Su estudio se abocó a efectuar una estimación de la sobrevivencia y tiempo de desarrollo larval de Metacarcinus edwardsii bajo condiciones de laboratorio a diferentes regímenes térmicos que incluyeron la aplicación de pulsos de temperatura (+2°C) antes y después del inicio de la etapa de muda. Adicionalmente, se elaboró un modelo de sensibilidad térmica del tiempo de desarrollo larval bajo diferentes fluctuaciones de temperatura.
“Realizamos cultivos de muchas larvas, replicado en muchas hembras para la fase experimental. Asimismo, hoy contamos con un modelo de sensibilidad térmica con el cual, además, podemos seguir simulando diferentes temperaturas en el mar y evaluando su tiempo de dispersión”, explicó la investigadora.
Los resultados indican que la larva de esta jaiba se ve afectada a los leves pulsos de temperatura aplicados durante los primeros 5 días del ciclo de muda, esto ya que mejoraron las tasas de supervivencia, asimismo, se observó una reducción en su tiempo de desarrollo larval de un 22%, tanto en los cultivos de laboratorio como en la simulación en el modelo de sensibilidad térmica.
Basado en estos resultados y a la intensidad de las “olas de calor marinas” proyectadas por el Panel intergubernamental del cambio climático (IPCC) se estableció que se podría llegar a una reducción cercana a 47% para todo el tiempo de desarrollo larval de la jaiba marmola para el periodo 2080-2100 en el sur de Chile.
Del mismo modo, esta reducción en el tiempo de desarrollo influiría directamente en su alta conectividad poblacional, ya que a su vez se ve afectado el tiempo disponible para su dispersión en el territorio incidiendo en el recambio poblacional tan característica de esta especie.
Actualmente, hay dos publicaciones científicas en proceso de revisión sobre la línea de investigación que lleva a cabo María José Bruning, las cuales hacen hincapié en cómo estas “olas de calor marinas” afectan la fase de muda que lleva a cabo esta especie.
Por su parte, el Dr. Luis Miguel Pardo, académico del Instituto de Ciencias Marinas y Limnológicas y del Doctorado en Biología Marina de la Facultad de Ciencias UACh, quien fue profesor patrocinante del trabajo de tesis descrito, explicó que:
“Nos pusimos en varios escenarios para indagar cómo las olas de calor proyectadas por el IPCC iban a impactar en el tiempo que la larva completa su ciclo y permanece en el agua. Ese tiempo es importante porque influye en qué tan lejos puede llegar una larva, es decir, su dispersión, y eso se llama ´conectividad de las poblaciones´. La dispersión está regulada por el tiempo que está la larva en el agua”, recalcó.
En esta línea, agregó que esto es importante para la pesquería porque “cuando las poblaciones son grandes permiten que las larvas lleguen a repoblar regiones que se pueden ver sobreexplotadas. Por lo tanto, esta dinámica con las olas de calor se vería restringida”, agregó el académico.
Olas de calor en aumento
Las proyecciones presentadas por IPCC muestran que a los incrementos en la temperatura promedio superficial del mar se sumará un aumento en magnitud y frecuencia de los eventos de “olas de calor marinas”.
Cabe señalar que a estos períodos cortos y anormalmente altas de las temperaturas en el océano o mar se le denomina marine heatwaves u “olas de calor marinas”. Si el aumento se ha extendido por sobre el umbral establecido durante más de 5 días, se clasifica a ese evento como una “ola de calor”.