En esta época del año es reconfortante respirar profundamente en los campus de la UACh, disfrutar del colorido, aromas y bellas formas que lucen las plantas en el verde entorno de esta Universidad. Pero este paisaje no es fortuito; todo aquello que vemos aflorar, es fruto del permanente y sistemático trabajo de la Unidad de Jardines de la Dirección de Servicios, que dedica parte de sus jornadas a la preparación del mejor sustrato, un compost de primera.
El compostaje es una práctica que se realiza hace más de 20 años en la UACh. El proceso comienza con la recolección de todo tipo de hojas, pasto y ramas residuales que se retiran en los meses de marzo, abril, mayo y junio, desde todas las áreas verdes de los Campus Teja y Miraflores. Acto seguido se trasladan atrás del Edificio Nahmías, donde se acopian y con la ayuda del viento, la lluvia y el sol, entran en descomposición hasta por 2 años.
La humedad genera lombrices y la feca de las lombrices, produce humus. Una vez por mes el personal da vuelta las hojas para airear y acelerar así el proceso de descomposición. La tierra que se obtiene se utiliza para abonar plantas y para establecimiento de césped, labores que se hacen en diversos momentos del año. Esta práctica además reduce el gran volumen de hojas que se genera durante el año.
Respecto a las ventajas, José Arellano, Jefe de la Unidad de Jardines, señaló que “el 80% del abono que usamos corresponde al humus generado en la Universidad, lo que permite un ahorro importante en abonos”. Explicó que “en los campus Teja y Miraflores se producen alrededor de 275 metros cúbicos de tierra de hoja sin compactar al año, lo que equivale a 125 metros cúbicos de material procesado. Considerando que el metro cúbico de tierra de hoja está a 40 mil pesos, el ahorro en un año es de al menos 5 millones de pesos”.
Es importante destacar que el ahorro no solo se da en el sentido descrito, también porque evita recoger el material residual, ya que en lugar de desechar las hojas y pagar para derivarlas al vertedero, se reciclan para compost en el mismo campus, lo que además reduce el consumo de combustible por transporte.
Como si reducir en forma considerable los costos fuese poco, este compost mejora la estructura de la tierra y la salud de las plantas ya que el producto generado presenta mejores propiedades que las sustancias químicas que se usan como abono, al vigorizar la tierra y favorecer la actividad de la vida microbiana, lo que también evita la erosión y el lixiviado de los nutrientes.