Pedro Mansilla obtuvo un puntaje ponderado en la PSU de 745,95 puntos. Es de Chiloé, lugar donde cursó su educación secundaria en el Liceo Municipal Galvarino Riveros Cárdenas y este año entró a estudiar Medicina Veterinaria en la Universidad Austral de Chile, sin pagar matrícula ni firmar un pagaré por el arancel de la carrera, ya que fue uno de los estudiantes de primer año beneficiado con la Gratuidad 2016.
Tras una semana de clases, Pedro hace una reflexión sobre su paso por el liceo y sobre el nuevo desafío que representa la vida universitaria, aunque asegura estar preparado para lo que viene.
“El estudio de por si requiere esfuerzo, el tema es dónde colocas ese esfuerzo. Por ejemplo a mí me gusta poner atención porque me gusta usar mi tiempo libre en otras cosas, pero eso implica concentrarse harto en clases”, dijo el mechón tras averiguar cuándo y dónde era su próxima clase.
¿Tus papás te inculcaron el tema del estudio?
Mis papás no estudiaron en la universidad, se quedaron en la Isla con su enseñanza media. Son gente de mucho esfuerzo y nosotros con mi hermano somos producto de eso. Ellos tienen un pensamiento que es común en Chiloé que es que hay que salir de la Isla a estudiar y tener un título para poder ser alguien, y aunque yo no lo comparto mucho, me motivaron a estudiar. En mi caso, mis papás eran bastante exigentes con los estudios, y aunque siempre estuvieron contentos no se quedaban con una actitud conformista, sino que de superación.
¿Y qué significa para ustedes como familia, el beneficio de gratuidad que recibiste?
La gratuidad es un beneficio que a nadie le cae mal. No estamos pagando arancel ni matrícula, entonces ayuda porque yo vivo con mi mamá con un sueldo normal, más la pensión que nos da mi papá, y estudiar fuera de casa es harta plata. Este beneficio nos va a ayudar bastante, por ejemplo nos permitió arrendar una cabaña con mi hermano para estar cómodos y poder venir con ganas a estudiar.
Y aunque es una gran ayuda, es importante tener presente que aún no se transparenta la ley por completo, entonces faltan aclarar algunas cosas. La gratuidad es un gran beneficio, pero no nos podemos conformar. Estuvimos presentes en la lucha de la gratuidad y conseguimos un leve porcentaje, así que hay que seguir batallando para que efectivamente sea un derecho, porque los derechos son universales y no para una minoría, ni siquiera para una mayoría, tienen que ser para todos y se entiende que el cambio va a ser paulatino, pero hay que presionar para que los cambios surjan.
¿Fuiste dirigente?
No fui dirigente, pero participé en lo que pude, estando informado, que es muy importante. Por ejemplo yo soy repitente del año 2011, porque decidí no participar en el plan Salvemos el Año que implementaron después de la toma de ese año, no así compañeros míos que entraron a la universidad el año pasado.
La decisión la tomé porque en primer lugar la preparación fue muy poca académicamente. No era bueno cumplir un año tan cortado, y en segundo lugar porque hay que ser consecuente con la causa. Estar comprometido política y socialmente con esto que es tan importante.
¿Cuál es la realidad de los jóvenes como tú, que viven en Chiloé?
En Chiloé no tenemos muchos liceos municipales y en todos ellos las realidades van cambiando, pero convergen en que hay estudiantes de todos tipos, de distintas identidades culturales y distintos estratos, se puede encontrar de todo y eso es una ventaja porque aprendes a interactuar con las personas. En mi liceo había un 30% de vulnerabilidad y ese es un dato no menor, sobre todo porque hay estudiantes que vienen del campo y de las islas del archipiélago, como Isla Lemuy y esto denota que hay un interés de llegar a estudiar a la ciudad.
¿Y el liceo los prepara para enfrentar la Universidad?
El liceo donde yo estudié se caracteriza por preparar a sus estudiantes para la universidad. La mayoría llega con aspiración de estudios superiores. El año pasado por ejemplo, el 95% de los egresados llegaron a la universidad y el resto optó por otros caminos, hacer preuniversitario o trabajar.
Creo que el ambiente donde uno se desenvuelve también influye en tus aspiraciones. El hecho de que el gran porcentaje de estudiantes del liceo donde yo estudié tenga pensado ir a la universidad te condiciona, entonces los profesores también pueden enfocarse en esa meta.
¿Cuál era tu meta?
Inicialmente pensé en estudiar Medicina, pero al final no era algo que me llenara totalmente. Pude elegir esa carrera pero no quise, al final me decidí por Medicina Veterinaria porque es algo que no agota mi interés de estudios, la medicina veterinaria es gigantesca, como nos decían el Decano de la Facultad o el Director de la Escuela, uno se enamora de un área, pero en el camino te puedes encantar con otra y así vas eligiendo tu camino como profesional y eso es lo que me interesó.
Además tenía de referencia a mi hermano que está estudiando Medicina acá en la Universidad Austral, entonces conozco un poco de qué se trata y no encajaba con mi perfil.
¿Qué te ha parecido la carrera que escogiste hasta ahora?
Bastante acotado a lo que esperaba, de hecho encontré que la carrera de Medicina Veterinaria es bastante humana, todos los compañeros son buena onda, y los profesores y directivos están siempre dispuestos a responder tus dudas, te animan para que entres en confianza en las aulas y en la Facultad en general.