Historias de sacrificio, marcadas por la perseverancia y pasión por la exploración del espacio, fueron parte del conversatorio virtual que reunió esta semana a tres científicas de origen latinoamericano que ocupan cargos importantes en la Administración Nacional de Aeronáutica y Espacio (NASA), con veinte estudiantes de diversas universidades del país, de las cuales, cuatro representaron a la Universidad Austral de Chile (UACh).
El coloquio denominado “Latinas en la NASA”, organizada por la Embajada de los Estados Unidos en Chile y el Instituto de Astrofísica de la Pontificia Universidad Católica de Chile, que contó con el apoyo del American Corner de la UACh, fue una instancia para compartir experiencias de vida y relevar el aporte de la NASA a la sociedad mundial, con la idea de inspirar a las alumnas chilenas que cursan carreras STEM que agrupan disciplinas de las Ciencias Básicas, Tecnología, Ingeniería y Matemática.
Experiencias personales y profesionales
El espacio de conversación comenzó con la intervención de la directora adjunta de la División de Ciencias de la Tierra de la NASA, Sandra Cauffman (Costa Rica), quien relató que en su país natal no tuvo una niñez fácil, ya que su familia tuvo que lidiar con problemas económicos, trabajó a muy corta edad e incluso sufrió maltratos de parte de su padrastro. Pero su resiliencia y la oportunidad de ver a los siete años el alunizaje del Apolo 11, además de aprender que las personas que pisaron la Luna eran astronautas, fue lo que marcó su inclinación por la ciencia, la física, la matemática y su interés por comprender el universo en el que vivimos.
A partir de esa inquietud, Cauffman ingresa a la Universidad de Costa Rica, pero no a estudiar Ingeniería Eléctrica que era lo que quería, sino Ingeniería Civil Industrial porque le dijeron que esa sí era una carrera para mujeres. “Cuando tenía 14 años, mi madre se casó con un estadounidense convirtiéndose en mi padre adoptivo, y él fue quien al ver mi frustración nos instó a mudamos a los Estados Unidos, siendo lo que me permitió estudiar lo que quería en una universidad pública, y después llegar a la NASA. Allí comencé como contratista, luego estuve en laboratorio donde se construyen satélites y aparatos que son lanzados al espacio, también fui parte de una misión a Marte, así que ha sido todo un honor ser parte por 30 años de esta agencia que busca el beneficio social para la humanidad”.
A su turno, la doctora y gerente de programas de la Oficina de Investigación y Análisis de Astrofísica y Heliofísica, Farisa Morales, sostuvo que creció en un pequeño pueblo mexicano junto a su madre soltera, quien crio sola a su familia, y buscando mejores oportunidades decide mudarse a los Estados Unidos, lo que determinó que la curiosidad que mostró desde pequeña por los fenómenos de la naturaleza, la llevará a estudiar en un colegio comunitario donde tenía inclinación por el cálculo y la matemática.
Morales agregó que “cuando estaba en el colegio, consultaron si queríamos ser parte de los trabajos de verano en la NASA, a lo que me apunté sin dudar, por lo que después estudié una Licenciatura en Matemática, luego una Maestría y Astrofísica. Con todos estos estudios logré ser parte de la familia científica del proyecto Spitzer de la NASA, que forma parte de los cuatro telescopios espaciales que la agencia formuló en los 80. Además, mis investigaciones astrofísicas han estado orientadas a la caracterización del polvo de estrellas, del fenómeno escombros planetarios, es decir, me encargo de investigar otros sistemas planetarios que están en formación”.
Finalmente, Adriana Ocampo, geóloga planetaria y directora del Programa de Ciencias de la NASA, nacida en Colombia, a temprana edad tuvo curiosidad por las estrellas, se preguntaba qué eran esos puntos de luz del cielo y jugaba a construir naves espaciales, soñando que exploraba el espacio. El hecho de ver el alunizaje, en la única televisión del vecindario, también fue una inspiración para saber que ese sería su camino.
“Tuve la ventaja de tener siempre el apoyo de mi familia y emigramos a Estados Unidos para conseguir mis sueños. Llegamos a Pasadena, California, donde está el Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL) de la NASA, y cuando estaba en la secundaria un grupo de personas con interés por los temas espaciales solicitaron voluntarios para ser parte de un programa de JPL que daba la posibilidad de asistir a conferencias científicas y participar de experiencias directas de exploración espacial. Así fue como pregunté en la NASA si había algún puesto de trabajo, y me dejaron como asistente técnico, pudiendo conocer distintas facetas de lo que significa trabajar en una misión espacial. En forma paralela obtuve una Licenciatura, después una Maestría y Doctorado, lo que me permitió ascender y dirigir algunas misiones al espacio como la misión Juno, además he colaborado en investigaciones sobre Venus, y aprovecho de compartir que el 16 de octubre se lanzará la misión Lucy que será la única nave espacial que explorará en 12 años los asteroides troyanos», explicó Ocampo.
Estudiantes de la UACh
Las alumnas de la UACh que participaron del conversatorio coincidieron en que fue un privilegio interactuar con las científicas y realizarles preguntas con respecto a sus historias de vida, la experiencia en sus cargos y misiones en las que han participado en la NASA.
Al respecto, Tabita Pérez, quien cursa el último año de Licenciatura en Ciencias con mención en Matemática, sostuvo que “fue muy motivante escuchar estas historias donde hay mucho esfuerzo detrás para llegar donde están, y además escucharlas, me abrió el espectro de lo que puedo hacer, ya que no sólo me puedo limitar a realizar clases, sino que dedicarse a la investigación y divulgación científica también puede ser una opción”.
La egresada de Ingeniera Naval, Sara Negrón, añadió que “esta actividad fue justo lo que necesitaba, ya que rescato el mensaje de que no importa el tiempo que uno demore para alcanzar los sueños, sino que la idea es preservar siempre en ello, sin poner limitaciones”.
Finalmente, la estudiante de cuarto año de Bioquímica, Alejandra Vargas, dijo que «fueron fascinantes los relatos de las mujeres, y me gustó mucho lo que dijeron sobre el efecto Sagan que menosprecia a los científicos que se dedican más a la divulgación que a la investigación, y desmitificaron que en la NASA no ocurre eso, ya que allá es un imperativo la divulgación de las investigaciones y que los científicos que lo hacen son más activos académicamente, lo que gustó porque es una forma de acercar la ciencia a la gente”.