A propósito del pestañeo del presidente Joe Biden en la COP26, tenemos una responsabilidad compartida en relación con los procesos y destinos de nuestro planeta. La ONU, con su Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) nos recuerda que los esfuerzos reducirían en un 7,5% las emisiones anuales de efecto invernadero para el 2030; lo malo es que necesitamos reducirlas en un 55% para que la temperatura global esté bajo el rango del 1,5°C que corresponde al máximo calculado para que podamos seguir viviendo en paz con la madre naturaleza.
El título del informe de este año, “La calefacción está encendida”, nos asusta y no sé cuánto tiempo podamos seguir haciendo vista gorda a las promesas “vagas e incoherentes” según ONU Medio Ambiente, de cuidar y mejorar la gestión del medio ambiente. La tarea de eliminar 28 gigatoneladas de CO2 equivalente de las emisiones anuales es urgente.
El cambio climático es extensivo y se está acrecentando; la temperatura puede crecer más de lo advertido; el nivel del mar continuará subiendo, no importando lo que hagamos, y el metano aparece colaborando con 0,3°C de los 1,1°C de lo que la Tierra ya se ha calentado.
La responsabilidad es de todos; personas, empresas públicas y privadas, y de los estados en su conjunto.
¿Pero, qué hacemos en concreto para cambiar los paradigmas que nos han permitido crecer y desarrollarnos hasta donde llegamos?
Hoy las organizaciones comienzan a alinearse poco a poco con la mirada de sostenibilidad; entendiendo que existe responsabilidad social, económica y ambiental. Justamente, La Semana Internacional Chile 2021, organizada por el consorcio de 11 universidades de la zona de Cartagena, Colombia, nos permitió hablar de la industria del Turismo Sostenible. Allí revisamos la ruta del cuidado y mejores prácticas con la ponencia “Mejores prácticas en Turismo Sostenible: Tarea obligada y urgente” y porqué nombro esto, porque la academia tiene un alto grado de responsabilidad en hacernos cargo de los temas que son importantes y urgentes en relación con el “bienestar” de las personas. Esto involucra a estudiantes, empresas y gobiernos, entre otros.
Tarea de todos es avanzar en acciones que nos permitirán dejar un mejor planeta a nuestros descendientes.
El Heraldo Austral edición impresa