Durante una semana tuvo lugar el Festival de Cine de Valdivia (FICV), fundado en 1994 por el Cine Club de la Universidad Austral de Chile. Fui parte del público de esa versión inicial y recuerdo el espíritu que el evento tuvo desde el comienzo, lo que condujo -en forma inesperada- a que el FICV tomara en pocos años el relevo del Festival de Cine de Viña del Mar como el evento cinematográfico más relevante del país.
El lugar que el FICV ocupa dentro del panorama artístico nacional es inseparable del ciclo de expansión del cine chileno que ha conducido a importantísimos premios internacionales (dos Oscar ni más ni menos) y a la generación de un entramado de obras, artistas, técnicos, organizaciones, políticas y aprendizajes en todos los planos.
Los casi 30 años de FICV también nos han hecho aprender que Valdivia es un territorio perfecto para el encuentro, la reflexión, el intercambio de ideas y, en ese sentido, para albergar eventos artísticos -pero también científicos-, justamente por su emplazamiento alejado de los centros de poder y su paisaje natural y social privilegiado.
En paralelo, desde su fundación, la Universidad Austral de Chile ha impulsado el desarrollo de un polo científico en la región con importantísimos logros en diferentes áreas. El conocimiento aplicado e innovación que deriva de dicho polo va habitualmente ligado a la matriz productiva de la región, donde las principales actividades económicas se vinculan hasta ahora a la explotación de recursos naturales.
Una crisis ambiental irreversible, sumada a un escenario global incierto y un nuevo ciclo político en el país, nos enfrenta a una pregunta ineludible: ¿cómo construir un nuevo ecosistema productivo que potencie la capacidad de Valdivia de nutrir procesos de innovación, que al mismo tiempo proteja el territorio natural y social?
La respuesta podría venir justamente desde el cine. ¿De qué manera? Impulsando a Valdivia como un polo de economía creativa, acelerando un proceso en curso y tomando como prototipo al cine, el rubro creativo más desarrollado hasta ahora. Tal como señaló Pedro Bouchon, de la Universidad Católica, en el Mercurio el 28 de julio pasado, es tarea de las universidades articular a distintos actores en plataformas que aceleren la generación de ecosistemas creativos y de conocimiento. La Universidad Austral de Chile entiende esa urgencia y asume esa responsabilidad en este momento crítico.