y respeto" (Mario Pino en "Monte Verde: un asentamiento humano del pleistoceno tardío). </p><p>En 1976 los huesos fueron entregados para su estudio científico a la <strong><a href="http://www.uach.cl">Universidad Austral de Chile</a></strong>, quienes al poco tiempo comenzaron la excavación del lugar en donde habían sido encontrados los huesos, sin siquiera imaginar que encontrarían rastros del asentamiento humano de 12.500 años de antigüedad, descubriéndose el sitio arqueológico más antiguo de la historia de América.</p><p><strong>Diez años debieron pasar hasta que la historia volvió a emerger desde la tierra</strong>. En esta oportunidad los huesos de un gigante prehistórico afloraron en Pilauco, la investigación dejó de manifiesto que pertenecían a un gonfoterio<em> (Stegomastodon platensis</em>), pariente lejano del elefante que pastoreaba en las praderas de Osorno al mismo tiempo que los primeros habitantes de América recolectaban frutos y semillas en los alrededores de Puerto Montt. </p><p>Hoy, después de 33 años de los primeros hallazgos realizados en el sector de Monte verde a orillas del estero Chinchihuapi, las constantes modificaciones del terreno para el uso agrícola y forestal han vuelto a dejar en la superficie restos del gigante dormido.</p><p><strong>El 17 de noviembre de 2008 un grupo de investigadores del Instituto de geociencias de la Universidad Austral de Chile liderado por el Dr. Mario Pino realizó una visita al Sitio la Plata</strong>, ubicado en el camino que bordea el lago Ranco en dirección a Puerto Nuevo. <strong>En la oportunidad los científicos reconocieron el terreno donde fueron encontrados los restos fósiles de gonfoterio en el sector oeste de un río sin nombre, afluente del Río Bueno</strong>. Cuatro molares y un trozo de defensa de 25, 5 cm de largo fueron los huesos del animal que Héctor Sepúlveda y su esposa Miriam Navarro entregaron a los investigadores. </p><p>Omar Recabarren, miembro del equipo que participó en el reconocimiento de los molares, se refirió a la importancia científica de estos hallazgos. "diría que los restos encontrados recientemente en el Sitio la Plata, sirven para aumentar el registro de megafauna, específicamente de gonfoterio. Además, casi siempre el hallazgo de estos fósiles está asociado a los humanos que en algún momento, hace unos 12 000 años, pudieron cazar o bien aprovecharse de ellos ya muertos".</p><p><strong>¿Y si la historia se repite?</strong></p><p>En la Plata, al igual que en el sitio arqueológico Monte Verde, la modificación antrópica fue la que permitió la recuperación de los huesos. La empresa agrícola – industrial San Pedro excavó un canal para reencauzar el río con el fin de secar los suelos circundantes, lo que permitió a la familia Sepúlveda rescatar los huesos que se encontraban en el margen del río. "Capas de arena y material turboso de similares condiciones a las de Monte Verde, son los portadores de los huesos de gonfoterio encontrados en las cercanías de Futrono". (Extracto informe Sitio la Plata).</p><p>Respecto de la posibilidad real que el gonfoterio haya coexistido con humanos en el sitio La Plata, Recabarren señaló: "la idea de que hayan existido asentamientos humanos no se puede definir aun con certeza, pero podría ser más factible en los sitios donde se han encontrado restos de gonfoterio, pues es probable que éstos últimos hayan sido muertos por cazadores". Esta hipótesis se debe a que en Pilauco, los huesos encontrados tienen marcas aparentemente hechas con artefactos creados por el hombre. </p><p>No cabe duda que el descubrimiento de estos sitios se debe a la responsabilidad social con la que actuaron las personas que realizaron estos hallazgos. La familia Sepúlveda, al igual que los Barría en Monte Verde, siempre estuvo muy dispuesta a colaborar, fueron ellos los que se acercaron hasta el Instituto de Geociencias de la UACh para hacer entrega de los restos óseos al Dr. Mario Pino y posteriormente recibieron al grupo de científicos que acudió al sitio para mostrarles el lugar exacto donde fueron rescatados los restos de gonfoterio. </p><p>Actualmente el equipo de investigadores del Instituto de Geociencias de la Universidad Austral de Chile, se encuentra gestionando con la gobernación del Ranco, los recursos que permitan excavar en el sitio La Plata y seguir encontrando datos sobre el gonfoterio, este gigante dormido que ha sido el nexo con el pasado y que tal vez nos quiere señalar el sitio donde vivieron nuestros antepasados hace más de 12.000 años.</p>