La académica del Instituto de Artes Visuales de la Universidad Austral de Chile (UACh) Carolina Campos Koch participó en el XII Congreso Nacional y IX Internacional de SEMA, Sociedad de Estudios Morfológicos de Argentina, Forma y Lugar, 2019, y las III Jornadas de Cátedras de Morfología, que se desarrollaron en la Ciudad de Resistencia, Chaco, Argentina.
Ambos eventos fueron organizados por la Asociación Regional Nordeste de SEMA (ARS NEA SEMA) conjuntamente con la Universidad Nacional del Nordeste, Argentina (UNNE), y tendrá como sedes principales la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y la Facultad de Artes, Diseño y Ciencias de la Cultura, ambas de la UNNE.
En la oportunidad, la artista expuso una investigación sobre Mehuín en la que quiso resaltar la dominante horizontal que existe en el lugar. “Cuando fui a ese lugar me impactó y me sobrecogió la horizontalidad que no termina jamás y que tensiona el lugar dejándolo de alguna manera expuesto”.
Cuando la línea del horizonte está dibujada con los recuerdos
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Resumen de su ponencia
La hegemonía de la horizontal, da forma a una localidad ubicada a orillas del océano Pacífico en la región de los Ríos. Su nombre es Mehuín, emerge en paralelo a los cerros y los acantilados, que son pequeñas pausas dentro del ritmo agudo de la piedra, que cae en vertical reiterando en múltiples longitudes los contornos. Sin embargo, no es suficiente para mitigar la dirección lineal imperante y los elementos del paisaje parecen sucumbir en la constante horizontal, que marca la morfología del lugar, pero también deja expuesta la mirada a los contra-planos, que vienen desde el mar.
Los habitantes son agentes supervivientes del territorio, conformando una “geografía emocional” con el lugar y el paisaje. Generación tras generación han permanecido atentos al devenir.
La resonancia del lugar, siempre vuelve a comenzar en los relatos, que contienen las vivencias del habitante. Su intensidad física y psicológica en el límite del caos o del orden.
Tensiones que genera el lugar como naturaleza cíclica, que desborda en desastres o en orden violento impuesto al ciudadano, como cuerpos sobrevivientes otorgan al visitante algunas nociones del lugar, un lugar alejado de los centros urbanos.
En la aparente opacidad de acontecimientos cotidianos, se manifiestan en oposición en una sucesión de ellos, que marcan décadas y el tiempo se dilata en una extensión mayor al día o la estación.
Una cantera puede ser el patio trasero de la casa que habitamos y la extensión interminable de la playa puede ser el aviso del agua que retumbará sobre los caseríos. O bien el mar se puede convertir en un tablero de ajedrez en el cual pescadores artesanales son los que urden estrategias en defensa del entorno natural.
La permanencia en el lugar y de habitarle conforman un paisaje cultural importante de registrar. Imágenes tras imágenes en papel o celuloide, inclusive digitales generan pequeños bocetos, atisbo del estado de permanencia, que no se alcanza a desentrañar, en el tiempo en el cual transcurren nuestras vidas.