Desde abril la Dirección de Servicios a través de su Unidad de Jardines y Entorno y contratistas especializados en este tipo de faenas, comenzó las intervenciones en árboles de los Campus Isla Teja y Miraflores. Para tal efecto, se ejecutan los procedimientos de trabajo seguro y utilización de grúa que exige la normativa, a través del Departamento de Prevención de Riesgos.
Entre los ejemplares que han sido talados figuran 4 álamos situados al borde de una de las veredas del acceso principal al Campus Isla Teja. Al respecto, el Director de Servicios, Alejandro Ovando, señaló, “esta medida se tomó porque eran árboles que presentaban riesgos de caída, se hizo todo un análisis con el Dr. Juan Schlatter, experto en el tema, quien asesora cada decisión de este tipo y finalmente se decidió cortarlos porque era lo mejor y más seguro para todas las personas y para la Corporación”.
Según explicó, 2 ejemplares presentaban pudrición interna y los otros 2 estaban peligrosamente angulados, lo que aumentaba las probabilidades de caer con los temporales de viento y lluvia propios del invierno. Como el evento climático es una situación no controlada una caída puede afectar a cualquier persona que circule por la vereda generando un grave accidente.
En ese contexto, Ovando señaló, “ante eso y para evitar riesgos a la comunidad y velando porque ese trabajo se haga bajo toda norma de seguridad, se decidió hacer la tala. De esa forma, evitamos riesgos a las personas, sobre la propiedad, sobre otros ejemplares de menor tamaño o sobre la red eléctrica de la universidad”.
Asesoría experta
Cabe señalar que, en los campus y en otros sectores de Valdivia, donde la UACh tiene infraestructura, se monitorea periódicamente a los árboles y para evaluar si es o no necesario cortar alguno, se cuenta con la asesoría del Dr. en Ciencias Forestales, Juan Schlatter Vollmann, quien es especialista en estos temas y conoce los campus de la UACh hace 52 años, así como las áreas verdes desde que fueron diseñadas.
El ex académico de la UACh ha asesorado a la Dirección de Servicios durante varios años en la toma de decisiones de corte o poda de árboles, indicando, “un árbol generalmente es cortado cuando se secó irremediablemente, o muestra síntomas de debilidad irreversible o enfermedad, al no poder remontar su vitalidad. Cuando ha sido seriamente dañado, afectando su estética y la de su entorno o su vitalidad queda comprometida”.
Continuó, “cuando es un obstáculo insalvable por cambios en el uso de un sector; cuando amenaza a personas, vehículos o infraestructura. O bien cuando afecta a otros árboles o plantas de alto valor o mejor proyección. También cuando desestabiliza a un grupo de árboles o un terreno”.
Necesidad de una normativa
En el marco del Seminario de Buenas Prácticas Sustentables “Experiencias de Forestación Urbana”, realizado recientemente en Santiago, el Secretario Ejecutivo del Colegio Nacional de Ingeniero Forestales Julio Torres, se refirió a la desorientación de las comunidades frente al manejo de las áreas verdes, en especial del arbolado en éstos espacios públicos, presentándose casos donde a veces se justifica la sensibilidad que generan acciones de poda o tala, como también otros en los que no se justifica. Explicó que al no existir un marco legal que regule las intervenciones que se hacen, éstas quedan al criterio de municipios o de empresas de suministro eléctrico o servicio de telefonía. Opinó, “en ese escenario es muy difícil que la gente entienda cuando se debe o no debe cortar un árbol. Entonces la gente percibe que se está abusando, y ante cualquier árbol que se corta, salen a protestar, como el caso de Recoleta y el jardín infantil”.