<p align="justify"><em>* A sus 89 años, la destacada folklorista <strong>Margot Loyola Palacios</strong>, Premio Nacional de Artes (1994) y Premio a lo Chileno (2001), aún dice y hace mucho por el rescate de las raíces y la conservación de la cultura tradicional. En esta entrevista realizada tras bambalinas del Teatro Municipal de Viña del Mar, durante el I Encuentro Inter-Universitario de Folklore (octubre de 2007) organizado por la Universidad Católica de Valparaíso, la maestra habló de lo que quiso y gusta. Con el respeto que merece, hemos reproducido sus palabras fiel a sus dichos, valorando su sabiduría y contribuyendo humildemente a construir el legado y memoria de uno de los pilares fundamentales de la cultura tradicional en nuestro país.<br /><em>* En el Encuentro Inter-Universitario, donde participó el BAFUACh, la artista fue homenajeada por este conjunto con la entrega de un galvano.</em><br /><br /></em>La maestra tiene el cuerpo cansado. Como es natural a sus edad le cuesta desplazarse con soltura, pero eso no le es inconveniente para, con ahínco, llegar hasta los camarines del Teatro Municipal de Viña del Mar y ahí saludar con ímpetu y voz fuerte a los jóvenes que con nerviosismo se aprestan a inaugurar el I Encuentro Inter-Universitario de Folklore en la V Región de Valparaíso. Las visitas se suceden una tras otra, y el solo saludo de Margot Loyola parece aplacar cualquier temor vigorizando y llenando de energía a los artistas que ofrecerán el espectáculo.<br /><br />En esos intertantos la destacada folklorista oriunda de Linares nos platicó de la vida, del pasado, presente y devenir de la cultura tradicional. También no escatimó en elogios para el trabajo desarrollado por el <strong>Ballet Folklórico de la Universidad Austral de Chile</strong> y su director, Prof. Julio Mariángel, en el proceso formativo y de conservación e interpretación artística de nuestras raíces culturales. En la conversación, nos dijo lo siguiente:<br /><br />"Este encuentro se hace por primera vez y me parece muy importante para que nosotros podamos iniciar un camino y saber definitivamente como está todo lo relacionado con la cultura tradicional en las universidades del país. Así que éste es un primer intento y vamos a ver como responde el público. A mí me parece que es sumamente interesante y muy importante hacerlo. Cuando supe que venía Julio Mariángel me alegré mucho, porque él es una persona que sabe muchísimo. Ha hecho una labor de tantos años en la universidad de Valdivia logrando un trabajo profesional en torno a su conjunto. Sé que lo ha llevado por muchas partes del mundo, teniendo mucho éxito. Por desgracia los conjuntos de folklore universitario son como un río, señor, con las aguas renovadas. Entonces hay un grupo de chicos que nosotros no alcanzamos a prepararlos como grandes intérpretes, porque ya se reciben de sus estudios y se van, y así se nos desgranan los choclos y no persiste, no permanecen por mucho tiempo, así es la cosa, porque para ser un gran intérprete se necesita toda una vida. Yo después de todos mis años todavía no estoy conforme con lo que he realizado".<br /><br /><em><strong>- ¿Qué cree que le falta para eso Señora Margot?</strong><br /></em><br />"Me faltaría vivir 500 años, porque encuentro que la vida es muy corta".<br /><br /><em><strong>- Su trabajo es referente obligado para cualquier joven que se inicia en el cultivo de la cultura tradicional, especialmente en la música. ¿Que opina usted de las nuevas generaciones que se expresan artísticamente a través del folklore?</strong><br /></em><br />"La juventud está ávida. Es muy respetuosa y está deseosa de conocer, no solamente hacer un espectáculo sino que también de saber, y eso es lo que estamos entregando o pretendemos entregar, la enseñanza, que el folklore se conozca como parte de nuestra cultura".<br /><br /><em><strong>¿En qué estado se encuentra actualmente el folklore?</strong><br /></em><br />"Hay muchos conjuntos a través del país, y todos trabajan desde la propia vida y no hay una guía, se necesita tener una Escuela Nacional de Folklore porque se requiere imperiosamente de una guía, porque este mundo del folklore, de lo tradicional, es un mundo macro, inmenso, que necesita muchos estudios. Necesitamos empezar quizás por la cabeza, concienciar y enseñar para luego cantar y bailar. Porque en este campo no sólo se canta y se baila, aquí se conoce la historia de un país, se conoce la gente de un país a través de su folklore y de todo lo tradicional, entonces estamos colaborando en lo que podemos a la juventud. Hemos tenido siempre muy buena recepción de los jóvenes, tienen mucho entusiasmo, todos los grupos (1) tienen gran entusiasmo y gente bastante capacitada. Pero así también necesitamos maestros y dar posibilidades para que ellos puedan estudiar. Yo he sido una autodidacta, pero he tenido buenos maestros en Chile, Argentina, Perú, Uruguay, por donde he ido he tenido grandes maestros que me han enseñado. Así que yo he vivido por una parte del pueblo mismo de donde vengo, soy parte de este corral, y he estudiado también en universidades con grandes personalidades, Pablo Garrido por ejemplo, Carlos Vega, Eugenio Pereira Salas en Chile, Don Fidel Sepúlveda que se nos acaba de ir por desgracia, ya que fue un gran defensor del folklore, porque siempre hay por ahí retractores, en todas partes, y él era un sol grande que nos iluminaba y que hizo una gran labor en la Universidad Católica de Chile. <br />Con mi marido (Osvaldo Cádiz) trabajamos en la Universidad Católica de Valparaíso, esta Universidad me enseño a enseñar, me hizo maestra, así que estoy sumamente agradecida. Nosotros hemos presentado grandes espectáculos en este teatro, grandes espectáculos, con la sala repleta de gente, aplaudiendo fervorosamente lo que nos pertenece".<br /><br /><em><strong>El folklore está vivo entonces y vivirá mucho más…</strong><br /><br /></em>"Siempre habrá un folklore, siempre la gente se expresará en alguna forma, claro que no siempre igual, porque el folklore es dinámico, va cambiando también, por eso es que tenemos que estar atentos a lo que está pasando en este momento, pensando en lo que va a pasar en el futuro, y sin olvidarnos de lo que pasó antes, porque esa es la raíz. El folklore tiene que tener un tiempo de permanencia, es la permanencia y la continuidad la que hacen al folklore, las modas pasan. Muchas ya han pasado, pero lo que queda, nuestra cueca por ejemplo, que ya tiene, digamos, desde 1824 según los estudios de Carlos Vega.