Junto con las medidas sanitarias de distanciamiento social vinculadas a la pandemia del COVID-19, el teletrabajo o trabajo a distancia llegó –probablemente para quedarse- a diferentes empresas, instituciones educacionales y entidades estatales. Esta modalidad ofrece una serie de oportunidades, desafíos y riesgos que es necesario atender para lograr una implementación exitosa. El Día Internacional de las y los Trabajadores, que se conmemora este año en un contexto muy diferente y quizá impensado, nos invita a reflexionar sobre esta temática.
Oportunidades
El académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas UACh, Dr. Cristian Salazar, lleva 21 años abordando el tema del teletrabajo. A su juicio, esta modalidad es beneficiosa tanto para la sociedad, las familias, el medio ambiente y desde su génesis ha permitido enfrentar distintas crisis. “Las organizaciones deben aprovechar este momento para sacar lecciones de cómo implementar exitosamente esta modalidad. De nosotros depende que el teletrabajo sea considerado trabajo y no sólo una respuesta a nuevas contingencias, que tarde o temprano vendrán, y que prontamente se generen plazas para quienes deseen optar por un trabajo más flexible y conciliador”.
Recuerda que antes de la pandemia las cifras oficiales de teletrabajadores -que tuvieran un contrato de teletrabajo- eran muy bajas y generalmente asociadas con multinacionales, algunas del sector público como INAPI y otras por pactos especiales de trabajo entre las empresas y los sindicatos. Sin embargo, pese a no contar con un contrato de teletrabajo, muchos colaboradores ya estaban experimentando a modo completo o parcial sus ventajas. “Producto de la pandemia una gran cantidad de organizaciones han experimentado -como un gran laboratorio- el teletrabajo no voluntario en confinamiento, lo cual no era lo que siempre esperamos, no obstante, las personas han ido de manera paulatina reaccionando positivamente a esta modalidad laboral. Además, en abril se aprobó la Ley de Trabajo a Distancia que incluye el teletrabajo, por tanto, sería prudente esperar -terminada la crisis sanitaria- para medir el número de teletrabajadores con contrato de teletrabajo con los que cuenta Chile”.
Riesgos del teletrabajo y el encierro
Como todo en la vida, el trabajo remoto tiene aspectos negativos que es necesario abordar. Para el académico de FACEA UACh, “las tecnologías tienen una doble cara. Por un lado, facilitan el trabajo y, por otro, pueden generar efectos psicosociales y emociones negativas provocando síntomas afectivos o ansiedades asociadas con altos niveles de activación fisiológica del organismo, y pensamientos negativos sobre sus propias capacidades y competencias en la utilización de las tecnologías. Este fenómeno, conocido como tecnoestrés, puede afectar las actitudes, pensamientos, comportamientos y la salud de quienes trabajan con TIC, provocando una disminución de su productividad, problemas de concentración, baja satisfacción laboral, débil compromiso con la organización, agotamiento y deseo de renunciar o no continuar con el trabajo a distancia”.
Agrega que las organizaciones deben estar atentas y generar estrategias de prevención y de salud laboral asociadas al uso saludable de las TIC con objeto de disminuir los efectos de los factores que crean tecnoestrés como la sobrecarga, complejidad, invasión, inseguridad e incertidumbre tecnológica. “Es muy importante que se establezcan, como mínimo, políticas claras sobre los tiempos de trabajo sincrónico y autónomo, metas de productividad y de desempeño que se ajusten a la jornada ordinaria de trabajo, brindar soporte adecuado y respetar los tiempos de desconexión y de descanso”, agrega el académico.
Relacionado con lo anterior, en entrevista con el diario El Llanquihue, Pablo Andrés Ferrer, docente del Instituto de Psicología y Centro de Atención Psicológica de la Sede Puerto Montt UACh, entregó algunas recomendaciones para combatir los efectos negativos de la cuarentena. “Establecer una rutina regular con tiempos de descanso, de ocio, de trabajo. Es importante reconocer en este esfuerzo que se trata de una rutina ‘regular’ pero no ‘normal’. Es una nueva rutina que las personas y sus familias crean para sobrellevar el encierro”.
El profesor Ferrer planteó también que la rutina de trabajo no se debe empezar, desarrollar, ni terminar de la misma forma que un día común, “requiere que se incorporen espacios de descanso y ocio dentro de las tareas regulares, establecer momentos e instancias de conversación familiar en que se puedan expresar emociones libremente, flexibilizar de forma moderada los horarios de comienzo y fin de las jornadas, limitar la exposición a noticias relacionadas con la pandemia y tratar de establecer espacios de calidad con las personas con las que se encuentra sobrellevando el encierro, tanto de forma presencial como remota, por ejemplo, a través de videollamadas”.
Género y sobrecarga de trabajo
Otro aspecto se relaciona con la sobrecarga a la que se han visto expuestas las mujeres que deben asumir un doble rol. En una columna de opinión, la Dr. Myriam Márquez, académica del Instituto de Salud Sexual y Reproductiva de la Facultad de Medicina UACh, abordó la repercusión que esta emergencia sanitaria está teniendo en las formas de trabajar en un grupo de mujeres profesionales, en cuyas experiencias se basa esta reflexión. “En esta condición extrema, el teletrabajo deja de ser, un espacio conocido productivo y práctico, para transformarse, en un espacio intervenido por las otras demandas que la vida en cuarentena instaló en los hogares”.
A modo de reflexión final, la Dra. Márquez sostiene: “Esperamos medidas de mitigación desde la compresión profunda y del análisis crítico con los que podamos reconstruir junto al colectivo de la academia y con nuestras experiencias, una revisión-reflexión que dibuje alternativas del trabajar y del buen vivir . Así en el tiempo que reste hasta que aparezcan las primeras vacunas, busquemos el bienestar de las y los trabajadores en todas las dimensiones de la vida y del trabajo y para que, cuando el COVID-19 haya dejado de enfermarnos, y nos encontremos nuevamente, reunamos lo mejor de los aprendizajes de la pandemia y cambiemos el paradigma de lo laboral como lo conocíamos a uno que mejore y armonice los espacios laborales, dosificando con sabiduría los tiempos de trabajo para las mujeres, reconociendo así que la multiplicidad de roles y tareas que cada trabajadora realiza en lo público y lo privado no pueden siempre quedarse en casa”.
En una transmisión del programa “Conversaciones WorkCafé”, en el fanpage de Facebook del Banco Santander, la psicóloga y escritora Constanza Michelson, mencionó algo que es no se puede dejar pasar: “Aparecieron los niños en estas reuniones por Zoom. El mundo estaba construido hasta acá como en una especie de soltería estructural, como que todos disimulamos que tenemos hijos, todos disimulamos que tenemos cuerpo, que nos enfermamos, porque el cuerpo molesta hoy día, atrasa, enferma y los niños también. Hoy día aparecieron los niños y hay que trabajar con ellos. Y bueno, empezamos a trabajar de otra manera, entre que se nos cae internet un poco o mucho, los niños ahí entre medio y todo hay que hacerlo un poco de otra forma”. Pero esto también pone en evidencia otra situación: “Es la manera en que las madres en general, seguramente hay muchos padres que también, han gestionado la vida hace mucho tiempo, exactamente en este mismo malabarismo. Entonces, bueno por ahí se infiltró ese otro mundo al mundo del trabajo”, sostuvo.
La nueva legislación
Cerca de 300 personas participaron, vía remota, del seminario online “Ley N°21.220 Teletrabajo”, organizado por la Oficina de Vinculación con el Medio de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Austral de Chile y que dictó el profesor de Derecho del Trabajo del Instituto de Derecho Privado y Ciencias del Derecho, UACh, abogado, Alejandro Durán. La actividad se realizó el martes 28 de abril, a partir de las 17:00 horas, y se transmitió a través de Zoom y Facebook Live.
La Ley 21.220, en estos tiempos de cuarentena, permite una apropiada regulación del trabajo a distancia y teletrabajo que es una necesidad permanente. “Pero mucho más relevante y urgente durante una pandemia que nos obliga a restringir y en ocasiones prohibir el desplazamiento de las personas o el desarrollo de ciertas actividades productivas, lo que por supuesto genera mucha incertidumbre sobre el futuro inmediato. Por lo mismo, trabajadores y empleadores necesitaban de reglas claras respecto de cuáles son los derechos y obligaciones que a cada uno le corresponden si necesitan recurrir a estas modalidades especiales de trabajo, para así reducir las posibilidades de contagio, mantenerse productivos y generar los ingresos indispensables para la subsistencia de sus familias”, subrayó el Prof. Alejandro Durán.
Esta ley permite que el trabajo se realice fuera de las instalaciones de la empresa, en el domicilio del trabajador o en un lugar determinado por ambas partes. Se crea un nuevo capítulo en el Código del Trabajo referido al teletrabajo y trabajo a distancia, estableciendo que el trabajador y el empleador podrán pactar, al inicio o durante la vigencia de la relación laboral, en el contrato de trabajo o en documento anexo al mismo, la modalidad de trabajo a distancia o teletrabajo.
En una columna publicada en el diario electrónico El Desconcierto, Giorgio Boccardo, Director de Nodo XXI y académico del Departamento de Sociología U. de Chile, señala respecto a esta ley que “el teletrabajo no es aplicable a cualquier tipo de ocupación. De hecho, es muy probable que dada la fisonomía actual del mercado laboral y el desarrollo tecnológico de las empresas, alrededor de un 20 o 30% sea susceptible a formas de teletrabajo. De hecho, éste se concentra en la prestación de servicios profesionales, pero también en tareas de soporte técnico, contabilidad, servicio de rutina, ventas telefónicas, atención a clientes pero también puede estar asociado a pequeños talleres”.
En el opinión del académico, “legislar en tiempos de crisis, con el objetivo de combatirla, ha introducido mecanismos de flexibilidad que pueden aumentar indiscriminadamente la intensidad del trabajo, generar consecuencias insospechadas para la salud física y mental en la nueva fuerza teletrabajadora, exponiendo a mayores riesgos a las mujeres”.
No obstante, el Dr. Cristian Salazar plantea que “la ley es muy amable y completa. Por ejemplo, antes sólo se permitía legalmente para quienes trabajaban sin fiscalización superior inmediata y que podían realizar su trabajo a través de medios de información y telecomunicaciones. El proyecto incluye prestación de servicios bajo relación de dependencia. La ley promueve y garantiza el trabajo decente, está en contra del trabajo precario. Además, no aplica para quienes trabajen en oficinas remotas de la empresa o centro de teletrabajo designados y habilitados por el empleador”.
Señala que también incluye el principio de reversabilidad y de manera unilateral un teletrabajador podrá retomar sus condiciones originales de trabajo en los 3 primeros meses; garantiza el derecho a desconexión y tiempo de descanso; la empresa debe contar con un reglamento interno; especifica si el contrato será total o parcial; protege los derechos fundamentales; el trabajador no podrá ser obligado a usar sus equipos computacionales; y los gastos asociados a los costos de operación son cuenta del empleador.
Nueva “normalidad”
En el artículo “Después del coronavirus: ¿cómo cambiará nuestra vida?”, publicado por el diario español La Vanguardia; el analista político Moisés Naím es bastante realista sobre el futuro post COVID-19: “Depende de cuánto dure la pandemia. Si se consiguen una vacuna y una cura en los próximos meses es probable que en pocos años ya no haya mayores transformaciones en nuestras vidas como resultado de esta crisis. Pero un cambio que va a perdurar es el número de personas que trabajan desde sus hogares. Muchos de estos arreglos laborales, que ahora son transitorios, se harán permanentes y, a su vez, motivarán ajustes en las estructuras de las organizaciones y su manera de trabajar”.
Un aspecto diferente es el que plantea en la columna “5 escenarios para un mundo post-pandemia” -publicada en CIPER Académico- el profesor de sociología en la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez en Santiago, Daniel Chernilo, quien sostiene que “lo más evidente, me parece, es que nuestros hogares no están preparados para el teletrabajo ni la teleeducación. El precio de las propiedades en las ciudades nos ha reducido a todos y los espacios en que de hecho habitamos con suerte son suficientes para las tareas para las que sí fueron diseñados. Difícilmente podrán soportar, por ejemplo, familias de tres o cuatro miembros, trabajando o educándose a distancia al mismo tiempo”.
No obstante, el Dr. Salazar, cree que “el teletrabajo ha llegado para quedarse. Hoy en la pandemia hemos comprobado que aunque estamos aislados, estamos más conectados que nunca”. Pero advierte que “es ideal para personas que cumplen requisitos psicológicos, familiares y de espacio para instalar una oficina en el hogar. Hoy se ha extendido su uso en varias organizaciones, no obstante terminada la crisis, debemos saber que vamos a convivir con modalidades laborales flexibles que se adapten más al trabajador que al trabajo. El trabajo se mueve adonde están las personas y no las personas adonde está el trabajo. El compromiso de un colaborador no se demuestra yendo al trabajo, sino realizando el trabajo. Las personas han trasladado su mundo laboral a su hogar”.
Por último, para evitar conflictos con la familia, el Dr. Salazar propone:
• Crea tu espacio de trabajo en tu casa que dediques exclusivamente para trabajar.
• No abusar de los espacios comunes, ya que crearás conflictos a tu familia.
• No llevar comida a tu espacio de trabajo.
• Evita trabajar desde la cama (terminarás con problemas a la columna) y desde la cocina (podrías terminar con tu café en el teclado).
• Cuando termine tu jornada laboral apaga todo. Desconéctate. No mal acostumbres a tus estudiantes y colegas. Recuerda que sólo ha cambiado el espacio.
• Usa audífonos y escucha una música que te motive y te ayude a concentrarte.
Es evidente que el mundo que se viene traerá nuevos e impensados desafíos que debemos abordar con un criterio más holístico, transparente y realista, donde se difuminan las fronteras entre trabajo y espacio privado o familia. El teletrabajo ya lo estamos conociendo con todas sus dimensiones y habrá que buscar las formas de evitar los mismos abusos que se producen en el trabajo presencial y que dieron origen a esta conmemoración que cada 1 de mayo reúne a miles de personas en el mundo que buscan realizar sus tareas remuneradas, pero recibiendo un sueldo y un trato adecuados, siempre con el objeto de tener una buena calidad de vida.