En el Cono Sur de América (Argentina, Chile y Uruguay), los cereales como el trigo y la cebada, y los cultivos oleaginosos como el raps (canola), son los más relevantes entre los cultivos de invierno, y están destinados principalmente a la alimentación humana. En Argentina y Uruguay, los cultivos de trigo y cebada representan más del 90% de las especies agrícolas de invierno, mientras que, en Chile, el trigo es el cereal de inverno más sembrado y la canola es de gran importancia para la elaboración de aceite para el consumo humano, y también para la alimentación de salmones.
Es así que se han unido especialistas en agronomía para ejecutar el proyecto “Repensando las estrategias de mitigación del cambio climático mediante la mejora de la adaptabilidad fenológica y la tolerancia al estrés abiótico en cultivos de zonas templadas“, financiado por el Fondo Fiduciario Pérez Guerrero (FFPG) de las Naciones Unidas y en donde trabajan en conjunto la Universidad de Buenos Aires, la Universidad Austral de Chile y la Universidad de la República de Uruguay, todos países miembros del Grupo de los 77+ China.
Estos tres cultivos se enfrentan a desafíos mayores en el presente siglo: “Es necesario incrementar la productividad de un modo sostenible, para lograr la seguridad alimentaria mundial y de los países sudamericanos, en un contexto de población mundial aún creciente y donde el cambio climático incrementará la temperatura del planeta y la frecuencia de eventos extremos como sequías e inundaciones. En este escenario actual y futuro, se hace necesario rediseñar las estrategias de manejo agronómico para optimizar la productividad de los cultivos, lograr la sustentabilidad y adaptación”, explica el líder del proyecto, Dr. Daniel Miralles, académico de la U. de Buenos Aires (UBA) y miembro de CONICET.
El proyecto reúne a los grupos de investigación de la Facultad de Agronomía de la UBA (Argentina), liderado por el Dr. Daniel Miralles; de la Universidad Austral de Chile, liderado por el Dr. Daniel Calderini; y el grupo de investigación de la U. de la Republica en Uruguay liderado por los Dres. Ariel Castro y Oswaldo Ernst.
Esta iniciativa beneficiará a agricultores de los tres países mencionados, que cultivan más de siete millones de hectáreas, aumentando el margen bruto de los cultivos de trigo, cebada y canola, mediante prácticas de manejo agronómico de bajo costo (selección de genotipo y fecha de siembra), minimizando las pérdidas económicas debidas al estrés térmico e hídrico.
Opiniones de investigadores que integran el proyecto
Desde la Universidad de Buenos Aires, la Dra. Débora Rondanini sostiene que “no hay duda de que estamos transitando cambios climáticos en forma acelerada, por lo cual debemos optimizar nuestras estrategias de manejo en el corto plazo, para mitigar los efectos del estrés térmico e hídrico”.
“Los cultivos invernales son importantes en la secuencia de rotaciones, en el balance de la materia orgánica del suelo, y en el flujo de ingresos de los agricultores. Otros cultivos ya han modificado su manejo agronómico para lidiar con el estrés (maíz tardío, por ejemplo) y en países nórdicos se preparan para cultivar en nuevas zonas agrícolas más templadas, que hasta ahora no lo eran. Aquí, en el Cono Sur también debemos rediseñar nuestras estrategias, y la colaboración regional nos permitirá hacerlo coordinadamente”, subraya la experta.
Para el Dr. Daniel Calderini, Profesor Titular del Instituto de Producción y Sanidad Vegetal de la UACh, un aspecto muy relevante, además del trabajo que realiza la Facultad de Ciencias Agrarias y Alimentarias en el tema de cambio climático, es el de consolidar los lazos entre instituciones. Por ejemplo, señala que el estudiante de doctorado de co-titulación UBA-UACh Gonzalo Rivelli ha caracterizado la ocurrencia de eventos de estrés abiótico en el Cono Sur en los últimos 30 años, y ha realizado experimentos conjuntos en Valdivia y Buenos Aires demostrando que los cultivos de trigo y canola son diferencialmente afectados por aumentos térmicos en estas localidades.
“El proyecto del Fondo Pérez-Guerrero permitirá develar las causas de estas diferencias y generar estrategias para que los agricultores puedan enfrentar el cambio climático en mejores condiciones de productividad para los cultivos de trigo, cebada y canola en el Cono Sur de América”, destaca el Prof. Calderini.
En tanto, el Dr. Ariel Castro de la Universidad de la República, Decano de la Facultad de la Facultad de Agronomía de esa casa de estudios, coincide con el Dr. Calderini en el potencial del proyecto para consolidar los vínculos académicos entre las instituciones, potenciando su capacidad de dar respuestas sólidas a las demandas de los agricultores.
“Las condiciones ambientales en que trabajan cada uno de nuestros equipos proveen de excelentes contrastes en los principales factores que queremos estudiar, generando complementariedades entre las capacidades instaladas. El proyecto da un marco para un máximo aprovechamiento y potenciación de líneas de trabajo que nuestros grupos desarrollan desde hace más de cinco años. Tenemos expectativas de ser bastante más que la suma simple de cada uno de nuestros grupos”, indica el Dr. Castro.
Aportes
Los cultivos de zonas templadas como el trigo, la cebada y la canola son cruciales para mantener la sostenibilidad del sistema de cultivo facilitando dos aspectos clave de la agricultura en el siglo XXI. Estos son la intensificación y la sostenibilidad.
El primer objetivo de esta propuesta es diseñar un modelo cuantitativo simple para una amplia gama de genotipos de cereales de clima templado y colza, basado en la sensibilidad al fotoperíodo y la vernalización. Esto, combinado con series extendidas de datos meteorológicos, permita a los agricultores establecer exactamente las mejores fechas de siembra para cada genotipo particular de cada especie de cultivo, cuantificando el riesgo de heladas y estrés térmico en los nuevos escenarios de noches y días más cálidos como consecuencia del cambio climático.
El segundo objetivo es evaluar, mediante experimentos a campo, el efecto de los aumentos térmicos en interacción con eventos de sequía o anegamiento, aplicados separadamente, en diferentes etapas del ciclo de los cultivos de trigo, cebada y canola.
Para cumplir con los objetivos del proyecto, se realizarán experimentos en condiciones de campo en los tres países. Es importante resaltar que los efectos del cambio climático pueden ser diferentes en cada ambiente. Por ejemplo, en la región sur de Chile, el potencial de rendimiento de los cultivos de invierno es extremadamente alto, pero la posibilidad de incluir una segunda cosecha en la secuencia de rotación de cultivos después de los cultivos de invierno es muy limitada, asociado a la disponibilidad hídrica, a diferencia de lo que ocurre en Argentina y Uruguay. Así, el aprovechamiento óptimo de la estación de crecimiento y la ubicación de períodos críticos para la determinación del rendimiento en períodos con menor riesgo de estrés, serán evaluados en ambientes diversos del Cono Sur.