Hace casi 600 días nuestra vida cambió para siempre y no lo sabíamos, pasamos de una universidad que miraba con esperanza el año 2020, a entornos universitarios vacíos. Nos quedamos en la intención fortalecer los espacios de discusión a propósito del 18 de octubre de 2019 y con las ganas de querer acortar brechas y estar más presente en las problemáticas y necesidades estudiantiles.
Nuestra intención siempre fue estar lo más cerca posible del corazón de nuestra institución, los estudiantes, pero han sido tiempos difíciles; para la UACh, para nosotros, para ustedes. Volver a la presencialidad significa: recordar, del latín re-cordis: volver a pasar por el corazón.
Cuando abrí las puertas de nuestras oficinas, el tiempo estaba detenido en aquel 17 de marzo; las hojas del otoño pasado, el olor a encierro, las listas de asistencia de marzo 2020, la colación que creí comer a la semana siguiente y el susurro lejano de los estudiantes preguntando por talleres o tutorías.
Éramos felices y no lo sabíamos, hasta que perdimos lo que le daba aún más sentido a nuestro trabajo; escucharnos, mirarnos y reír juntos. Hoy tenemos la posibilidad de enmendar y aprovechar este retorno para caminar más lento por los campus, mirar con más detención el color de los árboles de la alameda y recordar que el Rector Eduardo Morales los plantó para que en el futuro, nosotros podamos entrar a nuestra universidad con la mirada en lo alto, porque a pesar de todo lo malo que pueda ocurrir en nuestras vidas o nuestra institución, nos tenemos los unos a los otros y nuestro deber es propender a ser lo suficientemente buenos en lo que hacemos, para que el día de mañana los estudiantes nos recuerden, y que ese paso por el corazón sea con una sonrisa…
Volvemos nuevamente a nuestro servicio presencial, con muchas ganas de ser un aporte en la vida de los estudiantes que acuden a nosotros, y a pesar de que por ahora solo podremos orientar y resolver dudas, aquí estamos, ¡esperándolos!