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Un día como el que invita a abrir el calendario de actividades culturales de la Universidad tiene esa intencionalidad, permitirnos transitar territorios nuevos y singulares, mostrando la oportunidad que tenemos en cada elenco, en cada unidad actuando en medio de la comunidad.
El día 25 de abril promueve esa mirada en sus cuatro estaciones desde temprano en la Escuela Juan Bosch (Niebla) donde la tradición otra vez juega con las nuevas miradas. Allí el BAFUACh se presenta con una estrategia de vínculo de la comunidad escolar que pasa de ser público a protagonizar el proceso de un concierto educativo. Luego, los colores cambian y sentimos en el rostro los aires de la danza en el Campus Miraflores. Una tercera estación se abre con el tembloroso teatro hecho libro de la mano del Prof. Roberto Matamala y ya nos quedaría una compleja cuarta estación en el teatro universitario entre cine y jazz, que profundiza año a año una fidelidad especial con la sala y el acto colectivo de la belleza del telón. Tecnología de por medio y un equipo humano formado en constitución de audiencias, un pasillo tradicional permite recorrer las historias del canto noreste de lo construido del Campus Isla Teja. Sumado además a una expresión del arte en una cultura global como la que ha constituido el jazz propone una amalgama de futuros posibles en los contornos de estas audiencias.
Una propuesta que tendrá novedades relevantes en el año 19, que se conjuga con el aniversario 65 de la Universidad y con la restauración que continúa remontando los peldaños de las casas patrimoniales. Sorpresas tiene todos los días nuestra comunidad, especialmente invitada a aprovechar las estaciones superpuestas de un año que anima los rostros de las fachadas de nuestra común historia.