La Estación Experimental Agropecuaria Austral (EEAA) fue el escenario perfecto para recibir a las personas que asistieron a los días de campo organizados en el marco del convenio de colaboración entre Nestlé y la Universidad Austral de Chile, alianza que en 2022 cumple 30 años de existencia.
En ese contexto, la empresa Bayer presentó parte de investigaciones efectuadas por el Instituto de Producción Animal (IPA) de la UACh en el marco de convenios de colaboración con Nestlé, respecto del uso de bacterias de vida libre fijadoras de nitrógeno atmosférico en praderas. La idea de este ensayo fue el estudio del reemplazo de fertilizantes nitrogenados tradicionales como la urea por estas bacterias.
Los días de campo reunieron a investigadores y estudiantes de Agronomía de la UACh, así como a representantes de Bayer, A.M. Ecological, Manuka, Best Fed y empresas proveedoras de insumos y servicios para el agro, asesores y productores lecheros.
El Dr. Máximo Alonso, Director del proyecto, señaló que los resultados presentados son muy prometedores y dan cuenta del tremendo potencial del uso de microorganismos en el diseño de sistemas agropecuarios sostenibles. Así, este proyecto se suma a otros estudios en el uso de microorganismos en agricultura que lleva a cabo el Instituto de Producción Animal, en colaboración con la empresa privada y otras facultades de la Universidad.
El investigador, quien también es Director del IPA, destacó que “el vínculo Universidad-empresa y la conformación de grupos de investigación multidisciplinarios nos ha permitido orientar la investigación y fortalecer la formación profesional para dar respuesta a los desafíos de la agricultura del siglo XXI”.
Visión desde las empresas
Para Pablo Herrera, de la empresa Bayer, “el mayor aporte de estas investigaciones reviste en el respaldo científico que en los suelos del sur de Chile este tipo de tecnologías sirve para reemplazar urea, teniendo en cuenta las bajas emisiones de CO2 y un perfil medioambiental mucho más seguro, sin riesgo de lixiviación de nitratos, contaminación de napas, acidificación de suelo y volatilización”. Este se realizó en praderas y maíz, principales cultivos destinados a la alimentación animal.
Isidora Reyes, de la empresa A.M. Ecological, explicó que uno de los impactos en el área medible es la disminución de la tasa de uso de fertilizantes químicos, disminuyendo la huella de carbono, la contaminación medioambiental y evitando la variabilidad de precios de los fertilizantes tradicionales como Urea.