El primer lugar obtuvo el proyecto del nuevo Pabellón Docente del Campus Isla Teja de la Universidad Austral de Chile en la categoría de Pre-certificación en la 4° versión de los Premios CES, tras cumplir una serie de requisitos obligatorios y voluntarios relacionados no sólo con la eficiencia energética, sino también con la calidad interior del edificio. El diseño del nuevo Pabellón Docente para la UACh obtuvo el puntaje máximo en los requerimientos de confort térmico, consumo de agua potable, consumo y demanda de energía.
Al mismo tiempo, la iniciativa logró el mayor puntaje de la totalidad de los ítems, alcanzando 83 de 100. Destacan en términos de sustentabilidad las estrategias de diseño pasivo y la incorporación de diseño y equipamiento eficiente de los sistemas que consumen energía. Los más relevantes fueron aumento del confort térmico pasivo, superior al 26% de reducción de las horas de disconfort; reducción de las demandas de energía para calefacción e iluminación de aproximadamente un 28%; una importante disminución de los consumos de energía para calefacción e iluminación, superior al 44%; y una importante mitigación del consumo de agua, superior al 40%.
La iniciativa, que fue desarrollada por la Dirección de Infraestructura y Desarrollo Físico de la UACh bajo el alero de la Vicerrectoría Académica, cuenta con una superficie total de aproximadamente 2.600 mt2 y se convierte en la tercera infraestructura de la casa de estudios con Certificación CES.
“Hemos ido logrando progresivamente certificaciones en nuestras construcciones, la tendencia de la UACh es ir sumándose a este tipo de esfuerzos. Esta vez se trata de un edificio de gran envergadura que atenderá a un número significativo de estudiantes, por lo que estamos orgullosos del alto estándar de sustentabilidad de este diseño”, destacó el Rector de la UACh, Dr. Hans Richter.
Todas las medidas de eficiencia energética relacionadas con ahorro de energía para iluminación y calefacción, aprovechamiento de luz natural, reducción en el consumo de agua potable, entre otras, denotan el compromiso de la Universidad con la sustentabilidad.
“Todos los diseños trabajados en el último año están bajo la línea CES, hemos dado un paso importante con este trabajo, se trata de un edificio que tiene salas de clases con tecnología de vanguardia, casino y espacios que conectan a los estudiantes con el entorno, brindándoles mayor confort. Nuestro desafío es convertirnos en un referente en términos de proyectos ambientalmente sustentables. Con este proyecto, además, dimos marcha al Programa Piloto de Residuos de la Construcción y Demolición –RCD–, el cual aún no es tan utilizado en Chile, pero como Universidad aspiramos a que se convierta en una tendencia”, destacó el Director de Infraestructura y Desarrollo Físico de la UACh, Prof. Jorge Alvial.
Por su parte, Felipe Stolzenbach, arquitecto del proyecto, valoró el trabajo del equipo de la DIDF y destacó que este proyecto es un gran avance que no sólo permite ganar experiencia, sino también enfrentar desafíos de mayor envergadura y lograr una zona de confort para un mayor flujo de personas. “Estudiantes de todas las facultades utilizarán este edificio, por lo que se trataba de un desafío importante. Más allá de la obligatoriedad de los requisitos CES, está el compromiso que hemos asumido, se trata de un estándar que nosotros mismos nos hemos impuesto”, agregó.
Cabe destacar que la Certificación CES es otorgada por el Instituto de la Construcción, entidad chilena que desarrolló el primer sistema para evaluar, calificar y certificar el comportamiento ambiental de los edificios de uso público en el país, basándose en el cumplimiento de un conjunto de requerimientos obligatorios y voluntarios que entregan puntaje. Para certificarse, se debe cumplir con los requerimientos obligatorios y tener como mínimo 30 puntos. El máximo puntaje es 100.
Según datos de la CES, basados en los edificios construidos en Chile con esta certificación, el consumo de energía se reduce del 25% a 38%. Las ventajas de estas construcciones también se reflejan en la productividad de las personas, aumentando en un 23% cuando la iluminación del lugar mejora y un 11% en el caso de la ventilación. A esto se suma un aumento de un 10% a un 25% de las funciones mentales y de memoria cuando mejora el acceso a la vista exterior en un entorno como el del Campus Isla Teja.