¿Cuál es la oferta de contrato colectivo que hizo la Universidad?
Me gustaría destacar, en primer lugar, que la Universidad es una institución que ofrece a sus trabajadores condiciones que difícilmente pueden equiparar otras instituciones o empresas de la región. Una prueba de ello es la casi nula o escasa rotación de trabajadores en la Universidad, quienes frecuentemente se jubilan con 40 o más años de servicio.
Ahora bien, durante la etapa de buenos oficios en la Inspección del Trabajo y, luego de las negociaciones y acuerdos con la directiva sindical, la Universidad hizo una oferta que contemplaba un reajuste de las remuneraciones de un 3,55% por año de contrato (IPC + incremento real); un bono de término de negociación de $800.000 para quienes ganan menos de $1.700.000 y de $500.000 para quienes están sobre esta cifra; un sistema de reconocimiento de antigüedad para los profesionales de quinquenios sin tope; un bono de incentivo al retiro del 10% sobre la indemnización pactada; un mejoramiento de todos los bonos, asignaciones y aguinaldos vigentes, entre los principales beneficios propuestos. A esta oferta, posteriormente se le hicieron algunas modificaciones a solicitud de la directiva sindical.
Consideramos que ésta era una excelente oferta para nuestras y nuestros trabajadores que está en el límite de las posibilidades de la Universidad y así, siempre y transparentemente, se lo hicimos saber a la directiva sindical y a las y los representantes de escalafón.
¿Cuál es su opinión respecto a la responsabilidad que se le adjudica a la Rectoría de no querer establecer el diálogo?
Quiero desmentir esta afirmación. La Universidad ha estado disponible para negociar, inclusive, desde antes de que se inicie el período legal de negociación. En esta etapa estamos disponibles para reconstituir inmediatamente la mesa, con la sola consideración que se respeten las condiciones de una huelga legal, es decir, paralización de actividades sin toma de los campus universitarios.
Hay quienes afirman que la Universidad siempre ha realizado negociaciones colectivas en toma, quiero destacar que no existen antecedentes cercanos de que ello haya ocurrido y menos aún durante esta Rectoría, cuya negociación con el Sindicato Nacional N°1 de Trabajadores, hace 4 años, fue ejemplar y muy exitosa para las partes.
¿Por qué en las comunicaciones oficiales de la Universidad se indica que la toma es una “acción de presión ilegítima”?
Porque estamos en el marco de una negociación reglada, contemplada en el Código del Trabajo. En esta ley, el derecho a huelga legal es indiscutible, sin embargo, la misma ley establece como una práctica desleal impedir el acceso a sus lugares de trabajo a los integrantes de la comunidad universitaria que no están involucrados en la huelga.
En este contexto, pretender llegar a un acuerdo bajo una situación de presión ilegítima no es propio de una comunidad laboral y menos de una comunidad universitaria donde siempre debe primar el diálogo y el respeto entre sus integrantes.
¿Cuáles son las principales consecuencias que esta toma tendrá para la gestión universitaria?
Una de las consecuencias más negativas es la imposiblidad de cerrar el semestre académico de nuestras y nuestros estudiantes, en un año extraordinariamente complicado. Además, existen consecuencias negativas en la buena marcha de los proyectos académicos y en la imagen y prestigio institucional. Hay que considerar que estamos en un período en que se abren las postulaciones a las universidades y prontamente las matrículas; que hay empresas contructoras que no pueden avanzar en las obras que se están desarrollando al interior de los campus, que se vencen los plazos para que los estudiantes puedan postular y renovar becas y beneficios, entre muchas otras lamentables consecuencias que se pudieron evitar manteniendo vigente la mesa negociadora.
¿Qué mensaje le transmitiría a la comunidad universitaria?
Esperamos que nuestros trabajadores comprendan que hay que cuidar la Universidad, porque esta institución siempre ha trabajado por el bienestar de sus funcionarios. Esa es la única manera de llegar a un buen acuerdo y a un contrato colectivo que beneficie a las y los trabajadores asociados al Sindicato Nacional Nº1 de Trabajadores y a las funcionarias y funcionarios en general de la Universidad.