El 18 de junio de cada año se conmemora el Día del Orgullo Autista, efeméride que busca crear conciencia de la diversidad de personas autistas dentro de nuestra comunidad.
Según Ernesto Reaño “el orgullo autista es un acto político y de resistencia” (2023). La resistencia de hacer frente a una sociedad homogenizante, que tiende a compensar la convergencia por sobre la divergencia en todo sentido de la palabra. Somos minoría en un mundo que le avergüenza saberse distinto en un trabajo, por temor al despido y a la estigmatización de colegas. Somos los niños y niñas silenciosos de la escuela, somos los adolescentes incomprendidos y de gustos infantiles, somos las niñas que coleccionaban esquelas, somos los niños que ordenaban en filas los autos por tamaño y color, somos los jóvenes de mirada perdida, pero que estábamos más pendientes del aquí y ahora, somos gracias a nuestros padres que no se rindieron en su amor y confianza cariñosa, somos los humanos “raros” y de gustos excéntricos…
Yenn Purkis, autor no binario y autista detalla en otras palabras lo que es este orgullo “El orgullo autista consiste en saber que estamos bien tal y como somos, que la gente nos respete y valide. Se trata de escuchar a los autistas y aprender de ellos. El orgullo autista se trata de incluirnos en las asociaciones, juntas y comités como participantes iguales a los demás miembros. Se trata de que nos apoyen para que nos dediquemos a nuestras pasiones y que no se refieran a nosotros como una tragedia”.
Es importante actualizarnos acerca de esta condición en cada una de nuestras labores, profesiones o familiaridades, derribando así prejuicios y estereotipos, ya que parte de la escasa información existente en la sociedad acerca del autismo proviene de series y películas que fomentan una imagen ilusoria y estereotipada de autistas.