«Oso» es la mascota regalona de la familia Vargas. Un joven perrito que quedó internado en el Hospital Clínico Veterinario de la Universidad Austral de Chile debido al diagnóstico de una fractura y herida infectada en una de sus extremidades. “No sabemos qué fue lo que le pasó, ya que nosotros vivimos en el campo, andan muchos perros grandes y creo que le pegaron porque si lo hubiese atropellado un auto le habría dejado molido el pie, yo creo que lo atacó otro perro”, relató Mariana, su dueña.
Casos como éste y de menores o mayores complejidades son habituales en el Policlínico de Pequeños Animales del Hospital Clínico Veterinario de la Facultad de Ciencias Veterinarias. Con el apoyo de los recursos concursables de la Dirección de Extensión, esta instancia realiza un servicio gratuito a la comunidad dirigido a los propietarios de mascotas, quienes sólo deben incurrir en el costo de algunos medicamentos en caso de ser requeridos.
El Policlínico de Pequeños Animales se inició en 1967, originalmente en sectores periféricos de la ciudad y a partir de 1988 se ha llevado a cabo en el Hospital Veterinario del Instituto de Ciencias Clínicas Veterinarias. Constituye una actividad de extensión que ya es tradicional en nuestra ciudad y que anualmente atiende perros y gatos, cuyos propietarios no cuentan con recursos económicos para acceder a una atención profesional.
Esto permite abrir las puertas de la Universidad a la comunidad, mostrar lo que en ella se hace y proyectarla como una institución comprometida con la problemática social, integrando la docencia y formación de estudiantes comprometidos con su entorno y responsables socialmente.
Aprendizaje y servicio
Esta actividad está a cargo de los académicos Julio Thibaut y Javier Ojeda, quienes junto a estudiantes de 5º año de la carrera de Medicina Veterinaria tienen, cada semana, el desafío de entregar a los propietarios de las mascotas información relevante en cuanto a manejo sanitario, tenencia responsable, aspectos nutricionales y fundamentalmente prevención de zoonosis, enfermedades que pueden transmitirse desde los animales a los seres humanos.
Para ello, dos grupos de tres estudiantes se preparan cada semana para enfrentar una situación nueva ya que, en la mayoría de los casos, tienen por primera vez contacto no sólo con el paciente, sino con el propietario, debiendo poner a prueba los conocimientos alcanzados en una situación real que comienza a prepararlos para el desarrollo futuro de su actividad profesional.
La estudiante Ingrid Rubio, de 5º año de Medicina Veterinaria, comentó respecto a esta instancia de aprendizaje en vinculación con el medio: “lo encuentro un gran aporte a mi formación ya que permite en la práctica visualizar lo que puedes hacer a futuro, aplicar nuestros conocimientos con las mascotas y socializarlos comunicándose con sus dueños”, sostuvo.
En tanto, el Prof. Julio Thibaut, de este Programa de Extensión, recalcó que “durante los años de ejecución del programa siempre se ha priorizado la atención de público que por limitaciones económicas tiene dificultades para acceder a la atención veterinaria de sus mascotas. Esto ha permitido a la Universidad, por medio de nuestra Facultad, mantener un contacto con un sector poblacional que reconoce nuestra labor, ya que anualmente saben que en el Hospital Veterinario tendrán la posibilidad de controlar sus mascotas”.
A lo anterior, agregó “gran reconocimiento se manifiesta por parte de nuestros estudiantes, quienes tienen la posibilidad de aplicar los conocimientos teóricos adquiridos durante su formación en una causa noble, ya que pueden interactuar directamente con los propietarios de los animales enseñándoles normas de tenencia responsable, así como también dar normas de prevención de enfermedades, labor fundamental de nuestra profesión”.