Es importante señalar que los ataques de Hamás en contra de Israel han sorprendido a todos, lo que incluye a los palestinos de Cisjordania y los palestinos de la diáspora, quienes en su gran mayoría no han validado esta ofensiva militar, ya que éstas no sólo significarían respuestas de Israel que afectarían los derechos que internacionalmente se le reconocen al pueblo palestino, sino también porque generarían una victimización de Israel, quien es considerado un Estado victimario desde 1948 a la fecha.
Gaza, y desde el punto de vista humanitario, es uno de los territorios palestinos que más ha sufrido las consecuencias de las políticas y aspiraciones hegemónicas de Israel. Es en dicho territorio en el que Hamás se ha posicionado como el principal referente político palestino, convirtiéndose en un opositor a Al-Fatah, quien es el grupo político que lidera Cisjordania y que es reconocido internacionalmente como el representante legítimo de la Autoridad Nacional Palestina.
La visión que Hamás tiene del conflicto encuentra en la destrucción de Israel a uno de sus objetivos primarios, y es ello, lo que explica los distintos ataques que a lo largo de los años se han iniciado en Gaza y que buscan alcanzar objetivos militares judíos y ciudades que internacionalmente son reconocidas como parte de Israel. Ante este contexto, lo sorprendente del reciente ataque de Hamás se reducen -a mí entender- a tres factores. En primer lugar, la intensidad de los ataques, en segundo término, a la intención de Hamas de instrumentalizar la respuesta de Israel, y, por último, a la vulnerabilidad de Israel.
En lo que refiere a la intensidad, es importante señalar que la mayoría de las acciones pasadas de Hamás estaban dadas por el lanzamiento de cohetes hacia ciudades bajo jurisdicción de Israel; ataques que -en su mayoría- eran repelidos por el Estado hebreo, especialmente en los últimos años, a partir de un sistema de defensa altamente efectivo. A su vez, Hamás también ha concretado acciones ofensivas de “oportunidad”, las que -generalmente- se traducían en secuestros destinados a materializar canjes de prisioneros. Pues bien, los recientes ataques de Hamás no sólo significaron un aumento en lo que refiere al lanzamiento de cohetes, sino también la infiltración de integrantes de este grupo a 22 ciudades y bases militares de Israel, lo que provocó la muerte de más de 600 judíos y el secuestro de un número de civiles y soldados no determinado a la fecha. Al respecto, e independiente a los errores de la inteligencia de Israel y que quedaron al descubierto con los ataques, resulta sorprendente que Hamás se haya atrevido a realizar esta ofensiva, no sólo por el alto nivel de preparación táctica y técnica que tienen las Fuerzas de Defensas de Israel, sino también por la alta intensidad de la respuesta militar que Israel implementará sobre Gaza, lo que siempre ha sido un factor de consideración por parte de los actores más radicalizados dentro de la causa palestina.
Un segundo factor de motivación podría ser la intención de generar un ambiente general de confrontación contra Israel a partir de la respuesta militar que se haga contra Gaza. Esto es así, ya que una respuesta de Israel que genere una gran cantidad de muerte y destrucción sobre la Franja de Gaza podría provocar una “solidaridad militar” de otros grupos palestinos en Cisjordania y en el Líbano, así como también algo que no ha sido considerado con la rigurosidad requerida, y que no es otra que la “palestinización radical” de palestinos que son ciudadanos de Israel y que conforman el 20% de la población del Estado judío, convirtiéndolos en una amenaza interna a la seguridad del Estado judío. Otro factor de sorpresa, es lo que concierne a la fragilidad y vulnerabilidad de las defensas de Israel. Lo anterior, en virtud que Israel es reconocido como un Estado altamente especializado en temas militares y líder a nivel mundial en materia de defensa, por lo que resulta increíble que los ataques de Hamás, y su infiltración en el territorio de Israel, haya tenido éxito.
Esta columna ha sido publicada en Chilenos Opinan y Diario Longuino.