Dentro del grupo de las aves, se encuentran algunas de las especies menos carismáticas o populares. Son las aves rapaces, de las cuales existen alrededor de 34 especies en nuestro país y que un grupo de jóvenes investigadores de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la Universidad Austral de Chile está monitoreando en las zonas boscosas de Valdivia.
Comparar las metodologías para el monitoreo de diferentes especies de aves rapaces y difundir los resultados son los principales objetivos de este estudio que lidera el equipo del Laboratorio de Biodiversidad y Ecología del Dosel de la UACh y la ONG Unidad por la Conservación de los Ecosistemas.
Brayan Zambrano, investigador del laboratorio y director de la ONG, explicó el interés en trabajar con este tipo de aves. “Dentro de las aves rapaces se encuentran algunas especies carroñeras como, por ejemplo, el jote de cabeza negra, aves que frecuentemente son percibidas por la gente de forma negativa, al asociarse a eventos como la muerte de animales, pero en realidad su rol es muy importante, ya que movilizan nutrientes entre ecosistemas. Este proceso sucede luego de alimentarse de animales muertos en las playas, moviendo nutrientes hacia ecosistemas terrestres, como los bosques costeros, a través de sus heces”, señaló.
El aguilucho cola rojiza es otra especie que el investigador destaca. Éste se encuentra en categoría de vulnerable a la extinción a nivel internacional y es muy difícil de observar, ya que habita frecuentemente áreas con bosques antiguos. A esto se suma que en general se desconoce y muchas veces se identifica de forma errónea como un aguilucho común o un peuco. “El que la gente no lo conozca es uno de los problemas que tiene actualmente, esto hace más difícil localizar a esta ave o sus sitios de reproducción y, en consecuencia, la labor de proteger las áreas donde se encuentran se entorpece”, indicó.
Para comenzar a revertir este gran vacío de conocimiento, el equipo ha comenzado a utilizar diferentes métodos para detectar las aves rapaces, comparando cuál es mejor de acuerdo al comportamiento de cada especie. Uno de ellos es una antigua metodología que aún se utiliza. Se trata de las estaciones de observación. También están implementado nuevas herramientas, como son el uso de cámaras trampa, tanto a nivel del suelo como a nivel del dosel de los árboles. Este equipamiento ha sido financiado por la Fundación Rufford.
Los sitios en los cuales se ha trabajado con estas metodologías son predios de propietarios privados y algunos estatales, donde existe bosque nativo y también de plantaciones forestales exóticas. Dentro de estos lugares se encuentran el Parque Oncol y Parque Punta Cóndor, entre otros.
Red de Áreas de Conservación de las Aves Rapaces
Estos esfuerzos ya han entregado algunos resultados, los que en el futuro se pretenden dar a conocer para establecer una Red de Áreas de Conservación de Chile de Aves Rapaces, de la misma forma como hoy ya se monitorea a los mamíferos.
“Dentro de estas áreas en la Región de Los Ríos hay sitios que son muy importantes para el jote de cabeza negra en cuanto a su reproducción. En el Parque Punta Cóndor, hemos detectado con cámaras trampa una zona de crianza de esta ave rapaz carroñera, donde se ha registrado a crías y juveniles en el dosel”, comentó Zambrano.
Agregó que, mediante estaciones de observación junto a la participación de estudiantes en práctica, se ha detectado en Pilolcura, Punta Cóndor, Parque Oncol y algunos predios forestales de Arauco la presencia de aguilucho cola rojiza con comportamiento de tipo reproductivo. “¿Por qué esto es importante? Porque el hecho de que se está reproduciendo significa que estas áreas son relevantes de conservar. Una de las mayores amenazas que tiene esta especie es la tala de árboles, porque destruye su hábitat, en el que se encuentra su sitio reproductivo, ya que eligen generalmente árboles grandes o emergentes dentro de un paisaje, los que justamente son apetecidos para talar”, resaltó el profesional.
Determinar cuáles son las zonas reproductivas de estas especies es primordial para el éxito de su conservación. En algunas de las áreas que ya han trabajado, el material queda a disposición de los propietarios, lo que ha permitido que estos se involucren activamente y conozcan las aves rapaces con las que cohabitan.
“A partir de información ecológica sobre el concón (un búho) y el peuquito, ambas especies muy difíciles de observar, e imágenes y videos registrados por cámaras trampas, uno de los propietarios actualmente está desarrollando un área de conservación y turismo. Nosotros le recomendamos algunos lugares adecuados para que las personas puedan observarlas, así como las fechas y zonas determinadas como sitios reproductivos que no deben ser visitadas para no perturbarlas. Esto ha sido bien recibido y nosotros tratamos de fomentar estas actividades que vinculan a la conservación de la naturaleza con el desarrollo económico de los propietarios”, destacó.
El desafío para este grupo de científicos es a futuro utilizar la información de sus resultados para capacitar a administradores y guardaparques de áreas silvestres protegidas, y que este piloto sirva para que se implemente un monitoreo de aves rapaces a lo largo de Chile, tanto en áreas privadas como estatales.