La alimentación es un derecho fundamental e inalienable. Las mujeres históricamente han participado en el abastecimiento de alimentos, siendo las primeras agricultoras, recolectoras e incluso cazadoras, y por supuesto como principales transformadoras de éstos. De esta manera, han asegurado no solo la subsistencia de sus familias sino su salud y desarrollo físico y mental.
Las mujeres seguimos cumpliendo un rol fundamental en alcanzar el derecho universal de la alimentación y estamos llamadas a aportar no solo desde nuestro rol materno o de cuidado, sino también desde nuestras capacidades intelectuales, de liderazgo, innovación, creatividad, organización, empatía entre muchas otras; lo que ha permitido a destacadas mujeres, liderar investigaciones, empresas, procesos sociales y generar transformaciones claves para la sostenibilidad agroalimentaria.
Existen varios ejemplos de mujeres que contribuyeron notablemente al desarrollo de las ciencias agroalimentarias, como el de Winifred Brenchley (U.K.) quien colaboró en el desarrollo de la técnica de cultivo hidropónico de plantas, funciones críticas de algunos nutrientes y que publicó el primer estudio científico sobre malas hierbas, titulado «Malezas en las tierras de cultivo» en 1920. Asimismo, Margarete Mathilde von Wrangell (Alemania), investigó el comportamiento del fósforo en el suelo y en 1932, creó el Instituto de Nutrición Vegetariana y Michiyo Tsujimura (Japón), quien estudió los componentes químicos del té verde especialmente vitamina C y la catequina patentando un método de extracción que se utiliza a escala mundial en la industria farmacéutica (1935).
En Chile y Latinoamérica, la primera Ingeniera Agrónoma fue Victoria Tagle Cavieres (1922) quien hizo importantes contribuciones en fitopatología desde el laboratorio debido a las restricciones que se imponía a las mujeres para realizar trabajo de campo y fue reconocida por la Sociedad Agronómica de Chile en 1960. Por otra parte, en el área de la Ingeniería en Alimentos, fue la profesora Carmen Brito, ex académica del ICYTAL, quien desarrolló investigaciones en producción, control y nuevos desarrollos para la industria quesera siendo entronizada como Cofrade de la Confrérie de Saint – Uguzon, título honorífico, otorgado a personas que se hayan destacado por su contribución a la cultura gastronómica y, al desarrollo de industrias del área.
Estas mujeres recorrieron un camino no exento de dificultades, pero lograron destacarse y ser reconocidas por sus descubrimientos, inspirando y fomentando el interés en estas disciplinas. No obstante, y aunque hoy las carreras del área agroalimentaria convocan cerca de un 50% de mujeres, éstas siguen estando subrepresentadas en las ciencias agrícolas. De hecho, la participación de mujeres en Ciencia, Tecnología e Innovación en estos ámbitos se reduce a cerca de un 30%. Es por ello que se deberían aumentar los esfuerzos por establecer una cultura de género e implementar prácticas de equidad, que permitan reducir las brechas que impiden a las mujeres desempeñarse en este ámbito y lograr la igualdad.
En los últimos años el reconocimiento público a mujeres líderes en el área agroalimentaria, ha contribuido enormemente a visibilizar su trabajo, inspirar y motivar a las nuevas generaciones no solo a participar, sino que, a atreverse a liderar procesos, influir y lograr que la perspectiva de género esté presente en la toma de decisiones de procesos que contribuyan al desarrollo del sector agroalimentario.
El Día Internacional de la Mujer 2023 se enfoca en reducir la brecha digital, incorporando a las mujeres, y otros grupos marginalizados, a la tecnología. Este aspecto sin duda es muy relevante, puesto que la innovación para la producción, transformación y distribución de alimentos está íntimamente relacionada con la digitalización. El abordar este desafío, ofrecerá nuevas posibilidades para resolver los desafíos agroalimentarios y lograr, con alta participación femenina, los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.