En la asignatura de primer año de Aquitectura, Taller I Abstracción y Representación, los académicos Carolina Ihle, Leonardo Agurto, María Estrada y Alejandra Weiss plantearon a los estudiantes los desafíos a los que se enfrentan en estos tiempos de cuarentena y crisis sanitarias, que afectan directamente en la transformación de los espacios domésticos y los cambios que enfrentan los hasta ahora espacios privados en espacios públicos.
En la primera sesión de esta asignatura, los académicos realizaron un recorrido por la cultura y espacios de taller, la estructura de los contenidos y la metodología e insumos didácticos que los estudiantes utilizarán. Posteriormente, se analizó la temática <<espacio doméstico en cuarentena>>, donde la docente Carolina Ihle expuso ante los estudiantes cómo a través de la crisis sanitaria global por COVID-19 la sociedad se ha visto obligada a transformar completamente sus hábitos de vida.
De esta forma, la docente analizó cómo manteniendo el distanciamiento social para prevenir el contagio, la estricta higiene y la adopción del teletrabajo han aportado a la contención del crecimiento explosivo del número de infectados, pero con implicancias insospechadas en la manera de entender la sociedad, la comunidad y los espacios que la sociedad utiliza.
Al respecto, la académica señaló: “Estos espacios cotidianos que se transforman simultáneamente en nuestra ciudad, cárcel y refugio serán el centro de estudio y el pretexto para ir aprendiendo todas las herramientas de cómo observamos y representamos los arquitectos. Entendemos que la cuarentena ha transformado nuestros espacios domésticos en réplicas de la ciudad porque al igual que ella muestran la gran desigualdad de condiciones de vida que existen, con disputas territoriales y espaciales al interior de nuestros mínimos espacios y suceden infinitas cosas simultáneamente”.
“Estos lugares también han sido descritos como cárceles, dando cabida a la pregunta sobre cómo es la verdadera calidad de vida que hemos construido como arquitectos en los múltiples habitáculos mínimos que hemos diseñado en los últimos años y, aún peor, cómo son aquellos espacios que no han pasado siquiera por la mirada de la disciplina”, agregó.
Para la académica, “resulta fundamental comprender cómo hasta nuestros espacios domésticos son despliegues de formas de vivir profundamente políticas y que en esta condición introspectiva, virtual, inestable y apocalíptica nos encontramos con el poder de hacer una gran diferencia haciendo arquitectura”.