* En una posición intermedia se encuentra la posibilidad de establecer un sistema como el de Estados Unidos, el cual mezcla el sistema de reparto con el de capitalización individual.
* No ajeno a esta problemática, el Sindicato de Trabajadores N°1 de la UACh participa activamente del movimiento ciudadano “No más AFP”.
Al mismo tiempo que la fiesta se apoderaba del país tras obtener el histórico triunfo futbolístico en la Copa América, empezó a circular una noticia que generó un amplio rechazo: un proyecto de ley que permitiría a las personas de la tercera edad hipotecar sus viviendas para percibir ingresos adicionales que mejoren sus pensiones. La iniciativa incluso fue cuestionada por la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, quien fue enfática en señalar: “Queremos que las pensiones sean mejores por derecho, no porque hipotecan la casa”, según consignó The Clinic online.
Este singular proyecto volvió a colocar en la agenda mediática al sistema privado de fondos de pensiones (AFPs) que semanas atrás ya había sido cuestionado por el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz. El economista planteó que genera bajas pensiones y cobertura, eleva la inseguridad de los afiliados y provoca un costo alto para el Estado, de acuerdo a lo consignado en una nota del diario electrónico El Mostrador. Stiglitz fue invitado al cierre de un seminario organizado por la Comisión Asesora Presidencial que estudia cambios al sistema de AFP y que preside David Bravo.
«Esto me lleva a mi recomendación de políticas: lo que necesitan (en Chile) es un primer pilar más fuerte. Resulta más necesario para evitar pobreza en la vejez y asegurar un nivel mínimo de seguridad. Se debería crear un segundo pilar público, que debe tener un componente de redistribución importante y debe haber un elemento de suavidad intergeneracional que evite la relativa pobreza en la vejez», sostuvo, indicando que en el mundo hay 23 países que privatizaron sus sistemas de pensiones, aunque ya siete de ellos revirtieron su decisión y habría varios más que lo están reconsiderando.
Este año el promedio de los montos de pensiones bordea los 193 mil pesos, cifra que está por debajo del sueldo mínimo.
La Comisión Bravo, que en principio tenía previsto entregar en enero de 2015 un informe con propuestas de cambio, solicitó una prórroga para profundizar la propuesta, teniendo como nueva fecha límite el mes de agosto.
En un documento de la Fundación Sol presentado en agosto de 2014 a esta Comisión se plantea que, con el objeto de entregar mejores tasas de reemplazo, se incorpore la cotización del empleador para cumplir con el Convenio 102 de la OIT y asegurar la sostenibilidad financiera del sistema de reparto en el largo plazo. La tasa de cotización partirá en un 15% el año 2015 e irá creciendo 0,5 puntos porcentuales por año hasta llegar a 20% el 2025, tasa que se mantendrá hasta el 2065. El costo será asumido en un 50% por el empleador y 50% por el trabajador.
Adicionalmente, se formalizará la existencia de un Fondo de Reserva para el Derecho a la Pensión, el cual corresponderá al aporte del Estado al sistema de reparto y su función principal es poder financiar los períodos de déficit.
El documento asegura que “el escenario base permite concluir que el modelo está perfectamente financiado hasta el 2065, arrojando un balance deficitario
recién a partir del año 2035, el cual es financiado totalmente en los próximos 30 años haciendo uso del Fondo de Reserva capitalizado”.
Es evidente que lo que emane de esta Comisión Asesora será de gran relevancia, ya que actualmente no son pocas las personas jubiladas que reclaman por el bajo monto que reciben. Es el caso de la exfuncionaria de la UACh Yolanda Andrade, quien, tras 27 años en la Institución, se retiró en marzo de 2008 y su primer sueldo de pensionada fue de $93.000, aumentando a la fecha a cerca de $114.000. Por fortuna, dice, tiene ingresos extras y ha realizado esporádicamente trabajos para el Coro Universitario. Si no fuera por ello, no le alcanzaría.
Similar situación vive María Violeta Rodríguez, quien, tras haber trabajado 41 años en la UACh, jubiló el año 2012 y recibe $250.000 de pensión. “Un paso mal pensado pues tuve mi hijo menor a los 40, quien estudia una bella carrera que no hay en Valdivia sino en Santiago. Son 5 años con tesis y práctica, y demanda muchos recursos. Solo la mensualidad de mi hijo asciende a casi $400.000”. Ella se acogió a un plan de retiro de la Universidad y confiesa que fue de gran ayuda la indemnización que recibió al dejar la casa de estudios superiores. No obstante, aun así el dinero se le hace poco, por lo cual está “dispuesta a no dejar de trabajar y mantenerme activa por salud mental y económica”.
Al respecto, cabe señalar que, de acuerdo a información publicada en Radio Universidad de Chile, este año el promedio de los montos de pensiones bordea los 193 mil pesos, cifra que está por debajo del sueldo mínimo.
En el caso de la UACh, sus funcionarios académicos y no académicos se pueden inscribir a un fondo de ahorro con aportes del trabajador y el empleador (bipartito), el cual permite generar a lo largo de los años recursos que son entregados tras el retiro. Asimismo, la casa de estudios, a través de su Dirección de Personal, desarrolla un Programa de Desvinculación Laboral desde el año 2005, el cual ofrece herramientas que permiten de mejor forma vivir el proceso de retiro y jubilación de los funcionarios.
Contra el modelo imperante
La página web de la Superintendencia de Pensiones (http://www.safp.cl) explica que el sistema de AFP o de capitalización individual está vigente desde noviembre de 1980 y considera como principales beneficios las pensiones de vejez, de invalidez y de sobrevivencia. Su objetivo fundamental es asegurar un ingreso estable a los trabajadores que han concluido su vida laboral, procurando que dicho ingreso guarde una relación próxima con aquél percibido durante su vida activa. En el sistema de capitalización individual, cada afiliado posee una cuenta individual donde se depositan sus cotizaciones previsionales, las cuales se capitalizan y ganan la rentabilidad de las inversiones que las administradoras realizan con los recursos de los fondos.
En el sitio de la Asociación de Administradoras de Fondos de Pensiones (http://www.aafp.cl) señalan que cada trabajador afiliado efectúa mensualmente un aporte previsional del 10% de su remuneración, el cual es acumulado en una Cuenta de Capitalización Individual, que aumenta de acuerdo a los aportes que realiza el trabajador y a la rentabilidad obtenida con la inversión de sus fondos.
Para quienes deseen ejercer su derecho a cambiarse de AFP, la Superintendencia de Pensiones cuenta en su web con una sección en la que se puede comparar calidad de servicio, precio y rentabilidad.
Sin embargo, con el paso de los años, lo que parece un buen sistema para algunos, ha recibido diversas críticas. Una de las más fuertes proviene del movimiento ciudadano “No más AFP” (http://www.nomasafp.cl), el cual en su página web dispara con todo en contra del sistema privado chileno: “Las AFPs han generado un marketing a nivel mundial de que es un sistema exitoso, situación que discrepa de la realidad al ver los resultados de las pensiones obtenidas por los trabajadores (as). En promedio las pensiones de los trabajadores cotizantes activos alcanzan un 38% de los ingresos que obtenían en su vida activa y en el caso de las mujeres es más dramático pues las pensiones solo alcanzarán en promedio a un 28% de los ingresos que recibían en su vida laboral”.
Aseguran que en la totalidad de los países desarrollados y en casi la totalidad de los países afiliados a la OCDE, existen sistemas públicos de pensiones, cuyas jubilaciones alcanzan a un promedio de 70% de los ingresos obtenidos durante la etapa laboral y los sistemas privados de pensiones son complementarios al público y en ningún caso lo sustituyen, como es el caso chileno, donde el único sistema al cual tienen opción de afiliarse los trabajadores son las AFPs.
Desde una mirada local, la Vocera Provincial Valdivia de esta organización, Aurora Delgado, explica que están proponiendo un sistema de reparto público y tripartito donde “el empleador, el Estado y el trabajador aportan una prima que permitiría una tasa de reemplazo de alrededor del 70% de todos los sueldos que tiene el trabajador o trabajadora… Este sistema es seguro, factible económicamente y esto permitiría una mayor redistribución de la riqueza en el país”. La idea es desarrollar sistemas similares a los que tienen, por ejemplo, Argentina y Brasil.
El movimiento ciudadano «No más AFP» está proponiendo un sistema de reparto público y tripartito donde aportan el empleador, el Estado y el trabajador.
Importante es consignar lo que entiende la Superintendencia de Pensiones como sistema de reparto: aquél en que «la pensión de cada persona se financia en parte con los aportes (cotización) que realizan los trabajadores activos y el Estado, por lo tanto el dinero aportado va a un fondo común con el cual se financian las prestaciones». Algo similar a lo que sucede hoy con Fonasa en materia de salud.
No ajeno a esta problemática, el Sindicato de Trabajadores N°1 de la Universidad Austral de Chile participa activamente del movimiento ciudadano “No más AFP”, entregando un aporte que se obtiene gracias al descuento que mes a mes se hace a los más de 900 asociados a esta organización. La Segunda Directora de este sindicato, Harda Molina, comenta que se han involucrado activamente en este movimiento porque una de las misiones que tiene la Universidad Austral de Chile es estar inserta en la comunidad. “Éste es un tema transversal que nos toca a todos y si no propiamente tal quizá al trabajador universitario sí a sus familias, ya sea padres o abuelos. No podemos estar ajenos a la problemática y es un tema que está en la palestra”, manifiesta.
Harda Molina confiesa que ella tomó la bandera de “No más AFP” en el sindicato por una inquietud personal: “Efectivamente el sistema castigó a mis abuelos y a mis padres. Me comencé a informar, apareció la Coordinadora ‘No más AFP’ en Valdivia al alero de la CUT Provincial y le propuse al Directorio asistir a las reuniones y participar. El Directorio lo aprobó y lo presenté en la asamblea que aceptó este descuento que sirve de apoyo a esta coordinadora”.
Si bien “No más AFP” tiene argumentos de peso, el profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas UACh, Prof. Fredy Riadi, comparte cifras publicadas por la OCDE el 2013 y que muestran matices. Por ejemplo, cuentan con sistemas de reparto (defined benefit) en un 100% Alemania, Suiza y Finlandia, en tanto esta cifra llega a un 97,2% en Canadá. Por otro lado, los sistemas de capitalización individual (defined contribution) se han adoptado con un 100% de los aportes en Chile, Francia, Grecia, Polonia y Hungría, mientras que esa cifra asciende al 93,4% en Dinamarca, al 93,2% en Italia y al 72,3% en España. En un punto intermedio se encuentra Estados Unidos donde el 57,4% corresponde a reparto y el 42,6% a capitalización individual. “¿Terminaremos nosotros en un sistema mixto como en Estados Unidos?”, se pregunta el académico.
AFP estatal
En junio del 2014, la Presidenta Bachelet firmó para su envío al Congreso el proyecto de ley que crea una AFP estatal, que es una de las 56 iniciativas comprometidas para los 100 primeros días de su gobierno.
Según una nota publicada en La Tercera, el proyecto propone que el Estado cree una empresa estatal, mandatando al Ministerio de Hacienda y al Vicepresidente de Corfo para que concurran conjuntamente y dentro del plazo de 10 meses a contar de la vigencia de la misma ley, a la aprobación de los estatutos de la sociedad anónima en los términos establecidos en la misma ley y en el DL 3500. Inicialmente el Fisco aportará el 1% del capital y el 99% restante provendrá de Corfo.
La página web del Ministerio del Trabajo y Previsión Social (http://www.mintrab.gob.cl) plantea que la incorporación de un operador estatal implica más actores, mayor competencia en calidad de servicio y mayores beneficios para los usuarios. En tanto sus principales objetivos son: permitir aumentar la cobertura hacia sectores que no son de interés prioritario para las AFP privadas, entre ellos personas de menores rentas, trabajadores independientes y trabajadores que cumplen sus labores en zonas alejadas de centros urbanos. Entre ellos diferenciar los no afiliados (donde el 70% de éstos son mujeres, por lo cual la AFP estatal tendría una importante tarea en cerrar la brecha de género entre hombres y mujeres) y los afiliados que no están cotizando.
No obstante, Aurora Delgado advierte que “el sistema de AFP estatal no elimina el sistema de capitalización individual”.
Desde la otra vereda, el investigador del Programa Legislativo de Libertad y Desarrollo (http://lyd.org/), Sergio Morales, también criticó la iniciativa gubernamental, planteando en un artículo publicado en la página web del think tank que “las políticas públicas para mejorar las pensiones mediante una tasa de reemplazo más acorde con el promedio de remuneración del cotizante debieran ir por revisar la edad mínima de jubilación, el aumento de la cotización mínima obligatoria, la promoción de los ahorros previsionales voluntarios, buscar cómo minimizar las lagunas previsionales y una adecuada educación previsional de los cotizantes”.
Sacándole ventaja al actual sistema
Un cambio relevante se produjo el año 2008 cuando se promulgó una ley que reformó parcialmente el sistema de pensiones y que contempla tres pilares: solidario –que beneficia a la población más vulnerable del país que, aun cuando no haya cotizado o tenga muy pocos fondos, recibe financiamiento estatal-, pilar contributivo -de ahorro obligatorio y capitalización individual a través de AFPs- y el pilar voluntario –que permite a los cotizantes realizar ahorro de forma planificada y voluntaria, de acuerdo a las necesidades de pensión o de anticipación de la jubilación-.
En ese marco, quienes poseen recursos suficientes pueden optar a interesantes alternativas adicionales al ahorro obligatorio para incrementar el saldo acumulado en la cuenta de capitalización individual, tales como el Ahorro Previsional Voluntario Individual, Ahorro Previsional Voluntario Colectivo (APVC), Cuenta de Ahorro Voluntario y Afiliado Voluntario. (Ver más detalles en http://www.spensiones.cl/).
Existe una plataforma virtual que promete disminuir las pérdidas y mejora la rentabilidad de los ahorros.
Para quienes desean sacarle partido a los fondos que ofrecen las AFPs (que son cinco, siendo los más riesgosos los de tipo A y al otro extremo los E, que son los más conservadores) muchos han optado por «Felices y Forrados» (https://www.felicesyforrados.cl/), una plataforma virtual gratuita que disminuye las pérdidas y mejora la rentabilidad de los ahorros. “Gracias a nuestro modelo matemático, podemos detectar los cambios de tendencias en el mercado. Así, avisamos oportunamente a todos nuestros usuarios cuándo y a qué fondo cambiarse para lograr una mejor jubilación”, aseguran. El valor de este servicio es de $12.000 anuales, aunque se puede probar gratis durante tres meses.
También existen ofertas de AFPs que proponen disminuir el cobro de comisiones, lo que incrementa el sueldo líquido del trabajador pero no garantizan mayores rentabilidades a largo plazo.
AFPs y su rol en el mercado
Otra arista a analizar es el rol de los fondos privados en el sistema económico. Desde la Asociación de AFPs, citan un estudio de Vittorio Corbo y Klauss Schmidt-Hebbel el cual demuestra que la reforma previsional explica en un tercio el mayor crecimiento económico que el país ha experimentado desde 1980 en adelante.
Mientras que en una columna publicada el 2014 en Publimetro, el economista de Fundación Sol, Gonzalo Durán, aseguró que «con el actual sistema de pensiones, el décimo día de cada mes, un 10% del salario de los trabajadores es transferido hacia las AFP y desde ahí hacia un selecto puñado de empresas en las que las AFP invierten, sujetando las pensiones a la especulación y el riesgo. Las principales beneficiadas son 10 compañías IPSA (Cencosud, Endesa, Latam, Enersis, Falabella, Colbún, Copec, Soquimich, AES Gener, CMPC) y 10 bancos, que reciben de los ahorros de los trabajadores la suma no despreciable de 41.500 millones de dólares».
Al respecto, el profesor Fredy Riadi plantea: “Es cierto que en Chile, por tener un mercado de capitales pequeño, las inversiones en acciones se concentran en pocas empresas, pero hay que observar que la ley no permite tener una participación mayor que el 7% de las acciones totales de una Sociedad Anónima. El DL 3500 establece que el Banco Central de Chile pone límites a la inversión en el extranjero, estableciendo un rango del 30%-80% para la suma de todos los fondos de una AFP. Es decir, una AFP tiene la opción de invertir un alto porcentaje en el exterior. Por ejemplo, según se puede leer en un artículo publicado por el diario El Mercurio (18 de agosto de 2014, sección Inversión), el 45% estaba invertido en el extranjero y del 55% invertido en el país, más del 80% en renta fija (bonos y efectos de comercio). Se privilegia el riesgo. De ahí, que en el caso de acciones y bonos, estos tienen que estar clasificados como de bajo riesgo (>= BBB)”.
Para entender el rol económico de los fondos de las AFPs, el académico explica el contexto en el cual operan. “Para los economistas, el PIB se puede gastar en consumo, inversión, gastos de gobierno y lo que no se consume internamente, se exporta. Si el gasto nacional es mayor que la producción, se importa más de lo que se exporta. Por otro lado, los ingresos se asignan para consumo, ahorro e impuestos. Como el gasto total debe igualar el ingreso total, y sin considerar el sector externo, el ahorro es igual a la inversión”, dijo. “En el largo plazo –añade- el ahorro se traduce en mayor inversión que, en definitiva, es lo que permite una mayor producción de bienes y servicios. Los fondos de pensión son un ahorro de las personas y de ahí su importancia para la inversión y finalmente producción. Según los economistas, en el corto plazo, el ahorro puede producir un efecto contrario puesto que disminuye la demanda, por lo tanto, esta relación es válida para el largo plazo. También, se debe considerar que si los ingresos fiscales no son suficientes para financiar los gastos de gobierno, el ahorro será utilizado para financiar ese déficit fiscal”.
Como se puede ver, argumentos a favor y en contra del actual sistema hay bastantes y de hecho este reportaje se queda corto. Lo claro es que soplan vientos de cambio y al menos hay tres alternativas en la mesa: perfeccionar el mercado con una AFP estatal, desarrollar un sistema de reparto (planteado por el movimiento “No más AFP”) o implementar un mix público-privado como lo hace Estados Unidos. No obstante, y más allá de la opción que se decida adoptar, lo fundamental es no olvidarse del objetivo final: mejorar las pensiones de quienes ayudaron a construir el país del futuro.