El 2015 participé en el proyecto “Manejo Integrado de cuencas abastecedoras de agua” junto a un equipo transdisciplinario y la Gobernación de Malleco, en la cuenca del río Purén Alto, y la cuenca del río Hueñivales en Curacautín. Me sorprendió que existiera falta de acceso al agua en Curacautín donde abundan cascadas y cuencas completas con bosque nativo. La paradoja muestra una realidad que se repite en áreas rurales aisladas: no solo es falta de agua; también es falta de infraestructura que permita acumular y distribuir a las familias rurales.
En 10 años de trabajo en proyectos hídricos en zonas rurales, he podido ver que cada familia tiene su propio sistema de abastecimiento de agua, la mayoría muy precarios y vulnerables, donde el ingenio y el acceso limitado a recursos hace posible conducir el agua hasta sus predios, mediante captaciones artesanales en vertientes hechas con tablones, ramas, piedras, estanques, conducciones en tubería planza, reparaciones con cámara de bicicleta, donde los sedimentos o roturas son parte de la intimidad del abastecimiento de agua de las familias rurales. En otros casos cuentan con algún pozo que es muy probable se seque durante el verano. Lamentablemente no existe algún apoyo formal al auto abastecimiento de agua, que permita mejorar las condiciones actuales.
Hoy la realidad en muchos sectores es el reparto de agua en camiones aljibe, mientras las familias siguen esperando por años la instalación de un APR. Las soluciones que se plantean son grandes obras, que intentan abarcar a una gran población de una vez, que requieren muchos recursos, burocracia y estudios. Y en los casos que ya existen APR, muchos intentan sobrevivir con administraciones que funcionan prácticamente gracias a la voluntad de las personas.
En este contexto nacen las Redes de Agua Participativas o Comunitarias, donde se reconoce entre los vecinos una fuente de agua local que no se seque, y a partir de ahí se codiseña una red de abastecimiento, prefiriendo sistemas gravitacionales de distribución. Luego se obtiene el listado de materiales y presupuesto estimado, se consiguen apoyos gestionados en el gobierno local, sumado al compromiso de la comunidad. Gracias a esto se ha conseguido instalar en poco tiempo una solución a familias rurales. El proceso es acompañado de acciones orientadas al cuidado de la cuenca a largo plazo, como cierre perimetral, zanjas de infiltración, humedal artificial, y reforestación con especies nativas, tal como se hizo en la Red Participativa de Agua en Catrumán-Ancud.
Actualmente estamos construyendo la Red de Agua Comunitaria de Nal Alto en Ancud Chiloé, gracias al apoyo de la Fundación Lepe y el municipio de Ancud, con participación constante y activa de la comunidad en todo el proceso, permitiendo un empoderamiento en las familias, que al involucrarse conocen perfectamente el funcionamiento de su red. Ésta es una solución factible de realizar, la cual valora los ecosistemas presentes y fortalece la gobernanza del agua.