Fumar tabaco hace algunos años era normalizado e incluso fomentado por los círculos sociales, hoy en día, y luego de la aplicación de la ley 20.660, donde se aumentaron las restricciones respecto a la venta y publicidad del cigarro, se comienza a tomar mayor conciencia respecto al daño, no sólo para quienes son fumadores o fumadoras, sino también, para aquellas personas que por cercanía corporal absorben el aire contaminado por el humo del cigarro.
Cuidar y respetar el cuerpo, es fundamental a la hora de pensar y cuestionarse el ¿por qué fumar? Ahí entramos incluso a pensar en el amor y cuidado que damos nosotros mismos a nuestro cuerpo, pensando que fumar, comienza por ser un acto imitado, voluntario y muchas veces utilizado como método para ingresar a un círculo social y cuyos resultados se transforman en una adicción.
La adicción al tabaco como otras adicciones termina siendo una experiencia negativa para quienes la viven, no sólo por el costo económico, sino que, como es bien sabido, afecta gravemente la salud física y psicológica de la persona. Sufrir una adicción, implica esta búsqueda compulsiva de conseguir el tabaco, aumentando cada vez más el consumo, sin tener conciencia real del daño que provoca (problemas cardiovasculares, distintos tipos de cáncer, problemas pulmonares, disminución del olfato y gusto, enfermedades dentales y arrugas en la piel, entre otras).
Cuando no hay control en el consumo del cigarrillo y aunque se intente dejar no resulta fácil, es que estamos frente a un problema de adicción, por ello, es tan importante hablar de la conciencia del consumo, es decir, darse cuenta cuando hay una adicción. Sensibilizar y sensibilizarse en relación con la importancia del cuidado de la salud física, porque cuando pienso en mí, también pienso que puedo estar mejor, y valorar ese bienestar, estar en ese camino, significa que estoy dando pasos para comenzar a superar la adicción.